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Todos empiezan a saludarse cortesmente. Mientras que Edgar y Susana muestran unos gestos bastante efusivos, bien sea al dar la mano o al dar un par de besos. Por el contrario, Rufus y Vicenza se muestran mucho más reservados.
El semblante de Rufus parece realizar un examen minucioso de cada persona de la sala. Como si evaluase cada gesto. Cada movimiento.
Los minutos pasan. Niclaus espera pacientemente cerca de la chimenea.
Entonces Vicenza que está sentada en uno de los sofás. Formula una pregunta.
- Buenas noches... creo, que todos deseamos saber de una vez para que nos ha traido aqui.
Acto seguido se pone a acariciar ligeramente al lobo. Que se encuentra vigilante tumbado a sus pies.
Mientras esto sucede. Susana. La otra chica de la estancia se sienta comodamente. Acercando también a su lado al perro. Quizá con el fin de evitar que pueda enzarzarse en una pelea con el lobo.
Acto seguido se pone a juguetear con un alambre, realizando curiosas figuras.
Que curiosamente llaman la atencion de los presentes. Sobretodo de Rufus. Aunque resulta evidente para todos, que sus juegos con el alambre demuestran que tiene unas dotes especiales para usos “poco lícitos”.
Esto, unido a ciertas figuras familiares, hace percatarse a todos los presentes, que de algun modo han podido ser robados. Llevándoles a examinar sus pertenencias.
Así, Edgar no puede evitar notar como su cartera ha sido sustraida. Hecho curioso porque cuando se da cuenta ve como con una risa cómplice, Susana la deposita en la pequeña mesa de cristal que hay en el centro de la sala. Así como un reloj que Rufus reconoce como suyo.
En cara de todos se puede notar cierta incomodidad ante la situación generada.
Pero justo en ese momento se puede oir la voz de Niclaus que comenta.
- Ahh. Que buenas dotes. Jajaja. Aun no se habían dado cuenta. Aunque todavía no entiendo porque no le robaste nada a Vicenza. Supongo que te causará simpatía por el hecho de que también tiene un cánido como acompañante.
- Pero de todos modos, es el momento de hablar de cosas serias.
Justo en ese momento suenan las campanadas en el reloj. El extraño grupo mira con atención hacia Niclaus.
Este comienza a hablar.
- Os he reunido aquí, de lugares muy dispersos. Y sin conocerme de nada. Ante mi os habeis presentado. Desde luego. Que ingenuidad.
Tras esto suelta una gran carcajada.
- Os habeis metido en la boca del lobo muchachos. Ya no saldréis de aquí con vida. Si es que se le puede llamar vida a lo que sois.
Los animales en ese momento empiezan a mostrarse ligeramente hostiles. Su refunfuñar suena en la sala, como listos para atacar a ese indivíduo que en este momento empiezan a percibir como un enemigo potencial.
Sin inmutarse Niclaus sigue hablando.
- Os he reunido aquí por un motivo. Sois mi experimento. No soy vampiro. Soy un gran mago de la casa Tremere. Sí, tremere. Pero no, no soy vampiro. Quiza algunos hayais oido la historia de como Tremere y Goratrix se convirtieron en Vampiros. Ganaron poder sí. Pero perdieron muchas otras cosas.
- Mi propósito. Y a la vez mi diversión. Será utilizaros de conejillos de indias para triunfar donde ellos fracasaron. Tendré vuestros poderes, pero no vuestras debilidades.
JAJAJA!!!!
- Sí, estais perdidos. No podeis salir de aquí. Pero. Bueno. Sí, en realidad sí podeis salir de aqui. Hay una posibilidad. La casa está plagada de trampas. Pero. Quizá juntos podais salir. Aunque para ello tendreis que usar vuestras habilidades. Y a mí me permitirá estudiaros mejor. Eso es justo lo que necesito. Si conseguís salir habreis ganado. Sino. Vuestras cenizas serán lo único que quede de vosotros.
- Ahh. No intenteis salir de la casa sin antes haber descubierto como. JAJAJA!!!
Acto seguido. Y en una nube de humo desaparece.
Todos los presentes se han quedado perplejos. Pero Edgar reacciona con rapidez. Tras transformarse en una sombra se desliza por la ventana supuestamente cerrada. Pero al atravesarla. Un gran destello se produce y a continuación solo se ven unas pocas cenizas en la repisa.
Una voz comenta. Qué estupido. Ahora solo quedais tres. JAJAJA.
COCBIT.