Crónicas 2089
 
Coleccionismo 2089
 
Ávidos coleccionistas de finales del siglo veinte mi nombre es SpecialEditiony vengo del futuro para alertaos mis pasados amigüitos, del gran peligroque se cierne sobre nuestra especie: el destino de vuestras fantásticascolecciones. El esfuerzo físico y financiero con el que durantetoda una vida habéis mantenido vivo a ese hijo de tinta y celulosaserá vano si no le ponéis un remedio desde ahora. Para quecomprendáis bien la situación os lo ilustraré conun par de casos verídicos:

El primero es el de Nakio, El Coleccionista Total. En sus estanteríaspodías encontrar desde un Don Mickey, un Superlópez o cualquiercomic de superérhoes publicado desde el año 70 en adelante.Su vida andaba a medio camino entre Sandman y Cerebus, los catálogosamericanos del Mile-High Comics y el quiosco. En el año 2010,con más de quince mil comics distribuidos entre sus tres garajes,se enteró que DC había fichado a Al Milgrom para continuarcon las historias de Sandman, el Señor del Sueño, y las declaracionesde este en las que decía: "lo primero que haré seráunir a Sandman al Escuadrón Suicida donde lo haré el compañeroinseparable del Capitán Boomerang, del que aprenderá todolo necesario para poder vivir en Longbeach. No descarto que aparezca uncrossover con los Baywatchers, Sandman necesita tomar un poco de color,está demasiado pálido." Aquellas declaraciones le produjeronuna parálisis, quedando con los dientes apretados, los ojos saltonesy los brazos en la posición en la que se encontraba cuando leíala nefasta revista que trajo la noticia. El pobre Nakio aúnpermanece en ese estado, aunque la noticia se desmintió al mes siguiente,pues el caso de nuestro amigüito no fue ni mucho menos aislado. ¿Peroqué fue de su colección se preguntarán todos?. Nakio,soltero empedernido, no fue previsor y no dejó un fondo de pensionespara el cuidado de sus comics ni un cuidador responsable para su legado.Así, ante el vacío de responsabilidad, su astuto sobrinoPedrito se hizo cargo de la colección que con tanto esfuerzo habíareunido su amado tío. Pero Pedrito, chico inteligente donde loshaya, tenía una afición igual o mayor que la que su tíopor los comics, a Pedrito le encantaba el Death-Cyber-Metal. Poco a pocofue deshaciéndose de la colección de Nakio para ira conciertos y montar su propio grupo. Pero si el pobre Nakio vieralo que le estaban dando por los comics le daría otro ataque delque no sabemos si sobreviviría: El mercado de los comics habíabajado mucho pues multitud de herederos se estaban deshaciendo de las coleccioneslegadas por sus ancestros, amantes o amigos, y había excedentesde comics de los ochenta y noventa. Un caso triste el de nuestro queridoamigüito Nakio (aunque viéndolo por el lado positivo,Pedrito es ahora una estrella del Retro Gothick Trash).

El otro caso es muy diferente. En este caso la víctima, EduardoLuis "El Selecto", era un comprador de comic de autor. Para élamigüitos, los personajes solo existían en manos de determinadosautores y no le importaba comprar una reedición en pasta dura pordiez veces su precio si estaba dedicada o tenía dos páginascon bocetos hechos mientras el autor desayunaba. Durante su juventud pululabapor los foros más exquisitos de críticos y aficionados yera famosa su colección de originales dedicados. Todo aquello duróhasta el 2020 en que contrajo matrimonio con su novia de toda lavida, la diseñadora Marta "Under_Post". De novios, Marta demostróuna admiración sospechosa hacia el mundo del comic, admiraciónque se convirtió en odio cuando formalizaron su relación.Y así el bueno de Eduardo Luis vio reducido en un 90% supresupuesto mensual para comics, tuvo que guardar en un sótano húmedoy repleto de insectos la mayoría de sus álbunes. Y su colecciónde originales, a la que quería como un padre, la encontróuna mañana, cuando volvía del trabajo, esparcida por el suelorecién fregado para que no se pisara. La empleada del hogar le dijo"La señora me dijo que usara estos papeles mejor que los periódicospues secan más". La reacción de Eduardo Luis fue desesperada.Vio la ventana de la cocina, se abalanzó sobre ella y se tiró.Con la suerte (o mala suerte) que vivía en una planta baja. Desdeaquel día Eduardo Luis es otro. Ya no colecciona comics.Se pasa todo el día trabajando (su mujer cree que tiene una amante)y dicen las malas lenguas que en la cena, cuando corta carne, lo hace suavementemirando a su mujer con unos ojos...

Como veréis el futuro es incierto y peligroso para nosotros,los coleccionistas así que mis consejos son: Buscad un digno herederode vuestras colecciones y mantened vuestro coleccionismo oculto de losmortales que, por ignorancia, lo envidian.

Me despido hasta el mes que viene, que hablaremos de ¿Que hasido de tus érohes en el 2089?. Hasta la vista mis queridosamigüitos.