El ingeniero Tom Trimble es enviado accidentalmente al espacio en un novedoso transbordador espacial que emplea campos magnéticos. Su activación provocará resultados imprevistos.
Crítica
Puntuación del crítico: 4
Antes de que la Disney tomase los derroteros de la subnormalidad, esta firma solía rodar trabajos de gran calidad que, con frecuencia, se acababan convirtiendo en referentes del buen cine infantil. Por desgracia, a partir de los 80 se inició un progresivo deterioro en la política de esta empresa, optando por priorizar la cantidad frente a la calidad, con las conocidas consecuencias que ello ha provocado.
"Un astronauta en la corte del Rey Arturo" (1979) está enmarcada, precisamente, en las postrimerías de su época potable, allá a finales de los 70. Básicamente es una película oportunista, que se aprovechaba de las secuelas del éxito lunar estadounidense (menos sonado una década después) y del renacer de la ciencia-ficción de la mano de George Lucas. Disney combinó estos elementos espaciales con la idea de Wells de viajar por el tiempo, dando como resultado las aventurillas de un astronauta que, accidentalmente, se deja caer por los dominios arturescos; variante inestable del clásico de Mark Twain "Un Yankee en la corte del Rey Arturo". A partir de ahí la cosa es más o menos predecible. En su favor puede alegarse unas ciertas dosis educativas, pues muestra a los críos una faceta bastante lúdica de la ciencia. Por otro lado, tampoco trata a los churumbeles como "hijos de puta lobotomizados", lo cual se agradece sobremanera. En su contra, es una bobaliconería bastante notable.
En resumen: La Disney y la NASA haciendo tonterías científicas bajo la umbría de "La Guerra de Las Galaxias" y la novela de Twain. Por aquel entonces, las barbacoas del Challenger y el Columbia eran impensables.
Ficha de Película enviada por RealWimper el 16 de Noviembre de 2004