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Tras la exposición de las teorías de Rang Svarn y Santiago Giovanni acerca de la verdadera identidad del Capuchino, la Biblioteca Oscura recibió la visita de Damien Giovanni, un estudioso que se puso en contacto con los anteriores autores. Coincidió con ellos en sus teorías y además les hizo entrega de un inquietante documento en inglés que trataba sobre el papel que tuvo el Capuchino en el despertar de los Heraldos de las Calaveras. A su vez, Damien lo había encontrado tras años de búsqueda por otras bibliotecas. A continuación, se expone ese documento traducido por Santiago Giovanni y supervisado por Rang Svarn. (Nuevamente y para evitar confusiones advertimos que es un texto NO OFICIAL pero basado en publicaciones oficiales).
El Capuchino, mencionado en el Libro de Clan Giovanni, es realmente Lazarus, el paria y último superviviente de los hijos de Capadocius.
Lazarus estaba vigilando desde las sombras cuando Claudius Giovanni y sus lacayos llegaron al abandonado Templo de Erciyes en busca del legendario Diario de Khazar. Había hecho del templo su refugio provisional mientras estudiaba sus secretos. Meses antes de la llegada de los Giovanni, había desenterrado la sala secreta en donde se escondía la Vasija Verdadera (NdT: en original The True Vessel), que contenía las últimas gotas de la sangre mortal de Augustus Giovanni. Lazarus se lo metió cuidadosamente en los pliegues de su capa para protegerlo. Cuando descubrió lo que la vasija contenía, las comisuras de sus demacrados labios se arquearon en una lenta sonrisa burlona. Si Augustus Giovanni bebía de la vasija, recuperaría instantáneamente la mortalidad-olvidando los cientos de años que habían pasado desde su Abrazo. El poderoso usurpador de su vanidoso y necio sire sería reducido a cenizas en segundos. Lazarus acarició suavemente la cerámica de la vasija mientras se retiraba de su santuario, y un plan comenzaba a urdirse en su antigua mente...
La búsqueda del Diario de Khazar por parte de Claudius Giovanni fue larga y dura, saqueando erróneamente los restos de las tumbas. Nunca lo encontró. ¿Quizás fuera porque Lazarus ya lo había encontrado y lo puso a salvo junto a la Vasija Verdadera? Quizás, nunca estuvo en Erciyes. Sin tener en cuenta esto, el necio y frustrado Claudius ordenó incendiar el templo hasta sus cimientos después de recuperar tantos pergaminos, tomos y baratijas que se pudiesen encontrar. Lazarus observaba con horror desde su cercano santuario como los Nigromantes destruían completamente una de las últimas bibliotecas antiguas que quedaban en pie en todo el mundo conocido. Sonrió burlonamente cuando concibió un plan para destruir a Claudius.
Ahora que el Nigromante poseía los derechos sobre los secretos recuperados de Erciyes, el Capuchino visitó al infame líder Giovanni y le propuso un contrato: a cambio de aprender los secretos de la Nigromancia y acceder a las bibliotecas de los Giovanni y las cámaras en donde se guardaban los tesoros, Lazarus se ofreció para entregar en mano a Augustus los extraños manuscritos de sus codiciadas criptas debajo del Vaticano. Lazarus no los necesitaba más, pues había saciado su curiosidad con ellos desde hacía décadas. Lazarus usó este trato para coger gradualmente confianza entre él y su algo reacio hermano de sangre.
Entre viajes a Venecia, Lazarus se encontró a un viajero turco que se hacía llamar Rene Caraos y parecía saber todo sobre el Capuchino, la fachada de Lazarus.
Mientras Lazarus planeaba rápidamente la muerte de este presuntuoso hombre, el turco ofreció ayuda al Antiguo Capadocio en su oscura cruzada. Lazarus escuchó al hombre, perplejo por su oferta. Caraos solicitó acceso a los archivos personales de Lazarus así como su poderosa vitae. A cambio, Caraos reviviría y liberaría a los cientos de hermanos Infitiore (NdT: así en el original) de Lazarus que yacían atrapados en letargo en el interior de una fosa, la tumba de Kaymakli. Lazarus estaba aturdido. ¿Cómo podría un simple mortal saber tanto sobre su extinto clan? El extraño hombre sonrió e informó a Lazarus de que él pertenecía a la familia Obertus, una familia de ghouls mantenida a lo largo de 800 años por el antiguo Voivoda Tzimisce conocido como "el Dragón".
El asunto de la Gehena había preocupado a Rene ya incluso en su juventud, y cuando supo de Lazarus, sabía que ésta era la oportunidad que había estado esperando.
Lazarus consideró la oferta de Rene y al final se mostró de acuerdo, envió a dos de sus más fuertes ghouls con Rene para "ayudarle". Realmente, los ghouls de Lazarus fueron enviados para aguardar a que, después del suceso, el demente turco se sintiera obligado a compartir su hallazgo con el "Giovanni" (NdT: las comillas en el original no aparecen, se supone que se refiere al Capuchino o Lazarus, y éste es un Capadocio).
En silencio, Lazarus estaba ansioso por ver si el plan del turco funcionaba. Puesto que tres de los viajes que se hicieron a las faldas de las ruinas de Kaymakli fueron para contratar a un equipo de escavadores para ayudar en la excavación. Una vez que alcanzaron la más profunda de las catacumbas, Rene ordenó a los otros que tomaran un respiro, y vagó sólo bajo la guía de su linterna y su ambición. Finalmente, encontró el glifo.
De acuerdo con la leyenda, Cappadocius selló mágicamente las profundidades de Kaymakli con un poderoso conjuro que impedía a los humanos pasar más allá de ese punto, mientras que siempre atrapaba a todos los Cainitas que cruzaban el glifo. Rene llamó a los escavadores y a los ghouls para ayudarle a empujar a un lado la inmensa roca milenaria que bloqueaba la entrada más allá del camino abovedado. Después, les ordenó volver a la superficie para recoger el resto de sus herramientas y víveres. Una vez solo, Rene empezó a cincelar el glifo, recitando unos cuantos versos koldúnicos que había aprendido en un intento de levantar las protecciones mágicas del glifo. Después de una hora de furioso esfuerzo, el glifo cedió. Metió su mano más allá de la bóveda y nada impidió su paso. ¡Había funcionado!. La antigua maldición de Cappadocius había sido rota. ¿O no? Su sangre inmortal podría haberle excluido de la maldición pues no era ni un humano ni un vampiro... Rene cruzó y se dio la vuelta. Entonces, llamó a los escavadores y a los ghouls para unirse a él. De pie, ante el camino que había recorrido y que había dejado más allá la protectora bóveda, aguardó la llegada del jefe de los escavadores, entonces soltó un suspiro de alivio y supo que la maldición había sido levantada.
Se volvió y vio una gran fosa llena de miles de esqueletos y cascarones secos como cadáveres. Todos iban vestidos con retales polvorientos y rasgados de una época que coincidía con el legendario "Festín de la locura" (NdT: "The Feast of Folly" en el original), donde Cappadocius ordenó a sus leales chiquillos que sepultaran a sus hermanos y hermanas. Rene ordenó a los hombres que se ataran con cadenas a la cúpula de piedra que cubría la fosa. Los hombres vacilaron, mirando confundidos cuál era el propósito de todo eso, pero al final hicieron lo que les ordenó, al fin y al cabo, ese hombre les pagaba muy bien. Una vez que las cadenas fueron colgadas, Rene hizo una señal conocida a sus dos ghouls ayudantes y los tres desenvainaron sendas cimitarras de los pliegues de sus togas y mataron rápidamente a cada uno de los hombres. Los cuerpos de los escavadores fueron colgados boca abajo y después decapitados.
Mientras que la sangre rellenaba la fosa, Rene extendió sucesivamente un aspergillum (NdT: una clase de hongo) alimentado con la Vitae de Lazarus y esparció gotas de la poderosa sangre sobre la legión de muertos que yacían en un silencioso Letargo. Cuando el "bautizo" finalizó, volvió y trazó un mensaje en griego sobre la pared con un poco de carbón:
"Todo aquel que busque venganza, que se prepare. ¡La hora ha llegado!"
Rene entonces se volvió y escoltó a sus dos cómplices de vuelta a la superficie con la puesta del sol. Antes de que la noche reinase, y su calma despertara a las tinieblas, Rene pagó a otra docena de escavadores diciéndoles que encontrarían la otra parte de su paga en la más profunda de las catacumbas. Con una sonrisa siniestra, se volvió a sus cómplices y los tres aguardaron a que los gritos de los humanos se amainaran debajo de las ruinas que recibían sus muertes.
Y así es cómo comenzó el renacimiento de los Heraldos de las Calaveras y las noches de la Gehena.
Rang Svarn, de la Orden de los Quaesitores : rancorwildstorm@yahoo.es
Santiago Giovanni, Nigromante y miembro de la Vitae Oscura : santgiovanni@wanadoo.es