Leyenda de Cagn, fundador del Laibon

       Cagn fue a encontrar el sol y se casó con su hija Dasse. En el momento de la noche nupcial, miró en los espejos velados de la choza, al mostrar los espejos las ciudades de los hombres. A un espejo le hubieron puesto las velas, Dasse no quería que Cagn mirara, porque sabía que querría ir a esta ciudad y moriría allí. Insistió, vive la ciudad, y efectivamente fue allá. En la ciudad, se fijó en la fuente de agua clara de la puerta, y un león lo sorprendió y lo mató.

       Nakate, su hermano, se inquietó de no tener más noticias. Fue a ver a Desse y el Sol, quienes lo confundieron con Cagn a pesar de sus denegaciones. Desse hasta quiso ponerlo en su lecho, a lo que él se negó. Viendo el espejo y la ciudad, ve también a su hermano, y decide ir a salvarlo. Se hace pasar por muerto cuando el león lo ataca, y éste lo abandona. Invoca entonces el poder de su fetiche, y resucita a Cagn. Cagn resucita entonces a 9 otros muertos, matados por el León, que le juran fidelidad.

       De vuelta en la ciudad del Sol, su regreso es celebrado. Desse hasta reconoce su error y agradece a Nakate para no haberle deshonrado. Todos estos cumplimientos son mal percibidos por Cagn, que deja las fiestas con sus 9 compañeros. Rumian sobre insultos imaginarios, deshonores que no son de allí, y son interrumpidos por la llegada del León en la ciudad del Sol. Reclama la carne que le ha sido robada. Cagn quiere combatir, no queriendo regresar en la ciudad y morir. Nakate le habla de la venganza de León si se le opone.

       Agotado, Cagn mata a Nakate con su fetiche, y le toma el suyo. Recoge el cuerpo, y se lo da al León. Éste, muerto de hambre, come. Pero se da cuenta que ha sido engañado, que no son sus víctimas. Maldice a Cagn y a los 9 a tener un hambre tal como la Siena. Desse, aterrorizada, huye. Como represalia, el Sol los maldice con su soplo ardiente.

Por Alkmst.