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Rob Liefeld<-->John Byrne (1)
What if...? 7 vs JShe Hulk 18
By: Jordi Juanmartí

EL PLAGIO NO EXISTE, A NO SER EN LA MENTE DE LOS MEDIOCRES QUE NO ENTIENDEN LA GENIALIDAD (Proverbio swahili del siglo XII a.C.d.C.)


Como bien dice el proverbio (*1) con el que encabezamos este breve (esperemos) divertimento, defender que Rob Liefeld plagia es como pretender que los almendros no florezcan en primavera (*2). A los excelentes estudios de nuestros colegas en este foro nos remitimos. Nosotros nos limitaremos a demostrar de forma fehaciente e irreprochable que entre las dos viñetas del noble arte secuencial que acompañan nuestro artículo no solo no hay plagio, sino que estamos ante dos jetas (*3) (si ustedes nos permiten la expresión) de la misma moneda.

El dibujo de la derecha, del mediocre Byrne está a la derecha, mientras que el dibujo de la izquierda, a cargo del maestro Liefeld, está a la izquierda. ¿No es esto una muestra indefectible de que no hay plagio? ¿En qué cabeza cabe pensar que si Liefeld hubiese querido plagiar -cosa de la que sería muy capaz, pues no hay disciplina que escape a su talento-, no habría dudado en que su dibujo aparecería también a la derecha (*4)? Es evidente que algunos exégetas del purismo especular dirán que la situación de las ilustraciones es una arbitrariedad por parte del autor del artículo, pero una mera comprobación bastará para hacerles comprender su error. Intenten poner lo de la izquierda a la derecha y viceversa (*5). Es imposible... a no ser que cometan la banalidad de darle la vuelta al monitor, y en ese caso se encontrarán con una sorpresa, una nueva perspectiva.

Efectivamente, la inversión de las imágenes hace que ese supuesto ventanal de la nave se convierta en nada más y nada menos que en una típica sonrisa dental liefeldiana. Con lo cual, teniendo en cuenta que las sonrisas byrneianas se caracterizan por la ausencia de dientes, debemos hacernos la pregunta de si más que un plagio de Liefeld a Byrne tenemos un homenaje de este último al gran maestro, disimulado hábilmente por las imágenes invertidas originales. Algunos podrán decir que dadas las fechas de publicación de ambas viñetas eso es imposible, pero también es cierto, como bien afirma el ilustre artesecuenciólogo Dieter Sturmtruppen, cualquier paradoja temporal es posible en el mundo de la historieta (*6). Dejaremos a otros que investiguen por esta vía que nosotros humildemente abrimos.

Una vez estudiados los aspectos más intrínsecos del léxico de la narrativa dibujada, ahora pasaremos a otro punto bastante menos importante, pero desde luego bastante esclarecedor también: el dibujo (*7). Una observación profunda mediante microscopios electrónicos, la conexión de los ordenadores del Massachussets Institute of Technology, la NASA y el British Museum (a quienes aprovechamos aquí la ocasión de agradecer la ayuda prestada para la realización de este estudio) y la prueba del carbono 14 nos ha permitido descubrir, tras arduas y duras jornadas de trabajo que el colorido en la imagen de John Byrne es más claro que en la imagen de Rob Liefeld. Por tanto, ¡las imágenes no son iguales en absoluto! Es más, afirmamos rotundamente que John Byrne aprovecha esa claridad para demostrar su autosuficiencia, haciendo ver que no le importa que veamos sus muchos defectos, mientras que el gran Liefeld se nos muestra un maestro de la insinuación, presentando un mundo en sombras en el que el observador debe imaginar más que ver.

Pero además, en el transcurso de esta investigación sobre los colores, un pequeño detalle que de otra manera habría pasado inadvertido nos llamó la atención. Efectivamente, en tres de las cuatro esquinas de la ilustración de Byrne observamos una serie de trazos que en apariencia nada tenían que ver con la representación dibujada de la realidad. Poco a poco pudimos ver que esos trazos ¡eran letras!. Juntando estas letras, ¡aparecían palabras! ¡Oh, dolor, el infame autor yanqui-británico-canadiense había osado mancillar su dibujo con diálogos y textos de apoyo! Una nueva muestra de su incapacidad, ya que el autor demostraba necesitar palabras para que su dibujo se explicase. En el lado opuesto, Liefeld vuelve a hacer patente su inagotable talento al presentarnos su viñeta desnuda, sin ningún aditamento, dejando que hable por si misma. Chapeau (*8)!

Finalmente, no escaparemos a la tentación de poner en su lugar a los descerebrados que todavía después de leer este sesudo informe osen decir que las dos viñetas son prácticamente iguales. Pues bien, dentro de esa “igualdad” nos atrevemos a postular que son absolutamente diferentes. Liefeld ha elegido libremente dibujar esa nave de Shield igual que la dibujada por Byrne porque... ¡nadie respeta la continuidad Marvel como el maestro! ¿O acaso pensaban que en los exiguos meses (en tiempo Marvel, por supuesto) transcurridos entre los acontecimientos de una y otra historia Shield iba a tener una nave nueva? ¿Acaso Shield tiene un presupuesto tan alto como para cambiar de helitransporte cada poco? ¿Dónde quedaría entonces el realismo, objetividad y lógica que han caracterizado siempre a Marvel y le han dotado de la grandeza que solo la Casa de las Ideas puede tener? ¿O preferirían los que abogan por el plagio dar la razón a esa secta de idólatras a los que la continuidad no importa en absoluto (*9)? Dejémosles que se pudran con sus tebeos de la distinguida competencia y se ahoguen en su propio vértigo...

Esperamos honestamente haber contribuido con este artículo a deshacer algún equívoco sobre la figura de Rob Liefeld y agradecemos a ADLO! la oportunidad que nos ha dado para ilustrar al mundo.


(*1)Recogido por A.K. Smythe-Smithsonian en su tratado ‘Brief compilation of 4,657 proverbs of the Watusi tribe in the 7th Century A.D. (l.o.), University of East Anglia Press, 1946)

(*2)Aunque el almendrólogo italiano Robino Lifildo ha postulado en su magnifico ‘Giovanni Birneo non ha desinato un almendro, e io niente’ (Livri dei Divinitate, Roma, 1981) que hay universos paralelos donde hay una variedad de almendro que sí florece en primavera.

(*3)Aprovechamos la ocasión para recomendar la lectura, aunque no tiene nada que ver con lo que estamos diciendo, del artículo ‘Hacer nuevas versiones de lo clásico no solo es necesario, sino que es una obligación pecuniaria”, escrito por Juan Viernes para el semanario económico ‘Propagación’ (Editorial del Sextercio, Madrid, 1950)

(*4)La imposibilidad de que lo que está a la izquierda no puede estar al mismo tiempo a la derecha y viceversa ha sido estudiada con profusión por Sir Michael Pilingthings-Ontopofotherthings en ‘New approaches to what is right cannot be left and viceversa’, Cathatonic Books, Kingston-upon-Hull 1963.

(*5)Recomendamos vivamente la lectura del trabajo de Mosén Josep María Martorell i Vilafranca de l’Artiga ‘El mirall esquerdat’ (Colección La sonrisa invertida nº 69, Publicacións del Monestir de la Virge de l’Aiguablava, Palamós 1876) para no entender absolutamente nada sobre la relatividad de las inversiones de imágenes.

(*6)No podemos evitar poner aquí la cita original, para deleite de los afortunados que sepan la lengua teutona, ya que podrán disfrutar de la riqueza de matices de la prosa de su autor: “Die schweinen sagen die Liefeld ist ein gro8en swipenheiter und ich glaube er sind nicht richt und der master Amerikaner wilt nicht keine fraurotenmeier im ihre suppe, aber das kleine juhakankunen werdt mit frankfurtergeiner oder tomimakinen gespracht, zum nichtrauchen Kapitan Amerika mit die spektakularen pektoralen schlo8er ermanhäute erzewinde lotharmathaus schtunk.” (Sturmtruppen, Dieter: ‘Die genius von Rob Liefeld und ihre influenza ofer die thebeien die Welt’ Jorg Hailder Verlag, München, 1911)

(*7)El lector avezado podrá comprobar que con esta afirmación desmentimos y rechazamos las irreverentes y absolutamente erróneas teorías del iluminado, por decir algo, estudioso Monsieur Jean-Xavier Rive de la Dupond et Dupont, que en su ensayo ‘Le dessin, il est absolument plus important que le scenario, bien sure’ intenta defender sin éxito unos postulados opuestos. Claro que no se puede esperar mucho más de alguien que fue expulsado de varios clubes y foros de discusión por intentar defender su teoría de los formatos, tratada en otro famoso ensayo, ‘Le format Excelsior du planète dagostinny est un coup d’etat contre les marveliens originaux’, donde sus buenas intenciones se estrellaban contra unos planteamientos claramente deficientes.

(*8)Esperamos que los lectores más estrictos disculpen este entusiasmo tan impropio de un trabajo serio e investigador como este, pero esperamos también que entiendan que cualquier consideración sobre Rob Liefeld supera toda neutralidad y despierta unas pasiones que en otras ocasiones se creían dormidas. A este respecto, recomendamos la lectura del libro “Rob Liefeld: A reciprocal passion from freaks to the genius”, donde se estudia con profundidad el impacto que ha tenido su trabajo en las masas sorprendidas de lectores. (MacMillan and Wife Books, NYC, Deep Space 1999)

(*9)Por suerte para nosotros, dicha gentuza ha sido puesta en su sitio por el ilustre Peter Direstraits, actual editor de Marvel en un futuro alternativo, que descubrió la vileza de sus mentes en el ya clásico ‘Don’t dare change Storm’s attic! (or 200 years of Marvel continuity: the secret of a success)’ (Copper Press, Cincinatti, 2018).


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