Cuando algunos amigos me cuestionan sobre por qué no leo otroscomics que los de superhéroes, aparte de aducir que no me quedatiempo ni dinero que invertir en otros géneros respondo que esose debe a que yo no soy "aficionado al comic" (aunque haya leídodesde Don Miki a Rue 13 del Percebe, pasando por Axteris y el Tintínpublicado por entregas en los Blanco y Negro que encuadernó mi padre,impreso en blanco y negro sobre un horroroso papel azul), yo realmentesoy fan de los superhéroes, sea en comic o en cualquiera de losotros medios a los que suelen ser adaptados con desigual fortuna. Descontandolas andanzas de Donald como "Patomas", mi primer contacto con los superhéroessí se produjo por medio de un comic, y curiosamente uno de Superman(según investigué luego, el libro comic XXXIV de Novaro).Sin embargo tengo que confesar que aunque recuerdo a Superman hipnotizandoa sus captores moviendo a supervelocidad unos botones e hilos de coloresque había arrancado de su camisa, ni eso ni la aventura de "El JimmyOlsen de Júpiter" me ganaron para el género. De hecho, quierorecordar que no acababa de comprender bien las aventuras (cosas de la traducciónde Novaro, supongo).
Los primeros tebeos de superhéroes que recuerdo haber compradotambién fueron de Superman, un par de álbumes de Bruguerasaldados en el Corte Inglés de Preciados con los que me entretuvemientras mi madre recorría durante lo que a mí me parecíanlustros las secciones de rebajas. La adquisición no podíaser mejor: uno de ellos era el especial Superman/Wonder Woman del genialGarcía-López (por cierto que aunque el encuentro transcurríaen Tierra-2, García-López olvidó cambiar la "S" deSuperman...). Pero nada, tampoco la lectura de aquellos álbumesme creó adición...
El honor de ganarme para los comics correspondería con los añosa los tres primeros números de la edición Forum de Spiderman,pero para entonces yo ya era -sin saberlo- un gran fan de los superhéroes,y fue gracias a Superman, a "Superman II", la película.
Con esto de vivir en un pueblo, aquí llegó sólola segunda parte, pero aún recuerdo que me impresionó tantoque mis amigos y yo nos quedamos a verla de nuevo en la siguiente sesión(era sesión continua, no había que pagar). Aunque como unmuchacho lo que más me gustó era la épica batallafinal contra el General Zod y los Criminales de la Zona Fantasma, y laescena en que Clark (que se había desprendido de sus superpoderespara casarse con Lois, recuperándolos después para enfrentarsea los Criminales) les da una lección a los gamberros que se habíanmetido con él cuando no tenía poderes, aún hoy mesonrío con la aparición del "despistado" Clark mirando alcielo de las cataratas del Niágara sin acabar de creerse que Supermanhabía estado allí.
Eso fue lo que acabó fascinándome, el que bajo unas gafasy una actuación estelar se pudiese esconder tanto poder y nobleza.De alguna manera, adopté el "alter ego", y el "mild mannered" Pedroque surgió de allí imaginó siempre que dentro escondía...¡no,no un superhombre, pero sí otro "Pedro"! ¿Acaso no es terriblementedivertido que los demás te infravaloren siempre, conocerlos a ellosmejor de lo que nunca ellos te conocerán? Al fin y al cabo yo mesentía tan lejano de mis compañeros como Kal-El del restodel mundo... (Anecdóticamente incluso llegué a adoptar elgesto de llevarme el dedo a las gafas cada vez que tropezaba, aunque cómoaún no llevaba gafas lo único que logré fue metermeel dedo en el ojo en alguna ocasión...)
Abandonando el psicoanálisis adolescente que revela por quépiqué hasta el fondo con las andanzas del atribulado Peter Parker,quisiera señalar la verdadera razón por qué Superman,los Superhéroes y los Héroes me fascinan hasta hoy en día.Me refiero a la escena del final, a la del "superbeso": "Superman perteneceal mundo", no puede amar a una persona por encima de las demás.Este autosacrificio es lo verdaderamente importante, la moraleja que caracterizarála género de superhéroes como algo más alláde la mera diversión: Hay cosas más importantes que la merasatisfacción de nuestros deseos. Aunque deseemos una cómodae ideal vida existen fines más altos y altruistas a los que sacrificarla.
¡Qué magníficas películas las de ChristopherReeve, que fueron tan buenas que hicieron que los comics se pareciesena ellas, y no al revés! Retrotrayendo al superhéroe por excelenciaa sus raíces, en la reciente película de "Hércules"de Disney sus directores, fans de los comics, han hecho la jugarreta contraria,recreando el mito de Hércules lleno de paralelismos y guiñosa la leyenda de Superman y a la película de Richard Donner.
Y hoy en día, a la hora de ponernos a celebrar el 60 aniversariode Superman, ¡pues tendremos que acudir igualmente a productos queno son precisamente ninguna de las cinco series de la Maravilla de Metrópolis!
Analizando un poco cómo se ha llegado a esta situacióntendremos que retrotraernos al relanzamiento y remodelación delpersonaje que hiciera John Byrne en 1.986. Ese es el Superman post-Crisis,el Superman que todos conocemos, no tan poderoso, mucho más humanoy con muchos más personajes secundarios que son los que han dadoa sus series una profundidad de la que antes carecía. A los habitualesLois, Jimmy y Perry se han unido Cat Grant, Lex Luthor, Ma y Pa Kent, MaggieSawyer, el Proyecto Cadmus, etc, etc, etc... Ese es el gran hallazgo delnuevo Superman.
Pero desde que Byrne y tras él Pérez abandonasen las seriesde Superman, a pesar de la labor de Mike Carlin como editor para coordinarlas distintas series como una única aventura semanal, los últimosaños de Superman se recuerdan no por memorables aventuras o el esfuerzode talentos del comic, sino por los "inventos" a los que un grupo de "currantesdel comic", la mayoría grandes profesionales, han sometido al Hombredel Mañana con la intención de "actualizarlo" y atraer laatención de los lectores: A Superman se lo ha matado y resucitado,se lo ha casado, se le han cambiado los poderes y el uniforme, se lo hadividido en dos, sustituido por cuatro...hasta dejarlo prácticamenteirreconocible.
El especial "Superman Forever" nos devuelve al Superman de siempre traslos últimos cambios, pero la ausencia de grandes autores que refresquenel concepto sin sacarlo de sus raíces augura que esto sóloes un descanso entre una "`promoción" y otra. O sea, que a faltade grandes autores (últimamente sólo Kesel e Immonen se salvanalgo, aunque Superman y Kirby no acaben de encajar...) ya nos podemos irpreparando para ...¡el superbebé!
La ausencia de figuras se debe por un lado a que DC paga menos a susautores que otras editoriales. Por otro, el primer superhéroe resulta"algo apolillado" a los nuevos autores, incluso en el momento actual dela vuelta a lo clásico, Superman sigue siendo dejado de lado (noes el único, por desgracia, Batman también ha visto mejorestiempos:..).
Y es que a estas alturas podemos reflexionar ya sobre la gran pérdidaque supuso en muchos aspectos la reforma de Byrne en los 80. Con la consiguientehumanización, "marvelización" del personaje se lo sumergióen un maremagnun de folletín que olvidaba (como ocurrió contantos otros personajes) que aunque sea un hombre es un Superhombre. Elpersonaje perdió gran parte de su papel icónico que actualmentehan evocado obras como Kingdom Come, que pretendía devolver el liderazgodel género a Superman, aunque parece ser que en eso ha fracasado.
La proverbial prueba de que "algo" se perdió del antiguo Superman(el del superperro, su prima Supergirl, su Fortaleza de la Soledad, suLegión de Superhéroes, su Zona Fantasma...) es que el genialAlan Moore ha recuperado todos esos elementos pre-Crisis y los ha hechofuncionar, convenientemente "confirmados" en su trabajo para la serie Supreme.Con la continuidad que DC descartó por infantil y complicada, RobLiefeld gana dinero y prestigio mientras "The real McCoy" se hunde en elolvido de la mediocridad, entretenida pero mediocridad. De ahí quela reacción inmediata de DC tras "Superman Forever" haya sido homenajeara los Supermanes de la Edad de Oro, Plata y Bronce, pero el que Supermantenga que seguir la iniciativa de Awesome nos indica lo mal que estánlas cosas.
Sin tenernos que ir a la competencia, la serie que adapta los genialesdibujos de Paul Dini "The Superman Adventures", recupera gran parte, sinode la leyenda, sí del "feeling" del verdadero Superman. Son aventurassencillas, sin continuidad y con pocos secundarios, y el estilo de dibujode animación, pero magníficamente escritas y con una perfectacaracterización. Va ha haber que plantearse qué tan necesariaera la introducción de nuevos secundarios...
En definitiva, que para su 60 aniversario en el que se anuncian losproyectos especiales de rigor, Superman sigue esperando alguien que loescriba correctamente en alguna de las series "oficiales". No tenemos queecharnos a llorar, por que en estos últimos doce años tambiénha habido aventuras que han hecho historia y que hemos leído conagrado e interés, como el mismo Reinado de los Superhombres. Peroaunque me tronche con Superboy, creo que Superman en doce años deberíahaber dado para más, mucho más.
Como vemos ahora, esa ha sido su historia, distintos Supermanes quehan cambiado a lo largo de sus años de historia. Este es uno más.¡A lo mejor en el próximo aciertan!
¿El mío? Christopher Reeve. Por que me enseñóque un hombre podía volar.
Pedro Angosto Muñoz