Practicando en el nuevo entorno

El cada vez mayor avance de la exploración espacial y la aparición de nuevos actores en la misma, como la compañía SpaceX de Elon Musk, está provocando un efecto llamada que lleva a querer subirse a este cohete a más y más compañías, algunas de las cuales viven de satisfacer el interés de sus clientes por ver carne desnuda femenina. Así, son frecuentes los intentos de iniciar negociaciones por parte de numerosas influencers para tener la exclusiva de la retransmisión vía OnlyFans del primer striptease en la Estación Espacial Internacional, recibiendo todos ellos la callada por respuesta.

Como startup de un antiguo trabajador del Observatorio Espacial de Calar Alto (Almería), se ha inaugurado un Centro de Alto Rendimiento para strippers, pole dancers, reinas del burlesque y demás personas de sexo femenino (en realidad está también abierto a las de masculino, pero todavía no se ha apuntado ninguno) que quieran ejercer su actividad de desnudo o destape en condiciones de gravedad cero, lo que ha despertado un interés en varios hoteles y espectáculos afincados en Las Vegas, así como en el mítico Moulin Rouge parisino, que estaría preparando ya un Cancan 2.0 con bailarinas llevando, en vez de medias negras, encajes y portaligas, trajes de astronauta.

Allí se aprende a, haciendo uso de sofisticados simuladores, adaptarse al nuevo entorno determinado principalmente por la ausencia de gravedad. Nadie había caído en los problemas que causa el quitarse las prendas y que, en vez de ir al suelo, se queden suspendidas, obstaculizando la visión del principal protagonista, que es la bailarina y no un sujetador o una media que anda por ahí flotando.

La música que acompaña el espectáculo también necesita de una adaptación, si se quiere hacer en vivo: la participación de un entrañable señor de raza negra y ya de cierta edad que toca el piano resulta inviable, aunque sólo sea por la complejidad de tener que subir, primero el señor, y luego el piano, en piezas para montarlo después, así que se enseña a los músicos o a las propias bailarinas a interpretar clásicos como "You can leave your hat on" y, para adecuarse más a la nueva situación, Love in Space de Hawkwind o Space Age Love Song de Flock of Seagulls, con ukeleles, clarinetes o flautas dulces, que resultan más fáciles de transportar.

El proyecto ha despertado las quejas de varios colectivos feministas por considerarlo una pieza más en la estrategia de los milmillonarios tecnológicos (mayoritariamente masculinos), para irse al espacio rodeados de un séquito de mujeres (mayoritariamente femeninas) y cada día se manifiestan ante el centro enseñando las nalgas ("Quieren que les enseñemos las tetas y les vamos a enseñar el culo", razonan ellas, a lo que responden desde la dirección del centro "Pues que se matriculen y aprendan, que las de aquí lo hacen mucho mejor").