Fritz Smith: Crónica de una Indiferencia.

      A los 3 años le dejaron a las puertas del convento de Nuestra Señora de la Desesperanza. No era un buen comienzo para la carrera del aún joven Fritz, aunque el nunca haber conocido a su madre no fue en ningun momento una pega para él.

       El contraste de rostros de las pobres monjas desde el primer día que le vieron (sonriente ante la llegada de un nuevo miembro de la orden), a tres duros y arduos años después (odio, repulsión, instinto asesino) fue evidente incluso para el padre Martins, el ciego, al que Fritz le había puesto el sobrenombre de "El Lince" apelando a su buena vista. Lo cierto es que Fritz paso de ser una linda criaturita de 3 años sin uso de razón, a un odioso crío mocoso de 6 años que desgraciadamente tampoco tenía uso de razon.

       Creo que fue el propio Martins el que me habló en cierta ocasion de - aquella criatura demoniaca que aunque parece angelical solo se guiaba por su instinto maligno -.

       Y parece ser que era cierto, durante esos tres años, Fritz se dedico a molestar a las monjas, a robar el vino que el padre prior escondía tras el altar, a entrar en los confesionarios e impartir perdón divino, a entrar sin llamar en la habitacion de Sor Angelica para pillarla en situaciones "complicadas" (de Sor Angelica se rumoreaba que antes de ser monja habia pasado por una epoca de libertinaje), a soltar las cabras que el Padre Morgan amorosamente cuidaba (lo de "amorosamente" fue lo que textualmente me dijo el Padre Martins, yo interpreto que se refiere a "con cariño"), a tirarle piedras a la ventana del campanario, a espantar las cigüeñas del mismo, y así un sinfín número de incidentes que poblaron la densa carrera de Fritz.

       Sin embargo, no penséis que era travieso sin consciencia, no. Cada vez que realizaba actos de este tipo, encubría todas las pruebas como un niño lo podría hacer, claro, y ponía esa cara de bueno de cuando tenía tan solo 3 años. Lo curioso del caso es que le embargaba un afán de superación insaciable, que le llevaba a cometer actos cada vez mas difíciles, y claro, pretendía que nadie se enterase de ello, era muy fácil pegarle un tiro al Padre Prior sin mas, y sí, sería una putada muy grande, pero todo el mundo se enteraría.

       Por ello, un día en el cual estaba especialmente inspirado decidió dar misa, y con esta fijación entre ceja y ceja esperó su oportunidad y un día en el cual el Padre Prior había encargado al chico que le anunciase a Sor Augusta (uno de los pesos pesados del convento) que tenía que partir urgentisimamente a dar los ultimos sacramentos a un hermano suyo dio el paso definitivo que le llevaría al... completo desastre.

       Todo iba perfecto, se vistió la sotana, se enrolló varios cojines alrededor de la cintura (el Prior era un hombre ciertamente obeso), se puso la capucha encima de la cabeza y ensayó durante al menos una hora. - Hermanos estamos reunidos aquí - dijo con voz profunda - para rememorar el nacimiento de Cristo nuestro Señor... Dios mío, que bien le habia salido el santo oficio, mejor incluso que al Prior, ¡sí señor!, se había aprendido de pe a pa la misa de Noche Buena, la que más le gustaba, ¡La única que le gustaba! (precedía a la cena) y la había ejecutado a la perfección, sí señor, se sentía realmente orgulloso de si mismo, sí hubiese sido la mejor misa de su vida... si no hubiesen estado a 17 de Octubre, y como tal le pillaron, como embustero.

       Realmente lo que un niño entusiasmado puesde llegar a planear es impredecible, y esta vez, obcecado en que la oportunidad la pintaban calva había pasado por alto ese pequeño hecho.

       De ahi a que le pillasen todos los hechos precedentes, de que comenzasen a encajar la piezas del rompecabezas perdidas, de que comenzasen los comentarios a sus espaldas, de que comenzasen a dejarlo apartado en las comidas, de que se olvidasen de darle dulces de Navidad, de que le ignorasen cuando intentaba excusarse realizando actos que podrían denominarse "buenos" hubo solo un paso. Y por ello Fritz se fue del Monasterio, no sin antes despedirse de todos los frailes y monjas.

       El dia de su partida los reunió en la puerta, poniendo la cara angelical que todos ansiaban en el fondo de su corazón volver a ver en Fritz. Alzó la voz y dijo - para mí - sonreía placidamente - ha sido un placer - hacía numerosas florituras con las manos y se expresaba despacio - compartir estos 12 años de mi vida - en ese preciso instante se pasó, puso una mueca de repulsa y soltó - ¡con unos jodidos curas hijos de perra como vosotros! - y esta fue toda la gratitud que Fritz tuvo para con los pobres monjes.

       El deambular de Fritz continuó por gran parte de Massachussets. Hasta que un buen día se fijo en él un palido ser de dientes afilados cuyo nombre era Davison, quizás se fijase en su capacidad para ocultar los hechos que podía haber él mismo hecho, mezclado con esa repulsa y odio hacia una sociedad que le habia tratado mal. Quizas realmente SI que echase de menos una madre que nunca tuvo, quizas si la odiase, quizas en lo hondo de su corazon esperase verla algun dia, quizas fuese algo humano. Lo cierto es que la inmortalidad no le ayudo mucho en este sentido y si en otros mas oscuros y retorcidos. Quizás el Camino de un Tremere sea el de ocultar lo que siente, y en eso, Fritz encajaba a la perfección.

Autor: Adam Kloite.