Brian Lamar.

       Clan: Brujah.

       Mi nombre es Brian Lamar, un "joven" vampyr con ganas de hacer algo en esta no-vida. Pero un vampiro no es nada sino un reflejo inmortal de su comportamiento en vida, por eso escribo mi historia, para que aquel que lea este escrito conozca el por qué de mi comportamiento y mi forma de ver el mundo.

       Nací en 1920, en plena agitación anticomunista en mi país de origen, Estados unidos. La revolución bolchevique en Rusia, alertaba a la sociedad americana; los empresarios temían un levantamiento similar que destruyese su "sueño americano". Mi padre era uno de aquellos empleados de la Ford que estaban explotados. Los espías del amable John Ford perseguían a los trabajadores, para comprobar su conducta ejemplar. Una caña entre amigos fue excusa para despedir a mi padre.

       Se hundió en la miseria, cómo podía mantener a su mujer e hijo sin trabajo. Rogó varios días a la empresa para que lo readmitieran, pero fue en vano. Yo, a mis 10 años fui la última persona que vio en vida a mi padre, antes de que decidiera suicidarse. Es probable que este hecho me marcase durante toda mi vida, y aún hoy es posible que a veces me despierte con la imagen de mi padre en la cabeza.

       Mi odio hacia los grandes empresarios aumentó gradualmente cuando me sentí explotado en diversas fábricas, pero no podía quejarme, tenía que conseguir el dinero para mi madre, por eso mantenía la boca cerrada, tragando doce horas de trabajo para cobrar una miseria. Estuve cuatro años, hasta los 20, saltando de empresa en empresa, siempre haciendo trabajos en cadenas de montaje, pero todo cambió.

       Un joven abogado nos dio una charla sobre política y "derechos de los trabajadores". No se si fue una oratoria brillante, pero a mi me caló, me hizo creer en sus palabras. ¿Por qué si yo trabajo doce horas apenas gano para subsistir y él, el aburguesado empresario se sienta en su despacho a ganar mi dinero?.

       Nos instó a la rebelión y así lo hicimos. Un lunes no nos presentamos a trabajar en señal de protesta. El jefe nos devolvió el gesto de manera atroz. Acusó a algunos de conspiradores comunistas y los hizo encarcelar. La policía entró en mi casa para detenerme, por supuesto ofrecí resistencia. Ellos sacaron sus armas, dispararon y acertaron... a mi madre. Lloré durante días en la cárcel. No sólo perdí a mi madre, además me acusaban de haber pegado hasta la muerte a un policía. Era pena de muerte, yo lo sabía.

       Estaba esperando la muerte cuando una explosión en la comisaría me abrió la libertad. Salí corriendo, pero alguien me persiguió; no pude verlo, pero sentía que estaba allí. Me entró pánico y luego sólo la oscuridad...

       Tras el Abrazo me contó que yo era un luchador, un inconformista con una labor. Se llamaba Sean Flanery y durante 25 años me enseñó a ser vampiro, la caza, los peligros, las ventajas, la sociedad de los malditos. Me enseño a ver mi visión. Un mundo gobernado por los trabajadores: el poder y el gobierno para quien lo trabaja.

       Esta es mi filosofía, mi camino. ¿Por qué respetar a un Príncipe que actúa despóticamente?. ¿Por qué dejar que un dictador subyugue a los humanos?. No es que no hagan falta líderes, son necesarios, pero para que los humildes y trabajadores encuentren el camino a la libertad, y no para que los conduzcan a la pobreza y al olvido.