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La ciudad de Viena, hace cinco años. En uno de los antiguos barrios de la ciudad, en un cuarto piso, encontramos a la protagonista de nuestro relato. Acaba de adquirir este altillo, que ha remodelado como estudio y vivienda.
Entre las grandes vigas de madera, hay ventanales, las cuales proporcionan una claridad estupenda de día, y también durante las noches más despejadas. En el rincón más apartado, se puede apreciar una cama bastante grande. Al lado una mesita de noche. El diseño, es simple y agradable. Casi no tiene puertas a parte de la de la entrada. Sólo tienen puertas el lavabo y la cocina. La cocina, es pequeña y funcional, sólo hay una pequeña mesa para dos colocada junto a una pared. El cuarto de baño, es bastante completo. En la habitación central, solo cabe destacar el escritorio, largo y bien iluminado debajo de uno de los ventanales, donde sobresale una máquina de escribir, y un montón de hojas junto con algunos libros. Al lado, hay un gran armario de doble hoja, hecho de madera, a conjunto con el escritorio. En la parte opuesta al escritorio, la pared está completamente ocupada por estanterías llenas de libros. Algunos de esos libros los ha escrito y publicado ella. Otros simplemente son de referencia.
La mujer que ocupa esta estancia es una escritora. Una atractiva escritora, por desgracia sorda y muda, aunque es posible, que no sea del todo una desgracia, pues está dotada de otros poderes, los cuales le han servido para escribir algunos de los libros que ha publicado. Ella es médium. Recibe impresiones psíquicas de lugares y objetos, a parte de poder comunicarse con los espíritus.
Pues, bien, ella, acaba de adquirir este lugar, donde vivirá y trabajará a partir de ahora. Pero, algo extraño empieza a sucederle. Por las noches, empieza a tener extraños sueños. Al principio sólo son sueños perturbadores y confusos, pero a medida que pasan los meses esos sueños se convierten en pesadillas, cada vez más claras, cada vez más vívidas, hasta llegar el punto de que teme acostarse, y entonces, incluso despierta y siempre por la noche, tiene "impresiones" psíquicas.
Ve a un hombre. Una figura oscura, aunque es una figura que la tranquiliza sobremanera, lo ve sentado, escribiendo son su pluma, a mano, en tiempos remotos, después en otro lugar, con pluma estilográfica, siempre escribiendo, siempre trabajando. Después, confusión, gritos, sangre, bestias abalanzándose encima de la gente, sangre, muerte.
Poco a poco, a medida que pasa el tiempo, y con la ayuda de sus "poderes" especiales, va situando a la figura. Cada vez, en una época más contemporánea, cada vez más cerca, hasta que logró situarla del todo. La última "impresión" era en los sótanos del edificio donde ahora se encontraba.
Finalmente, por la mañana de un día, decidió bajar hasta el sótano para poner fin a esto. Aunque sabía bien que contra los espíritus no sirven las armas, cogió su estoque, el cual le habían comprado hacía tiempo sus padres para poder ir a clase de esgrima. Cogió una linterna, su estoque, y armándose de valor bajó hasta el sótano del edificio. Allí, no encontró nada fuera de lo común. Había una caldera, la cual calentaba todo el edificio en invierno, y disponía también en el sótano de los plomos de cada casa y del edificio, y fue revisando los plomos, lo que "despertó" su poder, y utilizando su intuición, metió la mano entre dos palancas, allí, escondida, había otra palanca más pequeña, y al
activarla, se abrió una puerta a su derecha.
Era la propia pared que se apartaba para dejarla pasar. Lentamente pasó hacia el interior. Allí, encontró un escritorio, y encima de el, siete libros. En la habitación, sólo había una cosa más.
Al fondo, detrás de una gruesa puerta, en una habitación pequeña y oscura, la cual tenía varios cerrojos por el interior, había un ataúd. Pero, estaba vacío. Por eso lo abrió, porque sabía que estaría vacío. Pero fueron los libros lo que más le llamaron la atención. De los siete, uno estaba escrito en inglés, era inglés fechado de 1940, en plena segunda guerra mundial. Dos más estaban escritos en austríaco, pero estos eran mucho más antiguos que los que estaban escritos en inglés. Estaban fechados de 700 años atrás. Habían dos más escritos en alemán, los cuales estaban fechados de 500 años atrás. Otro de los libros estaba escrito en español, estaba fechado de 1937, durante la guerra civil española. Finalmente, el séptimo libro, estaba escrito en Francés fechado del 1790 en la revolución francesa, aunque este último, estaba muy maltrecho, a causa de la erosión del tiempo, y sólo eran legibles algunas páginas, pues las otras se habían perdido a causa de la humedad, y el tiempo. Fue una suerte para ella, que sólo uno de los libros se hubiera quedado más a la intemperie, ya que los otros seis, estaban detrás de este primero, y fueron protegidos gracias al desgaste de este.
Los libros tenían los siguiente títulos: (Desde el más viejo al más moderno)
- Historia de un Vástago (Tomos uno y dos): En este libro se contaba como fue la vida de un tal Ian Van Boërn, como mortal y como inmortal. Eran dos libros fascinantes, parecían tan reales y verídicos, que en un principio, no creyó que lo que tuviera en sus manos pudiera ser en realidad una historia verdadera.
- La Reunión (Tomos tres y cuatro): En estos dos tomos, se explicaba la vida de los Vástagos, los poderes que tenían, como estaban divididos, cuales eran sus ambiciones, cuales sus debilidades, su lenguaje, etc...
- Las intervenciones (Tomos cinco, seis y siete): En estos tres tomos, se explica en líneas generales las intervenciones vampíricas a lo largo de la historia, desde la Revolución Francesa, hasta la segunda Guerra Mundial. Aunque no dice nombres en concreto, Hay detalles, que le hicieron creer que esos libros eran verdaderos, y además, después de haber leído los cuatro primeros tomos, empezó a entender el mundo vampírico, y a conocerlo profundamente.
Fue gracias a ese conocimiento, que se procuró una arma de defensa efectiva contra los Vástagos, y se hizo traer un estoque de la ciudad española de Toledo, una antigua espada, vendida en subasta. Una vez la tuvo en sus manos, y sabiendo que el daño que hacía podía dañar a los Vástagos por sí sola, decidió aplicarle el único ritual que salía en uno de los libros. El ritual era llamado "Protección contra Vástagos", y explicaba detalladamente lo que se debía hacer.
Sintiéndose un tanto más segura, empezó a investigar sobre la posible existencia en Viena de Vástagos. Le costó un poco, pero finalmente empezó a encontrar pistas sobre ellos, y empezó a hacerse una idea de cuántos podía llegar a haber en una ciudad como Viena.
Pero sus investigaciones no pasaron desapercibidas a los atentos ojos de los Vástagos, y fue así, como una noche, un Vástago la asaltó en el portal de su casa. En una situación normal, ella no habría tenido ninguna oportunidad de salir con vida, pero gracias a sus "poderes", notó la presencia del Vástago y pudo evitar el golpe mortal, aprovechando para dañarlo a él en la confusión. El Vástago fue herido, y tal como había aparecido, desapareció.
Al verse descubierta por los Vampiros, empezó a preparar las maletas para marchar aquella misma noche de Viena, pero antes de que pudiera salir de su vivienda, se encontró cara a cara con un Vástago. Había entrado de alguna forma en su vivienda, y ella no se había dado cuenta.
Instintivamente, dejó la maleta y empuño el estoque. Él no se movió de donde estaba. La luz de la Luna caía encima de él. Su pelo largo y negro se reflejaba con la plateada luz, y sus ojos azules la miraban fijamente. Iba exquisitamente vestido. Llevaba un traje, de color azul oscuro, y debajo una camisa blanca, sin cuello. Encima, llevaba un largo abrigo, y guantes. Se apoyaba con un bastón, mientras la miraba fijamente. Ella miró a su alrededor, intentando encontrar una salida, no había ninguna. Solo podía salir por la puerta, y estaba detrás de él. Fue entonces cuando él empezó a avanzar, lentamente, como en un sueño, mientras se quitaba uno de los guantes.
Se fue acercando, lentamente, mientras ella, retrocedía en guardia. Había algo extraño en ese hombre. Su mirada, su aspecto. Ella sabía delante de que tipo de ser se encontraba, pero estaba tranquila. Su "don" de alerta no estaba. Parecía que aquel ser no quería hacerle ningún daño. A medida que avanzaba, ella lo veía más bello, más hermoso. Llegó un momento en que ella dejó de retroceder, pero el siguió avanzando. Se miraban fijamente a los ojos. Esos ojos azules contaban tantas cosas, eran tan hermosos, y a la vez tan aterradores. Llegó un momento en que él se detuvo. Tenía el estoque en el pecho. Un solo movimiento de ella, y le atravesaría el corazón.
Fue entonces cuando él habló. Aunque ella no podía oírle, leyó sus labios. -"No me temas. No te dañaré. Ven conmigo, seamos uno, te daré todo lo que desees, daría mi vida inmortal por ti."- En ese momento, ella se dio cuenta de quién era él. Era el redactor de los libros, era la figura que veía en sus sueños. Era aquel ser tan conocido y desconocido a la vez. Entonces, ella bajo su arma, y él se acercó, y le acarició la cara. Lentamente se fueron acercando, cada vez, más, hasta que finalmente, se besaron como dos amantes perdidos en el tiempo.
Fue un beso lento y suave, sereno y lleno de emociones, fueron tan fuertes la emociones en aquel momento, que ella no lo pudo resistir y una lágrima se deslizó por su mejilla. Después del beso, se volvieron a mirar a los ojos. Estaban los dos de pie, el pasado y el presente, el mal y el bien, y los dos profundamente enamorados. Él se la quedó mirando, tristemente, y le dijo. -"Te amo como no he amado en 800 años. Te necesito a mi lado para poder seguir viviendo en la no-vida. Ven conmigo, yo te protegeré de todos los males, conmigo estarás a salvo."- Ella, no se pudo resistir a su petición, y asintió lentamente con la cabeza.
Los días siguientes, ella se los pasó esperando la noche, empezó a hacer vida nocturna, esperándole a él, el cual, nunca fallaba a la cita. Fue durante esos días, que él le explico quién era y como se llamaba. Se llamaba Johannsen Habsburgo, nombre que le venía de la dinastía de los Habsburgo que fue instaurada durante el siglo XI en Austria, con sede central en Viena. Aunque realmente, su nombre, era Ian Van Boërn, aunque, para poder gobernar en Viena, se cambiaban los nombres para que fueran de una forma más fácil para las multitudes, aunque había muy pocos Vástagos que conocieran su nombre real. Por desgracia, antes de que lograra llegar a ser rey de la dinastía de los Habsburgo, fue convertido en Vampiro, y después de pasar un tiempo entre su familia mortal, decidió desaparecer del mundo de los mortales, e introducirse completamente en la sociedad Vampírica. Una vez logró introducirse en el mundo Vampírico, empezó a subir escalafones y no le fue difícil quedarse con el título de Príncipe de la ciudad de Viena.
Como Príncipe, ha reinado la ciudad durante más de 600 años, y como príncipe, puede otorgarle protección entre los Vástagos. Además, también ella podría ayudarle a él a solucionar problemas en el mundo mortal, y entre los inmortales de otros sitios, ya que él como príncipe, no puede desplazarse durante demasiado tiempo, pues su posición peligraría si estuviera demasiado tiempo fuera de la ciudad.
Él le entregó a ella, un colgante, con su distintivo, el cual, según le explicó, le serviría para que en cualquier lugar del mundo, uno de su mismo clan le ofreciese refugio aunque no debería utilizarlo muy a menudo, ya que hay otros clanes y otras personas que no son partidarios de que los humanos entren dentro de nuestra sociedad, a menos que sea como alimento. Por supuesto, es posible, que haya más de un Ventrue, que no acepte a una humana, o simplemente, puede que no conozcan mi símbolo. Pero normalmente, los Ventrue con más experiencia, conocen este símbolo, y saben a quién pertenece.
Historial creado para un mortal por Caín.