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Todo empezó sobre el 1300 o el 1350 no pongo la fecha exacta pues no la se. Yo era un campesino al que le gustaba la caza, también era (o al menos yo eso
creía entonces) un gran guerrero.
Me había retirado a unas tierras no muy alejadas de Emerita Augusta para vivir en paz tras una serie de enfrentamientos armados contra clanes locales, yo no sabía que en el trasfondo todo estaba todo controlado por la estirpe, bueno eran las tierras donde ahora está situado el
pueblo de Cabeza del Buey, por aquella época todo era naturaleza algo que me
encantaba.
Pero cierto día al anochecer que era cuando salía de caza vi un gigantesco lobo cuyo pelaje era totalmente rojo algo que me sorprendió mucho. De repente me miró y vi como sus fauces se tornaban en una especie de sonrisa y un frío helado me recorrió la columna y segundos después ya no estaba allí, como si nunca hubiera existido. Cuando llegué al lugar exacto donde lo había visto, descubrí sólo cuatro huellas, las de sus pisadas, pero ninguna más ni hacia delante ni hacia atras. Eso fue todo por esa noche y las siguientes, mas cuando salía a cazar sentía esa sensación de que alguien te mira y tú no puedes detectar donde está.
Ese control duró una semana, unos meses no se decirlo pero de repente cesó. Dos meses despues a eso de las tres de la madrugada llamaron a mi puerta. Era una joven alta, esbelta y peliroja un color de pelo que jamás había visto y su piel era blanquísima, yo diría que incluso relucía y sus ojos verdes esmeralda. Me fijé que tras ella no había ni acompañante ni caballo, pero en su apariencia no detectaba rastros de haber venido andando, ni polvo, ni manchas de hierba. Ella me miró entre divertida y curiosa y su mirada me heló la sangre en las venas en ese preciso instante en el que habló con la voz mas suave que había oído en mi vida, casi parecia un pecado escucharla:
-No he venido ni a caballo ni acompañada pues siempre he estado aqui- dijo ella. -Y mi nombre es Asula-.
-¿ Pero cómo es posible que no la halla visto nunca si asegura que vive por
aquí? -Pregunté yo sin llegar a comprender.
- Te equivocas joven Esoj (pues este era mi nombre en aquel entonces) pues si me has visto - dijo ella y con una sonrisa desapareció ante mis narices.
Una voz en mi cerebro me susurró -El juego ha empezado veamos si eres digno de lo que te ofrezco-. De repente a lo lejos vi al lobo de pelo rojo y me di cuenta que me miraba los ojos directamente. El corazón se me paró al darme cuenta de que eran los ojos de Asula. Al principio creí que era una mujer lobo pues ya había oido historias de ese tipo. Pero en el fondo de mi alma sabía que no era verdad por lo cual cojí mi arco y mi espada y salí a la caza de ese animal pues aceptaba el reto lanzado.
Perdí el rastro de la bestia en un claro al amanecer. Las huellas desaparecían de golpe. Al anochecer oí su aullido, dos horas después del anochecer lo tenía atrapado en una cueva (o eso creía yo). Cuando entré me encontré Asula sentada en una silla de madera con los brazos cruzados.
- Veo que serás un gran descendiente, mas tu principal problema es que subestimas a tu contrario- con esto desapareció de mi vista.
De repente sentí un golpe tremendo que me sacó volando de la cueva. Al aterrizar me fracturé las costillas y me disloqué el hombro y allí la ví frente a mi sonriendo, me incorpore como pude y desenfundé mi espada, o eso intenté al menos, pues cuando miré mi espada había desaparecido, al levantar la vista vi que la tenía ella entonces dijo una sola palabra.
- ¡Corre!-.
Y eso hice, pero para su sorpresa directo hacia ella. Con un solo movimiento de su mano me paró en seco y me levantó en vilo y afirmó que le gustaba mi valentía. Entonces, ante mis ojos horrorizados, sacó sus blanquísimos dientes y me perforó el cuello, ante mi sorpresa no sentí olor sino un placer indescriptible sólo tenía un inconveniente que sentía como me moría, como mi vida desaparecía, y pronuncié dos palabras "quiero vivir". De repente me soltó y rió a carcajadas. Yo me sentía en la cuerda floja y a punto de caer, estaba muriéndome pero de repente algo tocó mis labios, algo caliente y salado pero a la vez dulce y fresco y aún hoy recuerdo sus palabras.
-Bebe mi chiquillo, pues tu vida solo no ha acabado sino que ha cambiado de forma-
dijo ella.
Y bebí hasta que ella me separó de su brazo, y yo grité pues un ardor en el fondo de mi ser reclamaba más sangre, entonces oí el grito de una mujer, mi primera víctima. No recuerdo como paso sólo recuerdo el éxtasis de su sangre, de sentir como consumía su vida, pero justo antes de acabar, antes de que muriese en mis manos, tomé conciencia de lo que hacía y la solté, vi su cuerpo caer al suelo, sentí como moría antes de que su cabeza chocase contra el suelo, vi sus ojos vacíos y desde lo más profundo de mi ser chillé el grito más desesperado que puede lanzar cualquier ser. Entonces ella que estaba en las sombras se acercó a mí y me contó que yo era a partir de ese momento el nuevo chiquillo del clan gangrel y que como tal debía seguir los mandamientos de Cain para con todo.
Durante varias noche me hablo de todo, desde Cain hasta de todos los clanes vampíricos, de las costumbres, de las leyes, de quienes eran amigos y quienes enemigos y si algo me dejó muy claro es que ningún vampiro hace nada por nada, dos meses después me llevó a una reunion del clan en una montaña cercana. Allí conocí a otros de mi clan, participé en juegos de fuerza, agilidad, y rapidez y sinceramente me dieron una paliza, pero todos me aceptaron y me enseñaron a
utilizar mis nuevas habilidades.
Diez años después de mi renacimiento en la oscuridad empece mi errar por la tierra. En todo ese recorrido no encontré ningún otro vampiro algo que me extrañó porque sí que sentía sus presencias pero no los encontraba por ninguna parte. Un día llegué a Praga, que en aquel entonces era propiedad de los Lasombra, los cuales no tenían muy buenas relaciones con los gangrel por lo cual tras presentarme ante el Principe el cual me dio su venia con aires de suficiencia y desprecio, me advirtió que tuviese cuidado con lo que hacía pues podría terminar presenciando algún
amanecer. Yo me despedí cortésmente y fui a recorrer la ciudad. Entré en un bar destartalado donde aguaban el vino y la comida era asquerosa, para saberlo sólo había que verla, entonces entró un vampiro en la taberna. Era bajito pero muy robusto y su aspecto era más oscuro que las sombras, no fue muy difícil adivinar que era un lasombra que venía a realizar la advertencia del príncipe de la ciudad, pues al entrar vi que me miraba y sonreía. Se sentó en la mesa de la otra punta de la taberna y pidió que le trajeran una jarra de cerveza caliente. Tras varias horas de medirnos mutuamente, yo decidí evitar toda confrontación pues no era tan estupido para enfrentarme a un vampiro en su territorio por lo que me levanté y salí tranquilamente, pero vigilando que no me seguían. De lo que no me dí cuenta fue de que había una sombra que no se separaba de mí. Me percaté cuando me tenía atenazado y sin posibilidad de soltarme entonces apareció el sujeto en cuestión con una sonrisa en los labios, y ordenó a las sombras que me soltasen. Acto seguido me sonrió, segundos después me vi volando varios metros tras recibir un golpe que ni vi venir, me intenté defender pero era más rapido y más fuerte. Cuando ya me daba
por muerto apareció una joven de unos 20 años que se puso entre el lasombra y yo y le dijo amablemente al lasombra que o se iba o moriría allí, y en ese momento este la reconoció y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
Esta joven me dijo que se llamaba Aila Granger y que era una brujah (una prometeana), me llevó ante su sire la cual me dio un sorbo de su sangre que me curó mis heridas y me proporcionó la disciplina celeridad. Les agradecí su ayuda y me despedí de ellas pues tenía que seguir mi camino, Aila me preguntó que si podía acompañarme y yo le dije que como desease. Viajamos por toda europa y nos enamoramos el uno del otro, pasamos miles de aventuras que no contaré en este relato.
Un día llegamos a Moscú. Era una noche lluviosa. Yo me había conbertido en un diestro espadachín, y para bien o para mal había bebido sangre de otros vampiros enemigos míos para reducir mi generación y conseguir poder. Esa noche Aila murió a manos de un grupo de tzimisce mientras yo persegia a un lasombra, en el momento de su muerte me quedé paralizado y a pesar de la distancia que nos separaba pude sentir como moría. Vi a través de sus ojos los rostro de los asesinos, dos noches después tras una larga persecución di con ellos y decapite a tres, y a los otros dos que quedaban que habían diabolizado a mi amada, los empalé y tras drenarlos hasta el borde de sopor los dejé al sol frente a la cueva donde me resguardaba a los dañinos rayos solares, para ver como se desintegraban y cuando no podía soportar más el sueño me fusioné con la tierra para pasar el día.
Después de la muerte de Aila y de su venganza me quedé sin ilusiones en la vida y me dediqué a vagabundear sin rumbo. Tan perdido iba que llegué a Japón. Allí me encontré con unos vampiros que no eran descendientes de Caín lo cual me extrañó. Varias veces me intentaron asesinar y la mayoría encontró la muerte a mis manos, hasta que un día, en vez de esperar el ataque, fui directo al templo donde se escondían y les pedi humildemente que me enseñaran el arte de la espada y de la lucha pues me impresionaba su destreza en ambos. Uno de sus ancianos aceptó con la condición de que me convirtiese en su asesino. Yo acepté y pasé varios años aprendiendo y asesinando en las sombras. Esta fue la época de la transición de la Era Edo a la Meiji, y yo me convertí en el mejor asesino que pude, siempre en las sombras. Toda misión suicida me la asignaban a mí por dos razones, una porque era el mejor, y otra porque si moría desaparecería el único oriental que conocía todos su secretos en lo referente al arte de la espada y de la lucha. Mi experiencia iba desde la espada hasta cualquier otro tipo de arma oriental, pero me especialicé en la espada japonesa. Tras largos años a su servicio, me dijeron que había cumplido con honor, y que era libre de ir por donde quisiera.
Tres días después estaba de nuevo en España para volver a ver a mi sire y descubrí que ya no vivía en la zona de la serena, tras esto participé en varias luchas contra otros clanes y me convertí en un asesino de élite más temido incluso que los assamitas, ya que me encargaban incluso eliminar a estos en muchas situaciones. Pero nunca mataba por la espalda, siempre me presentaba dos días antes para advertir. Era una cuestión de honor o de osadía.
Un día tras un asesinato me encontré con un tipo muy raro. Era un vampiro poderoso, eso no hacía falta jurarlo, pero nunca consigo recordarle. Estuvo mucho rato hablando conmigo, me dijo que me había estado observando y que tenía otros planes para mí mejores que los de asesino a sueldo, y era que quería que recopilara la historia de la estirpe. Yo pensaba que era una broma hasta que me entregó un manuscrito escrito por un vampiro donde contaba la historia de Caín y sus descendientes, tras esto le dije que no me interesaba, y él me dijo que me dedicaría a ello porque él me lo ordenaba quisiera o no. Tras esto desapareció, no conseguí detectarlo y dude que llegase a haber estado allí si no fuese por el manuscrito que tenía en mis manos.
Días después comencé a sentir un ansia de conocimientos comparable a mi ánsia de sangre. Tras esto he recorrido el mundo en la búsqueda de mi santo grial personal que es recopilar la vida de Caín y de sus descendientes. Establecí mi residencia en la actual Extremadura hasta que el aumento de los garous me hizo migrar a una zona más céntrica, a las afueras de Alcalá de Henares. Aun así, sigo visitando mi Extremadura natal a la espera de encontrar a mi sire, y mostrarle mis descubrimientos y logros, esta es mi historia y en vuestras manos la pongo.