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"Un resplandor emana de la silla del centro, y aparece un hombre de largo pelo y barba, con una presencia luminosa y traslúcida, que luece un hábito de monje de color blanco y una beatífica sonrisa. [...]
-Bienvenidos , hijos míos. Soy quien una vez fue Cappadocius. Soy el Hijo de todos los Vástagos. [...]
-Hay un antiguo cuento malkavian que dice: "Cuando hice un sacrificio de plantas y me alimenté de ellas, me elevé como un señor por encima de las plantas, hacia la divinidad. Cuando hice un sacrificio de animales y me alimenté de ellos, me elevé como un señor por encima de los animales, hacia la divinidad. Cuando hice un sacrificio de hombe y me alimenté de ellos me levé como un señor por encima de los hombres, hacia la divinidad". Los Malkavian saben más de estas vitales materias que el resto de los clanes. Comprender que el espíritu se ha elevado de las plantas a los animales, y de éstos al hombre y después a los Vástagos. No estamos malditos por Dios, sino que nos ha bendecido con la vida eterna.
-Sabéis que nuestro Salvador dijo: "Quien coma mi carne y beba mi sangre vivirá en mí, y Yo en él" y "Quien coma mi carne y beba mi sangre tendrá la vida eterna, y Yo le alzaré el Día Final" ¿Pero sabéis también que el Evangelio de San Lucas dice de nuestro Salvador: "Y estando en agonía rezó sinceramente y su sudor era como grandes gotas de sangre cayendo a tierra?" Sangre por sudor, como vosotros tenéis sagre por sudor. [...]
-Nuestro Salvador era mucho más que hombre o vampiro. Pero nosotros los vástagos somos un paso en el camino. No somos los condenados, sino que estamos un paso más cerca de Dios a través de Caín. La redención divina está incluso a nuestro alcance, pero necesitamos nuestro propio cordero sacrificial para redimir la sagre de toda la Estirpe.
-Nuestro Salvador dijo: "Soy pan de vida; quien venga a mí nunca tendrá hambre, y quen crea en mí nunca tendrá sed". Iré a Él, creeré en Él, Le consumiré y me convertiré en Él. Tal y como los Vástagos se alimentan de los hombres, yo haré un sacrificio de Dios y me alimentaré de Él, para elevarme por encima de los vampiros. Me convertiré en Señor supremo. Tal y como hube de morir para convertirme en vástago, debo morir para convertirme en Dios. Debo morir a mi estado actual, como una vez morí a mi humanidad. Mi "muerte" ha de ser una crucifixión... mi consunción de Dios un sacramento. Debe ser un acto perfecto, un puro acto por el bien de todos, incluso de mis enemigos.
-Somos el clan de la vida después de la muerte, la vida más allá de la muerte. La muerte no es un final, sino un comienzo, y yo he de convertirme en barquero de las almas. Quien tenga oidos que oiga. Quien tenga entendimiento que comprenda. Y que quien tenga alma sepa. Amén".
Extraído de la Ultima Cena.