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Prince of Persia continúa la ya larga tradición de juegos con nuestro principe errante favorito, que empezara hace más de una década con un juego simple pero efectivo de plataformas, que hizo pasar horas y horas a muchos aficionados de la época. El Principe de Persia demostró que había algo más en las plataformas que no fuera el Donkey Kong y se convirtió en todo un mito.
La nueva entrega que hemos recibido estas pasadas navidades es un espectáculo visual como pocas veces se ha visto en un videojuego, más parecido a una novela gráfica en movimiento, con una esquisitez en los detalles que haría las delicias de artistas como Moebius o P Craig Russell. La parte gráfica del juego es una virtuosidad en todos los aspectos, y mejora conforme avanza el juego.
La aventura consiste en arreglar los desaguisados que ha hecho el señor oscuro en la tierra de la princesa que nos acompañará en todo el juego. Hay que ir de terreno en terreno arreglándolo, venciendo a los monstruos y arreglándotelas para llegar a sitios aparentemente inaccesibles para conseguir todo el maná posible.
Los movimientos son junto a los gráficos el aspecto más cuidado del juego, creando una sorprendente danza entre los dos protagonistas en todo el transcurso del juego.
La aventura tiene un argumento sólido y entretenido, y los rompecabezas que hay que solucionar van en nivel ascendente. El único problema es que se puede hacer algo aburrido al ser realmente los movimientos de los protagonistas siempre los mismos, por lo que una vez pillado el truco el mayor aliciente es en contemplar los nuevos escenarios, que con un motor gráfico del Unreal resultan totalmente espectaculares y mágicos.
Los amantes de los cómics estamos de enhorabuena con videojuegos como este, que alcanzan un nuevo nivel en el apartado gráfico y que van construyendo una novela gráfica en movimiento a medida que completas el juego.
En general es uno de los juegos más recomendables de los últimos tiempos, cuya única pega es que es facil de pasar, pero eso se compensa con las ganas de seguir viendo esos escenarios de fantasía.
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