A menudo se dice que la progresiva pérdida de ventas que sufre el mercado americano desde hace décadas es producto entre otros factores de su dedicación casi absoluta a los superhéroes dejando de lado otros géneros, lo cual reduce al público a los seguidores de ese género. En general esto es cierto, pero la cuestión es un poco más compleja, no consiste solamente en el género, sino en la forma de plantearlo. Los superheroes son un género de aventuras muy válido y con mucha vida por delante en este u otros medios, pero el problema del cómic USA son los universos superheroicos y la consecuente continuidad incoherente.
Toda buena historia tiene un principio y un final independientemente de lo larga que sea la parte intermedia, y dentro de ella han de estar todos los elementos necesarios para entenderla y disfrutarla, se presentan unos personajes envueltos en unas circunstancias y se desarrollan de forma lógica hasta que dejan de tener éxito o llegan a su techo como personajes, se cierra esa historia y ya vendrá otra a ocupar el hueco que ha dejado, un buen ejemplo sería el relevo generacional entre Cheers y Friends (que ya se acerca a su final). Esto es así en todos los medios y géneros, excepto en los superhéroes del cómic americano, el natural relevo generacional entre historias que desarrollan los mismos mitos actualizados a los tiempos modernos y cumpliendo la misma función de cara a la nueva generación de lectores se sustituye por revisiones periódicas de las mismas historias y personajes que nunca llegan a tener un desarrollo pleno; si a esto le añadimos el enrevesado e insostenible concepto de Universo la desbandada de lectores es algo natural.
La continuidad es básicamente una cuestión de que la historia sea coherente de cara al lector, que todos los hechos encajen y que las motivaciones de los personajes sean creíbles. Conseguir esto en una historia con principio y final a cargo de un solo autor sin presiones editoriales y de público ya es todo un logro, pero hacerlo en el panorama actual de los superhéroes es un milagro. Es simplemente imposible coordinar tantísimas colecciones regulares con tantos autores y editores implicados y esperar que el producto final tenga coherencia y sea legible, además no hace más que reducir la calidad de las series, atar de manos a los autores y limitar la capacidad de evolución de los personajes.
Los superhéroes viven en una contradicción temporal continua, al vivir en un mundo más o menos real y en el momento presente han de reinventarse a si mismos continuamente reescribiendo su historia pasada y acercando la fecha de su creación al momento presente en lugar de cumplir su ciclo natural dentro de su época y dejar el escenario con dignidad para los que vengan detrás. Puedo aceptar que la diferencia entre el ritmo de lectura y el ritmo de realización de las historias haga que haya desfases, pero si el tiempo en los cómics pasa más despacio ahora estaríamos viendo las aventuras de los 4F a mediados de los ’70, no en el 2004. Aprovechándose de esto Byrne hizo la maxiserie de “Generación pérdida” para rellenar el hueco existente entre los héroes de la 2ª Guerra Mundial (que evidentemente no se puede acercar más al momento presente) y los actuales, que por ahora, se supone que han comenzado su carrera a principios de los ’90. Dentro de unos años será necesaria otra serie del mismo estilo para llenar el paso del siglo XX al XXI.
Al meter a todos los personajes en un mismo mundo que además ha de parecerse al nuestro limita su credibilidad, ¿seguiría nuestro mundo siendo tal como es con Reed Richards desarrollando patentes revolucionarias cada día antes del desayuno? creo que no. Authority es un buen ejemplo de esta limitación, la evolución lógica de esa colección hubiese sido la misma que parece que va a tomar Supreme Power, superhéroes con un enfoque adulto cambiando el mundo de verdad, dejando de lado los síntomas puntuales y yendo a por la enfermedad aunque por el camino caiga todo el orden establecido; pero los autoritarios están en el universo Wildstorm y este ha de mantenerse fiel a la realidad del momento, entre esto y el conservadurismo post-11-S se ha echado a perder la que debería haber sido la nueva colección revolucionaria a seguir durante los próximos años, quedándose en un simple boceto de la nueva versión de los mismos viejos héroes de siempre, y ahí están los Ultimates. Y sí, ya he visto que van a sacar un crossover en el que Authority intenta tomar el control del universo Wildstorm, pero que os apostáis a que al final no cambia nada. Sin cambios y sin desarrollo es imposible mantener la atención del lector.
Los que leemos superhéroes siempre empezamos con la misma sensación de haber llegado a media película y tardamos muchos años en ponernos más o menos al día de lo que ha ocurrido antes, cosa prácticamente imposible si tenemos en cuenta que esas historias pasadas no son precisamente coherentes con las actuales y que se extienden de forma incontrolable a lo largo de décadas y multitud de colecciones y miniseries inencontrables hoy en día. Ante esta difícil prueba de acceso solo los más fuertes logran abrirse paso, bueno en realidad los más freakies, si nos paramos a pensar en los ejercicios de malabarismo mental que hacemos cada vez que leemos una colección cualquiera para entender una historia de evasión y entretenimiento nos damos cuenta de que no es precisamente fácil. Si quieres enganchar a alguien al mundo del cómic te encuentras con que no puedes dejarle la mayoría de tebeos de superhéroes, solo algún Elseworld como Dark Knight o alguna etapa más o menos autosuficiente a nivel de continuidad que se deje leer sin más apoyos externos.
En los USA la cantidad de lectores ha ido disminuyendo a causa de este y otros factores a la vez que los lectores supervivientes se vuelven cada vez más especializados y exigentes, las acciones de las editoriales se han ido viendo cada vez más limitadas por las opiniones y demandas de este público tan freakie, que armado con Internet puede hacer públicas sus opiniones y demandas con más peso que nunca. ¿Que hay un grupito al que no le gusta la muerte de Hal Jordan?, pues a hacer presión hasta que DC de su brazo a torcer, ¿pero realmente eso va a ayudar en algo al mundo del cómic? que más da si de lo que se trata es de proporcionarnos nuestro chute de tíos en calzoncillos hecho a la carta. Es normal que una parte del público de cualquier medio o genero lleve su afición hasta el punto de ser fans y que algunos de estos degeneren en freakies fundamentalistas del tipo “La peli de X-Men no mola porque Lobezno no lleva mallas amarillas y Pícara no es como en los cómics” que por supuesto se tomarán esa imperdonable afrenta a “sus” personajes como algo personal y montarán en cólera dejando un rastro de odio por toda la red. El problema del cómic americano es que apenas hay lectores normales abiertos de mente y sin demasiados prejuicios por lo que van a leer. Aunque en los últimos años están saliendo muy buenas colecciones propiedad de los autores o de las editoriales que tocan varios géneros y que no están ligadas a ningún universo preestablecido nunca obtienes más que una tibia acogida por parte del público que por supuesto se lanza sobre productos del estilo JLA/Avengers que representa el sueño húmedo de todo fan desde que tuvo uso de razón ¿pero realmente es sano o normal que el éxito del año sea un tebeo inaccesible para un lector cualquiera? yo creo que no.
El concepto de universo superheroico debió de empezar con una idea de un editor que penso “si cada uno de estos personajes venden tanto por separado cuando los juntemos en una sola colección venderemos un montón desde el primer número” o quizás algo como “si Superman es el que más vende y necesito lanzar una colección nueva ¿que mejor que poner a un héroe ya conocido y querido por el público para asegurar las ventas iniciales?”. Y ahí fue donde la pescadilla se mordió la cola, porque evidentemente eso fue un éxito de ventas que entusiasmo a los lectores se abalanzaron sobre un producto basado en el marketing más que en la calidad intrínseca del producto; alentado por las buenas cifras el editor favoreció ese tipo de lucrativo cruce de colecciones y el círculo se fue cerrando hasta la actual agonía del medio en Norteamérica. Por supuesto los editores se acabaron dando cuenta de en que tipo de trampa habían caído, tenían un público extremadamente fiel pero a la vez muy exigente que poco a poco iba menguando, pero para atraer a nuevos lectores habría que hacer los cómics más accesibles en detrimento de los ya establecidos, seguramente habría que mandar a tomar viento todas las colecciones actuales y el concepto de universo con continuidad, perdiendo así el favor del público freakie. Al final se acaba optando por el camino de en medio y reiniciando la continuidad desde cero para enganchar a la gente con un nuevo comienzo coherente; el ejemplo más reciente es la línea Ultimate, en sus pocos años de vida ya no tiene coherencia, los 4F que aparecían con Spiderman en el Ultimate Marvel Team-Up no tienen nada que ver con los que aparecerán en Ultimate Fantastic Four. La actual política de Marvel respecto a dejar medio de lado la continuidad y centrarse en arcos autoconclusivos es otro parche para el mismo problema que tampoco va a ir a ningún lado igual que la profusión de series en subsellos con una continuidad propia con versiones semialternativas de los personajes de la casa. Son formas de no enfrentarse al problema central: El universo superheroico no funciona.
Lo mejor que podría pasarle a Superman es que Birthright fuese visto por el público general como la continuación lógica de Smallville y se crease una serie lineal de TPBs continuando y completando los hechos narrados en este primer arco argumental, una serie que fuese tan fácil de seguir como Smallville, que pudiese desarrollar al personaje y su mundo con coherencia y libertad, que una vez se le hubiese sacado todo el jugo se retirase con dignidad y cerrando todos los temas e historias planteados a lo largo de su prolongada y exitosa vida editorial; los equipos creativos podrían cambiar, pero siempre dándose el relevo unos a otros, nada de hacer dos colecciones en paralelo ni historias que encajen en algún hueco de la continuidad de Birhtright y bajo ningún concepto utilizar esto como una base para hacer un universo Ultimate DC. Probablemente los editores cogerán de nuevo la vía de en medio y ni con la película de Superman podrán aumentar de forma significativa los lectores de los cómics que le dio vida, como tampoco ha podido Marvel a pesar de todos sus esfuerzos. Por otro lado tenemos a los chicos de Viz Cómics que con su versión yanqui del Shonem Jump están vendiendo mucho más que cualquier cómic de superhéroes dirigiéndose al público seguidor de los animes televisivos de los mangas que publican en su revista, con historias independientes, lineales en su edición, inspirándose libre y naturalmente en las historias que ha habido antes y sobre todo con un final cuando ya se ha contado todo lo que se tenía que contar.
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