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Heridas-1

Relatos Dreamers

PERSONAJES:

MIGUEL
RAFAEL
METATRÓN
URIEL
SANSENOY
TAMIEL
SATANÁS
LUCIFER
AZRAEL
DIOS
CRIATURAS
INDIFERENTES (Los indiferentes, no tienen ningún dialogo en la obra, solo se limitan a reptar por el escenario)

(La obra se sitúa en el palacio del reino de Dios, donde tras el Apocalipsis a de tener lugar el Juicio Final)

I

ESCENA I
(En una sala del palacio frente a una ventana y un pórtico)

TAMIEL- ¡Pronto tendrá lugar el Juicio!
MIGUEL- Sí pronto.
TAMIEL- ¡Ha pasado tanto tiempo!
MIGUEL- Cierto.
TAMIEL- Tanto tiempo anhelando este momento.
MIGUEL- Bien, al fin ha llegado.
TAMIEL- Pues, ¿por qué me asusta lo que siento?
MIGUEL- Es normal tener miedo.
TAMIEL- ¿Lo crees?
MIGUEL- Claro ¿Quién no teme a un gran cambio? El no tenerlo es solo virtud de locos.
TAMIEL- ¿Lo dices de veras? ¿O sólo estás tratando de infundirme ánimos?
MIGUEL- ¿Te mentiría...?
TAMIEL- ¡No!... ¡Claro que no! En ti se que puedo hallar una mano amiga.
MIGUEL- ¡Tranquilízate entonces! Yo estaré a tu lado.
TAMIEL- ¿Pero...?
MIGUEL- ¡Va! Nada que merezca la pena tiene importancia.
TAMIEL- ¡Me cuesta creerlo!
MIGUEL- ¡Sí! Es lógico, pero no por ello deja de ser menos cierto, y sin embargo... sin...
TAMIEL- ¿Qué…? ¡Me estás asustando!
MIGUEL- ¡No seas tan aprensivo!
TAMIEL- ¡No me dé motivos para ello!
MIGUEL- Pero, si sólo se trata...
TAMIEL- ¡Sí!
MIGUEL- ¡Sólo se trata!... De que en efecto hace mucho ya, y sin embargo, al mirar atrás parece que no halla transcurrido el tiempo ... ¡Me gustaría que el juicio se retrasase! No estamos preparados para afrontarlo, hay tanto en juego... ¡Eso era todo! ¡Ves! ¡Nada importante! Sólo eso.
TAMIEL- ¿Sólo eso...? No lo subestimes, es bastante más de lo que crees… Así… ¿De modo que en el fondo me entiendes? Algo parecido es lo que siento... ¿Pero como puedes mantener la calma? Yo estoy exasperado.
MIGUEL- Cada uno padece a niveles distintos.
TAMIEL- (Se vuelve al escuchar un ruido y tras una ventana ve acercarse a los Caídos) – ¡Mira! Hacia aquí vienen los Caídos.
MIGUEL- ¡Vallamos pues a recibirlos!

(Suenan trompetas)

TAMIEL- ( Se esconde).
MIGUEL- ¿Pero...? ¿Por qué motivo te escondes? Pensaba que las cosas estaban claras.
TAMIEL- ¿Claras...? ¡Esta claro! Por ellos.
MIGUEL- ¿Por ellos? ¿Acaso los temes? Recuerda que en un pasado vivimos todos juntos.
TAMIEL- De eso hace mucho, y tú mismo lo has dicho, las cosas cambian.
MIGUEL- ¿Crees qué han cambiado?
TAMIEL- ¿Cómo saberlo?
MIGUEL- Precisamente si del cierto no lo sabes, sal.
TAMIEL- ¡Prefiero quedarme aquí! Y bien harías de imitarme.
MIGUEL- ¿Ni siquiera piensas darles una oportunidad?
TAMIEL- ¡ No! ¿Por qué debería dársela?
MIGUEL- ¿Así es cómo lo deseas realmente?
TAMIEL- ¡Sí! Déjalo ya ¡vale!
MIGUEL- Mucho me temo, que de tanto escucharlas, has dado como ciertas las aberrantes cosas que de ellos se cuentan.
TAMIEL- ¿Acaso hago mal en ser precavido?
MIGUEL- No soy quién para decírtelo. Eso sólo recae en ti.
TAMIEL- Es que no me siento preparado para hacerles frente.
MIGUEL- ¿Por qué motivo habrías de hacerlo?
TAMIEL- Ya te lo he dicho ¿Y si han cambiado?
MIGUEL- Solo hay un medio de saberlo.
TAMIEL- ¿Y es necesario? ¿No hay otra salida?
MIGUEL- ¡Seguro que la hay! Pero por lo pronto te diré, que no creo que una de ellas sea esconder el rabo entre las piernas.
TAMIEL- ¿Qué te importan mis asuntos? Haces mal en burlarte de mí, sólo logras violentarme.
MIGUEL- Es que harías bien acompañarme a recibirlos.
TAMIEL- Pero esos no son mis designios... No puedo recibirlos, es superior a mí.
MIGUEL- ¡Me defraudas! pero supongo que en el fondo te entiendo.
TAMIEL- ¡Perdona! Pero debe de ser, que de la misma manera que hay distintos niveles de sufrimiento, también los hay de valor y cobardía. Del primero, poseo más bien poco. Ahora del segundo y como para compensar la anterior carencia, más bien mucho.
Me duele decirlo pero soy un cobarde. ¡Eso y basta!
MIGUEL- ¡Quédate entonces¡ Yo desisto.
TAMIEL- ¡Gracias! Te prometo que si veo que la cosa marcha, asomare la cabeza, si os estrecháis las manos, me asomaré hasta medio cuerpo, y si al fin acierto a ver el amanecer de una cordial sonrisa en sus rostros, marcharé hasta ellos con paso firme!
MIGUEL- ¡Bien! Entonces te espero.
TAMIEL- ¿Cómo puedes estar tan seguro?
MIGUEL- Algo en mi me lo rebela. Y por otro lado, ¿quién dice que ellos no estén pasando por el mismo debate?
TAMIEL- (Sorprendido) -¡IMPOSIBLE! ¡Entre sus filas no hay cobardes! No hubieran sido entonces capaces de sus actos.
MIGUEL- ¡Bueno, el tiempo apremia! Te dejo, he de ir a recibirlos.
TAMIEL- ¡Suerte!

ESCENA II
(Miguel abre la puerta a los Caídos)

MIGUEL- ¡Saludos!
SATANÁS - ¿Cordiales?
MIGUEL- No, no llegan a tanto.
SATANÁS- Al menos hipócrita no eres. ¡Me gusta! Saludos entonces por parte de los tres a ti también. Y que conste, ¡no te quejarás, que sales ganando con el cambio!
MIGUEL- ¡Lo siento! Nada más puedo hacer por vosotros.
SATANÁS- No lo sientas tanto. Ni siquiera te molestes en devolvernos el cambio, a nada estás obligado a hacer por nosotros ¡Por tanto, no hagas nada!
MIGUEL- Esto...
SATANÁS- (Satanás percatándose de la presencia de Tamiel) ¿Pero, por todos los diablos? ¡Dile a ese pobre desgraciado, que asomar puede la cabeza! No le pensamos decapitar. Pese a que lo digan, no nos comemos a nadie ¡Más me gustaría!
MIGUEL – Ya se lo he comentado, pero su instinto se decanta por el miedo.
SATANAS- ¡Entonces! ¡Ahí se quede el muy cobarde!
MIGUEL- No digas eso.
SATANÁS- ¡Es cierto! A nadie se debe juzgar sin ni siquiera conocer los hechos. Así que, le devuelvo la pelota juzgándolo de antemano. ¡Sepa así lo que se siente!
MIGUEL – Pero… aunque sea con ese fin cometes el mismo fallo, que de seguirlo se convertiría en un camino din salida.
LUCIFER- ¡Estoy contigo! Uno solo, juzgarse a sí mismo puede.
AZRAEL- ¿Este es el motivo a caso de tan extraño juicio?
MIGUEL- ¡Así es! Dios a sí mismo a de juzgarse.
LUCIFER- Pero, ¿no había de ser juzgada su criatura?
MIGUEL- Ello, ardua tarea supondría.
AZRAEL- ¡Dejadme adivinar! Como antaño Dios creó a su criatura a su imagen y semejanza, juzgándose, los juzgará a ellos.
MIGUEL- ¡Correcto! A ello se debe, al ser ellos sólo manifestaciones de un mismo ser, en este caso su ser.
LUCIFER- De modo, ¿qué he de dar a entender, que Dios ejecutará para consigo, como para su criatura el cargo de acusado, juez y verdugo?
MIGUEL- ¡Sí! y he de admitir que me inquieta un poco.
LUCIFER- Pero es lo correcto que así sea ¡Nadie tiene derecho a juzgar a nadie!
MIGUEL- Salvo en caso extremo, a sí mismo.
LUCIFER - ¿Salvo en caso extremo?
AZRAEL- ¡Ni aún así! Son tantas las causas que nos llevan a tomar ciertas decisiones ¡Somos víctimas de las circunstancias! ¡Esclavos de los designios del destino!
MIGUEL- Pero el destino se puede evitar, siempre podemos oponernos a el.
AZRAEL- Mucho me temo que te equivocas, quien te asegura que esa oposición no forme parte de tú destino preestablecido.
MIGUEL- Entonces el Juicio está resuelto ¡El destino es el culpable!
AZRAEL- ¡No, imposible! ¡No hay culpables! Todo lo que ocurre, es porque tiene que ocurrir. Y de haberlos, no serían algo tan concreto.
LUCIFER- Por mi parte, yo más bien creo, que todo es culpa de los falsos valores inculcados.
SATANÁS- ¿Haces referencia con ello, a los mismos que nos otorgan el rango de malditos?
LUCIFER- ¡Sí! A los de ese tipo me refiero.
SATANÁS- ¿Cuando sólo somos víctimas?
AZRAEL- ¡Tampoco existen víctimas! ¡Todo ha de ser porque ha de ser!
Si por un lado no pueden existir culpables, mucho menos víctimas.
Todo acontece según la Norma.
MIGUEL- ¿Qué norma ha de ser esa?
AZRAEL- No se trata de una norma, ¡sino de la Norma! La ley natural que vela porque todo sea como tiene que ser. Fijaros en los animales, ellos siempre actúan según la Norma. Y ¿quién sería capaz de juzgar los actos de un animal? Aunque hubo épocas en las que se juzgaba a los cerdos y las ratas o cualquier otro animal que a los humanos estragos y muertes causaban.Añadir Anotación
MIGUEL- Entonces… ¿Sólo no seguir la Norma seria ser culpable?
AZRAEL- ¡Eso…! ¡Eso es algo imposible! Nadie puede saltarse la Norma, y aunque fuera posible hacerlo, sería igualmente seguir la Norma.
MIGUEL- ¿Todo se reduce entonces a la Norma y el Efecto Caos?
AZRAEL- ¡No! Continúa sin ser tan sencillo.
LUCIFER- Entonces, ¿Qué gana la Norma con hacernos parecer culpables?
AZRAEL- ¡Es como el “Efecto bola de Nieve”! Todos sabemos que a lo más pequeño puede desencadenar en algo realmente grande, pero nadie sabe el camino que seguirá la bola, y no por ello ha de ser negativo, sino que es causa de los obstáculos del camino.
MIGUEL- Eso no da solución a mi dilema.
AZRAEL- ¿Quién dice que haya de haberla?
SATANAS- ¡YO!
AZRAEL- ¿Quieres saberlo?
SATANÁS- ¿Te lo preguntaría si no...? ¡Y que no se te ocurra volver a lo de la Norma!
AZRAEL- Pues es por algo bastante comprensible, esas criaturas como espejos de Dios, sienten lo que él siente ¡y no van a estar en contra de su propia persona! Si atentamos contra Dios, está claro que piensen que atentamos contra ellos.
SATANÁS- ¡Ves que fácil! ¿No podrías haberte explicado así desde el principio?
AZRAEL- Era el designio de la norma.
SATANAS- ¡Oh! ¡Calla! ¡Calla…!
AZRAEL- Esto también lo era.

(Silencio incomodo)

AZRAEL- ¡Aunque también era de lógica! Debido a la repercusión, bastaba con estar atento al desarrollo de la situación para saber el final que desencadenaría.
LUCIFER- ¿Quién posee la llave de la auténtica verdad?
AZRAEL- Quien conoce los senderos de la Norma, pero mejor no saberlo. ¡Grandes desastres conllevaría!
MIGUEL- ¿Siempre estáis así?
LUCIFER- ¡Es la Norma!
(Risas)

AZRAEL- Y sin embargo ¡son tantos los que afirman poseerla!
Y a pesar de ello, ¡cometen tantos fallos!
MIGUEL- Pero los fallos son lógicos en estos temas.
SATANAS- Siempre es camino más sencillo seguir al resto del rebaño. (Dirigiéndose a Tamiel). Ahí tienes la prueba, ¡en el pellejo de tu amigo!

(Risas)

(Tamiel escondiendo aún más la cabeza rojo de vergüenza)

LUCIFER- ¿Conformarse con una verdad a medias?
SATANAS- ¿Qué remedio queda?
MIGUEL- (Que no ha dejado de mirar hacia el escondite de Tamiel) – ¿Pero a qué esperas? Me prometiste que saldrías al asomo de más leve sonrisa. Y aquí, ya se han reiterado las carcajadas.
TAMIEL- (Sin salir) – Ya no es miedo lo que me envuelve, ¡sino vergüenza!.
MIGUEL- ¡Al menos lo he intentado!
LUCIFER- ¡Pues sigamos con el tema!
AZRAEL- ¡Vivir en la ignorancia… mayores goces otorga!
MIGUEL- ¿En que te basas para tal afirmación?
LUCIFER – En que solo la ignorancia hace posibles los falsos tópicos.
MIGUEL- ¿Cómo cuales? No acierto a entenderte.
SATANAS- ¡Si esta claro! Tópicos como son la libertad, el amor, la felicidad... ¡Hay tantos, tan sólo escoge!
AZRAEL- El saber por el contrario, debería a los débiles de espíritu estar prohibido ¡Conocer es arrojarse en las redes de la esclavitud! Siempre sé es esclavo de lo que se sabe y libre de los que se ignora.
LUCIFER- ¡Irónico! Pero nada más cierto.
AZRAEL- Pongamos la felicidad por caso, ¡tal cosa no existe! Quien puede decir haberla sentido del cierto alguna vez.
LUCIFER- Tan sólo Antifo y Actor podrían hacerlo de forma convincente.
AZRAEL- La felicidad sólo se mantiene, al creer que es el premio que se obtendrá al cumplir un objetivo.
Pero cuando alcanzamos el objetivo sólo nos queda el vacío, o buscar otro objetivo que nos haga creer que tras su consecución con el lograremos la felicidad.
Acaso ¿hay alguien que sea feliz con lo que tiene? Somos como pozos sin fondo.
Curioso el hecho de que la felicidad nunca haga acto de presencia en el presente. Si no, al recordar el pasado y soñar con el futuro. Más en el pasado, nunca, siguiendo esta regla, la sentimos, y en el futuro no la alcanzamos.
Y aquél que al rendirse a aceptado no aspirar a nada ¡Vacío por dentro se queda!
MIGUEL- Según lo que dices, lo ideal sería no alcanzar nunca el objetivo establecido, haciendo de la creencia de la felicidad algo posible.
LUCIFER- O eso, O… tener siempre un objetivo.
MIGUEL- Sí, tener un objetivo tras otro, soluciona el problema.
SATANAS- Pero siempre se llega a un punto en el que no se puede subir más.
¿Que resta entonces?
AZRAEL- ¿La caída?
MIGUEL- ¿La caída?... ¡Pues es verdad! La vuelta a comenzar.
AZRAEL- ¡La muerte!
MIGUEL- ¿Hablas de suicidio?
AZRAEL- No, precisamente.
MIGUEL- ¡Me alegro! Por ser un pecado a los ojos de dios.
AZRAEL- ¡Irónico sí! Sólo es otra prohibición.
MIGUEL- ¿Prohibición...?
SATANÁS-Y a nosotros, ¿a qué nos queda aspirar? No podemos ni siquiera, aspirar a la muerte. Aspirar a ti, que nuestro compañero eres, y liberarnos así de la carga que con nosotros hace tanto tiempo llevamos.
LUCIFER- ¡Hay que conformarse con lo que se es y con lo que se tiene!
Muchos quisieran para si la vida eterna.
AZRAEL- ¡Necios sin duda! ¡Más conformarse con lo que se tiene es prohibir el desarrollo!
El suicidio lo prohibió Dios, porque si él ha de cargar eternamente con su culpa, su criatura no va a ser menos.
MIGUEL- ¿Cómo osas decir tal cosa?
AZRAEL- ¡Por que es cierto!
MIGUEL- ¡No! ¡No lo es! ¡Retira eso!
SATANAS- ¡Sólo la verdad duele! Si le defiendes será por algo, si seguro estuvieras de su inocencia, ni siquiera te importarían los comentarios que sobre él hacemos.
MIGUEL- ¡No te burles, no pienso consentiróslo más!
LUCIFER- ¡Bueno, tranquilicémonos y bajemos los humos! Cambiemos de tema. ¡Decidme! (Dirigiéndose a Miguel) - Si no es mucha molestia y supone una fuerte intromisión, pues no es mi menester pero al ser de natural curioso no puedo soportar no preguntároslo ¿De qué asunto tratabais a nuestra llegada?
MIGUEL- ¡Nada más simple! Hablábamos del tiempo transcurrido y lo extraño que parece, lo larga que ha sido la espera, y sin embargo, lo corto que ahora parece el preludio de tiempo entre comienzo y fin.
AZRAEL- Principio y fin se fusionan como partes de un mismo círculo, donde no se distingue el principio del fin, infinito es sabido que es su recorrido.
Cierto que la hora del fin ha llegado, pero hubo nacido ya desde el principio. ¡Como todo principio nace fruto del final.
Toda creación conlleva a la destrucción, como toda destrucción da paso a la creación, es un péndulo que nunca se esta quieto.
SATANÁS- (Con ironía)- ¡Y que conste, que lo ha dicho sin alusión a lo que ya sabemos!
AZRAEL- Pongamos por caso el fin que reunidos aquí nos tiene, no tiene acaso por objeto dar lugar al principio de un juicio.
LUCIFER- Esa regla también atañe a nuestra conversación, desde que la iniciamos supimos que concluiría y, ¡qué otro momento más propicio para su fin, que en este mismo instante!
MIGUEL- ¡De acuerdo estoy! Dejemos zanjada por tanto la conversación en este punto.

(Los Caídos salen)

ESCENA III

MIGUEL- (Dirigiéndose a Tamiel) –¡Ves como no había nada que temer! Nobles caballeros son, que en cuanto han visto brotar la semilla de la discordia han preferido retirarse.
(Tamiel sale del escondite)
Así pues, ¿ya te sientes mejor?
TAMIEL- (Respecto a ellos si, no en cambio hacia ti.
MIGUEL- ¿Cómo...? ¿A qué te refieres?
TAMIEL- Quizás ellos sean nobles caballeros, más ese no es tú caso ¿Quién te ha dado permiso de ridiculizarme así ante ellos? –(Miguel esquivando su mirada) – (silencio)- ¿No tienes palabras...?
MIGUEL- ¡Yo...!
TAMIEL- ¡Da igual! No importa, demos nosotros también nuestra amistad por zanjada.
Siguiendo la norma, como bien habéis dicho todo ha de tener un final ¿Es lo correcto... no?
MIGUEL- ¡No sabes lo que dices! Estás ofuscado. No lo puedes decir de corazón.
TAMMIEL- ¡De corazón lo digo...! Me ha costado, pero de este modo también doy un paso por el fin de mi cobardía.
(Salen por separado)

ESCENA IV
(Tamiel en una sala contigua encuentra y retienen a los Caídos)

TAMIEL- ¡Esperad! Perdonar por lo de antes.
AZRAEL- ¿Qué hay que perdonar?
Natural es prejuzgar a quien no se conoce, incluso temerlo por el mismo motivo.
TAMIEL- Puede ser, pero al escucharos he comprendido y puesto fin a mi cobardía (Sonríe)
(Se miran confusos)

LUCIFER- Perdona, pero, no te entendemos.
TAMIEL- ¡Oh no es nada! ¡Nada! Nada en absoluto que tenga la más mínima importancia, solo gracias. ¡Adiós!
SATANAS- (Irónicamente).- ¡No, gracias!
(Tamiel se retira)
LUCIFER- He aquí otro misterio que agregar a la ya larga lista.
AZRAEL- Extraño comportamiento el del cobarde cuando hace alarde de valentía.
SATANAS- ¡Extraño, sí! Pero no le demos ya más vueltas.
Vallamos a ver a quien encontramos, o a quien más nos encuentra.

(Salen)Añadir Anotación


“Heridas©”
Elena Catalán

Qué es Dios, 9 de Abril de 2005
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