Gudrun y Ursula (Jackson & Linden) son dos hermanas de caracteres opuestos del principios del siglo XIX que entablaran sendas relaciones amorosas con Rupert y Gerald (Bates & Reed) quienes a su vez mantienen una extraña relación de amor-amistad. Las historias de los 4 acabaran en inesperados derroteros.
Crítica
Puntuación del crítico: 8
Bella y sensual película de Ken Russell con un cierto aire ipnótico que te sumerge en la trama a pesar de su duración. La fotografía es una gozada visual y el reparto está muy ajustado aunque quién realmente se sale es Glenda Jackson de una mujer gélida y fria que parece no tener sentimientos. En su momento esta película causó cierto escándalo por las escenas de desnudos sobretodo por una en la que Reed y Bates luchan desnudos a la luz del fuego, vistas ahora no es para tanto, desde luego.
La primera de las adaptaciones de la novela de D.H. Lawrence llevada a cabo por Ken Russell, y la mejor de todas con diferencia (las otras serían "El arco iris" y "Lady Chatterley"). Explora como poca películas, la mente, las emociones y la filosofía sobre el amor de sus protagonistas. Tan controvertida como aplaudida, este título destila una sensualidad, fatalidad, demencia y provocación tan propia, que resulta arrolladora en su escenificación. ¿Momentos para el recuerdo? Demasiados: el monólogo de Alan Bates con el higo, Oliver Reed (magnético y animal) acariciando el conejo con la mirada congelada y el momento de impotencia ante el descubrimiento del cadáver de su hermana, ahogada con su amado mientras nadaba en el estanque,... Y como olvidar el segmento que reúne a los dos actores delante del espejo (por encima de la famosa escena erótica de lucha entre machos) o a Glenda Jackson (gélida y magistral) apagando la vela antes de murmurar "El tren está entrando en el túnel"... Bella y rotunda masterpiece. Un diez. Voilá.