X-Force (v.2) Nº 1 (2004) de Rob Liefeld Anotado. (The Legend Returns) :: Página 1:: By: Absence Se puede hablar de dibujantes; pero, amigo, cuando alguien dibuja un caballo ya no es un mero dibujante, es un artista, como acreditan tantos lienzos ecuestres y/o de cacerías que embellecen tantos y tantos hogares españoles. ROB, alabado sea, regresa por la puerta grande. Achantando bocas. Con un caballo. Así. A lo bestia. Como los grandes. Sorprende la boca al no iniciado, todo un sello autoral de fuste, pero sobre todo sorprenden esas fosas nasales enormes, romboidales. Se meten al lector en el orificio, digo, en el bolsillo al tiempo que le dicen "Chaval, esto no es para mariquillas, esto es ROB, alabado sea, y se merece dos rombos". ¡Y qué me dicen de esas orejillas de murciélago!. Y es ahí cuando el lector se sorprende ante tamaña enjundia intelectual sintetizada en la cabeza de un caballo, porque en segunda y atenta mirada ya sólo parece el primer plano de un caballo como la pipa de Magritte sólo parece una pipa. Arte en mayúsculas. ROB, alabado sea, con toda su fuerza. Tras el impacto inicial de ver a lo grande la cabeza de la bestia que parece un caballo de cuello multimusculado, el lector, entusiasmado, se pregunta ¿Y quién cabalga? (si eso es cabalgar, claro, volveremos sobre el tema) ¿Cable? ¿Con coleta? ¿Cable con coleta? La duda inicial se disipa, no sin sorpresa, con un par de detalles. Uno es que sólo un Summers le encasquetaria a un animal que parece un caballo tamaña armadura facial y metálica, sujeta por una hermosa cinta dorada por cierto. El segundo elemento es, claro, el ortopédico brazo de cable, un brazo que uno imagina enormemente pesado y que obliga al pobre animal a contrarrestar peso. Cable parece haber aterrizado de golpe encima. O quizá, mejor aún, Cable parece resbalar, cayendo hacia atrás arrastrado por su innato calibre corporal, al igual que la tercera espada, que parece desprenderse por el impulso. La sospecha se confirma por el destense súbito de las correas. O por el golpe de aire que impulsa la capa hacia arriba, desafiando la ley de la gravedad. Lo que está claro es que el animal que parece un caballo no cabalga en veloz trote; lo deja claro la cola, que aparece lateral, asomándose esplendorosa por un lado. ROB jamás se atrevería a desafiar las leyes de la cinética de manera tan burda. Vale, si no corre... ¿qué le pasa?. Existe ya toda una corriente de opinión que afirma que el animal se retuerce de dolor porque le han metido tres lanzas por el culo. Hay quien añade el carcaj. Y hay quien sonríe malicioso mientras murmulla un cómplice "Nathan... Nathan...". Esta línea de opinión explica así el rictus muscular y doloroso que agarrota la pata delantera derecha. Desde A.D.L.O! pensamos más bien que el rictus es consecuencia de las cintas ornamentales doradas, estando la derecha mucho más tensa que la izquierda y provocando un dolor extremo incrementado por la caída del jinete. Y ya sólo para terminar, un detalle que muestra que ROB, alabado sea, no toma prestado sino que mejora. Sólo así se explica el sabio manejo del 'efecto Mignola' en los cuartos traseros. <-Volver
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