La pequeña silueta rojiza de Robin contrastaba con la majestuosa y vacía cueva subterránea. Parecía una especie de ratoncillo perdido. Al menos, esa impresión le daba a Dick cuando entró. Pero se la calló. -Hey, Tim- saludó. -Dick…- respondió el muchacho maravillas, y volvió a sumergirse en el teclado del ordenador. Dick Grayson aparcó su moto y caminó hacia su compañero. -¿Qué haces? -Un trabajo que me ha mandado Bruce- dijo sin mirarle-. Dice que últimamente flojeo un poco con el ordenador y que tengo que entrenarme. Por la pantalla danzaban nombres y fotografías de hombres de mediana edad. Dick sonrió con una cierta malicia. -¿Estás seguro de que ese trabajo te lo ha mandado Bruce? ¿Qué opina Stephanie de esto? -Ja ja- replicó Robin-. A mí no me hace gracia. Tengo que elaborar perfiles superficiales de la población masculina de mediana edad de toda Inglaterra y clasificarlos según características socioeconómicas. Y sí, antes de que lo digas, yo también habría preferido catalogar a la población femenina adolescente. Dick se encogió de hombros. -Puedo hablar con Bruce si quieres- ofreció-. Personalmente no creo que flojees con el ordenador. Si alguien puede hacer algo con un ordenador, o es Barbara o eres tú. -Gracias, creo que sigue poniéndome a prueba. Y si es eso, esta vez ha cometido el error de intentar probarme en mi propio terreno. No te preocupes, estoy seguro de que puedo hacerlo mejor de lo que él se cree. De pronto el desfile fotográfico se detuvo en un hombre de mirada inteligente y mentón cuadrado. -¿Por qué te paras en ese? -Porque encaja en el perfil en el que estoy trabajando ahora. En lugar de mirarlos uno por uno, escojo un perfil y separo primero a todos los que encajen en él. -¿Y en qué perfil encaja éste? Tim leyó de un vistazo rápido la ficha y escogió una palabra al azar. -En el de desaparecidos.
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