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Cuando no haya más sitio en la Tienda Especializada los frikis caminarán entre nosotros, y algunos de ellos crearán su propio blog.

Si fuera Regla.

¿Lo pillas? ¿Lo pillas?
Estos días he estado haciendo promoción del blog, avisando al personal sobre su reapertura. Entre las primeras personas a las que comuniqué la noticia estaba mi novia. Le comentaba que a partir de ahora iba a ser más regular escribiendo, y ella (que es una cachonda) me soltó algo así: "regular, como la regla?".
Esta frase pudo haber quedado ahí, como una simple coña, pero no fue así. En esos momentos se me pasó por la cabeza la imagen de LA REGLA personificada e individualizada, como si fuera un ente viviente y pensante, y a mí ocupando su lugar, su función y su destino.
Unos minutos después un estremecimiento recorrió mi espalda. ¡Era placer! ¡Acababa de descubrir lo maravilloso que sería ser la regla!
Y tengo mis motivos para creerlo.
La jornada normal de trabajo de un currante medio está entre 8 y 12 horas diarias. La regla llega una vez al mes hace su trabajo y se marcha.
Además de trabajar poco durante tu jornada no tienes que soportar a esos terribles compañeros de trabajo: el trepa, el pelota, el pesado, el que te roba los clips, el que te tiene manía, el encargado y sus continuas quejas, el jefe y sus chistes sin gracia... No, siendo regla no tienes ese problema, pues solamente tendrás que tratar con una persona, y será mujer!
Eso sí, aunque le cogerás confianza y cariño debes asumir que ella te odiará. Estará de mala leche cada vez que aparezcas y aborrecerá tu presencia, que no intentará disimular que le resulta molesta.
Y es que ellas no entienden que la regla también tiene sentimientos. La regla es como una persona cualquiera, tiene sus días plof en los que no le apetece nada y a penas sale, en cambio tiene también sus días de felicidad y energía a tope donde está dispuesta a comerse el mundo, y ale! se desparrama a borbotones traspasando compresa, braga y lo que haga falta. Esto, claro, traerá como consecuencia más odio sobre ti.
Pero no importa, claro que no, porque esos malos rollos se olvidan rápido en esos días en los que ella cambia radicalmente y se alegra de verte. Casi se emociona embriagada de felicidad al notar tu llegada. Esto suele suceder días después de que haya echado un polvo sin condón, pero eso da igual. Las razones no importan, lo que importa es que a pesar de que siempre te mire mal al final le gustas, no puede vivir sin ti.
Son momentos en los que piensas: "oh, me encanta mi trabajo".
Y es que es algo innegable; la regla es importante. Tan importante que todos los días vemos gran cantidad de anuncios sobre ella, sobre todo productos relacionados: tampones, compresas... los hay de todos los tamaños, colores... ¿No es un lujo que año tras año un equipo de expertos se dedique a mejorar el catre donde te vas a desparramar a tus anchas cada mes?
Hace poco en estos anuncios apostaron por mostrar, además del producto, a la regla en sí. La personificaron con un estupendo y elegante traje rojo y la pasearon de aquí para allí. Es una gozada tener tu propio anuncio. Que vale, que los diálogos que decía la regla eran una mierda, pero bueno, Schwarzenegger también ha soltado diálogos cutres en toda su filmografía y ha llegado a Gobernador.
Aún y todo, si por algo debería ser envidada y admirada la regla es por haber conseguido conocer aquello que los hombres jamás han llegado a asimilar, un terreno que ellos ansiarían conquistar: el interior de una mujer. Sí, la regla vive allí, lo conoce todo de ella. Es un héroe, un pionero, por eso cuando tiene que salir lo hace por donde lo hace; por la puerta grande.
Y es que siendo regla eres el que mandas. Tan sólo hay que ver la cara que se les queda a esos tíos que bajan la ropa interior de su novia o su ligue deseando mojar el churro y descubren tu presencia allí. Te miran con una mezcla de incredulidad y tristeza. Impotentes saben que no tienen nada que hacer hoy. Tú allí tan pancho, a tu aire pensando: "ahora esta chica es mía colega... otra vez será... jejeje".
Sí señores, por algo le han puesto ese nombre: LA REGLA. Toda sociedad, organización, mecanismo, el universo, la naturaleza... todo se rige por leyes, por reglas. Todo se ciñe a reglas. La regla indica, la regla manda.
En fin, yo ya no tengo dudas sobre ello. No sé si existirá la reencarnación, pero desde luego si existe y nos ofrecen la posibilidad de elegir en quién o en qué queremos reencarnarnos yo sin pensarlo voy a elegir ser la regla.



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