A raíz de un experimento fallido, dos docenas de tiburones blancos se han adueñado de las costa de Ciudad del Cabo, donde ya han cometido varios asesinatos. Un experto submarinista captura a una cría y, con la intención de convertir al animal en un gran evento publicitario, se traslada al tiburón a un acuario recién inaugurado.
Una vez allí, todo se descubrirá. La manada, a la que se sumará la cría tras conseguir escapar, se guía gracias a impulsos eléctricos. Incontrolables e imprevisibles, su destrucción será una misión suicida.
Crítica
Puntuación del crítico: 6
Mediocre entrega de tiburones asesinos, rodada por el especialista en caspas David Worth con bajo presupuesto, escenas documentales en exceso y mediocres FX, con tiburones CGI y animatrónicos. Al menos, carece totalmente de pretensión innovadora por lo que el film supone una buena manera de pasar un rato muy entretenido viendo lo mismito de siempre, y lo que se agradece es que, pese a la cutrez de los FX, todos mecánicos en su mayoría, éstos resultan simpáticos, el plantel de actores cumple con su trabajo y, en general, la factura técnica de la película no es desechable al cien por cien. Lo único a destacar es una lamentable escenita romántica y bobalicona.
Supera con creces a la patética tercera entrega "Terror en el abismo". Sólo para chalados.
Peibolster
Ficha de Película enviada por Peibolster el 13 de Noviembre de 2005