El juego de la Eterna Condenación
Mi nombre es Hannibal King y hoy he visto a la Muerte. Cualquiera que escuchase mis palabras podría creer que hablo metafóricamente, refiriéndome tal vez a que he estado a punto de morir, o bien, que he presenciado la defunción de alguna persona... Pero no, la Muerte se me ha aparecido esta noche, durante un sueño, y me ha revelado hechos terribles en los que, como viene siendo la costumbre, me veré envuelto. Pueden tomarme por loco, no serían los primeros y probablemente no vayan muy desencaminados, pero debería explicarles que soy una persona un tanto “especial”. He vivido hechos y experiencias que enloquecerían a cualquiera. He visto cosas inexplicables y, desgraciadamente, me he convertido en protagonista de circunstancias que escapan a la comprensión de los humanos. He estado en el cielo y en el infierno y he tratado con ángeles y demonios...Y de hecho, yo mismo soy un no-muerto. pero, no quiero desviarme del tema que ahora nos ocupa. Muy a mi pesar siempre he sido como un imán que atrae a las desgracias, si lo prefieren pueden denominarme un “cenizo” universal. Supongo que, quizás por ese mismo motivo, esta noche la Muerte, una vieja conocida, vino a visitarme durante mis sueños. Se presentó ante mí con la forma de una hermosa muchacha de pelo negro y pálida piel. Todo un detalle por su parte, les aseguro que en otras circunstancias la he visto con otros aspectos mucho más... ¿cómo les diría?, “desalentadores”. Ha estas alturas de mi vida ya pocas cosas pueden llegar a sorprenderme y por lo tanto les aseguro que no me pareció nada fuera de lo común que acudiera a mí. Pero, continuaré con mi relato, comenzó a explicarme los motivos de su visita. Por no sé que maldita circunstancia universal me había sido impuesta la responsabilidad de evitar una guerra terrible que amenazaba con aniquilar la civilización tal y como los humanos la conocemos. “Ah!, ¿sólo era eso?” le respondí cínicamente. Pero, quizás debe detenerme unos segundos para aclararles ciertos puntos que desconocen y son vitales para que comprendan lo que les relataré a continuación. Los humanos no estamos solos en este mundo, y ahora no me estoy refiriendo a vida alienígena para que me entiendan, sino a todos aquellos seres fantásticos que han poblado las pesadillas de los hombres desde el principio de los tiempos y que, con el fin de mantener su salud mental, los han convertido en el fruto de la imaginación de las personas. Estoy hablando de Vampiros, Licántropos, Fantasmas..., hay un largo etcétera, como ya habrán supuesto. Pues les diré que todos esos seres, y muchos otros que no tomarán parte en esta historia, existen en realidad y conviven con nosotros. Evidentemente no son tan estúpidos como para darse a conocer ya que los humanos, aunque seres débiles y miserables en comparación, resultarían una amenaza terrible para ellos si fuese descubierta su existencia. Su supervivencia depende de ello y se aseguran de que eso continúe así, tienen sus métodos, créanme. No en vano, en proporción, los humanos son muchísimo más numerosos, aunque seguro que llegarían a sorprenderse si supiesen que, en realidad, hay muchos más de lo que se puede llegar a sospechar. Estos seres, antagonistas naturales, miran de respetarse al máximo dentro de unos límites, ya que si se enfrentasen abiertamente podrían provocar su destrucción a manos de los seres humanos. Este equilibrio natural es necesario ya que garantiza la supervivencia en un mundo de cazadores y presas como el nuestro, en el que resulta muy fácil pasar de desempeñar un papel a desempeñar el opuesto sino se toman las precauciones necesarias. Por supuesto existen humanos que conocen la existencia real de estos seres pero, si son mínimamente prudentes y a fin de garantizar también su supervivencia, suelen evitar entrometerse en sus asuntos. Les diré que entre los humanos también hay gente “especial”, dotada de extraños poderes mágicos , o bien mentales, capaces de realizar proezas increíbles. Son los denominados Magos y también toman parte en los hechos que sucederán. Como ven, la Muerte vino a prevenirme de una guerra, no una normal por desgracia, sino una guerra que estallará en las sombras y en la que se enfrentarán estos seres fantásticos. “¿Por qué motivo habrá una guerra que no beneficia a ninguno de los bandos?” pregunté a la Muerte y entonces me reveló que sería provocada por un interés ajeno a todos ellos. Alguien, o algo, quería forzar el conflicto y obligarles a combatir. No tardaría mucho en llegar a extremos en que afectaría a los seres humanos y al final todos los bandos se verían enfrentados entre sí a fin de garantizar su propia supervivencia. Sería la guerra definitiva, el Apocalipsis, y no habría vencedores, solo destrucción. Se preguntarán, ¿quién puede querer que eso suceda?, no me fue revelado, pero si el hecho de que fuese quien fuese gozaba del poder suficiente como para iniciarlo todo y que no cesaría hasta conseguir llevar a cabo su objetivo. Sin más palabras, la Muerte se levantó de mi lado y empezó a desvanecerse, pero, antes de desaparecer del todo, me avisó de que ya había comenzado, la semilla de la discordia ya germinaba por doquier. Mío es ahora el deber de hacer lo que pueda para evitar la catástrofe, pero... ¿ por donde debería empezar?
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