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Mi vida anterior en si, a los acontecimientos aquí narrados, no tiene gran importancia. Conste que fui un joven más o menos normal, hasta que fui en una excursión con mis amigos del instituto, al chalet que uno de ellos tenía en Paredes de Escalona, un pequeño pueblo de la zona de Toledo.
Paredes es un pueblo de unos 30 habitantes más o menos, situado a unos 3km de Escalona, un pueblo de la provincia de Toledo. El chalet en si esta algo separado del pueblo, y da al monte, por lo cual está bastante aislado de los suspicaces habitantes de Paredes. El caso es que por la cercanía del monte, nos gustaba salir de noche, tras empinar algo el codo a dar un paseo a oscuras, bajo la luz de las estrellas.
Así que esa desdichada noche salimos a dar nuestro paseo, como de costumbre. Caminar por el solitario monte, en una noche silenciosa con el cielo plagado de estrellas es una maravillosa experiencia, y yo de la que disfrutaba en pleno.
El camino estaba plagado de arbustos, donde solian meterse perdices, que se asustaban con nuestra presencia y salían volando de golpe, asustándonos de paso a nosotros...
De hecho, en ese momento me recordaban, el grito que pegue con un susto que nos dieron los jodíos bichos... una anécdota que me recordarían hasta el día de mi muerte... Que fue prácticamente a continuacion.
Del arbusto salió una sombra que cayó al camino. En un principio, yo pensé que se trataba de las dichosas perdices, ya que el susto me lo llevé, ya que yo creí ver un perro en el camino. Pero esta vez estaba en lo cierto. Al camino había caido un perro... bueno, un lobo más bien, con ojos brillantes, y lo que parecía una mueca, toda ella llena de dientes...
Hubo unos momentos de estupor, hasta que nos dimos cuenta que aquello era realmente un lobo. Luego el lobo saltó sobre la garganta del primero.
Salimos corriendo como alma que lleva el diablo, gritando (que adecuado) como unos condenados.
Corría yo por el sendero, cuando una irresistible sensacion me hizo mirar hacia uno de los elevados bordes del sendero. Había allí un lobo, negro como ala de cuervo, tanto que destacaba sobre la noche, que me miraba con sus brillantes ojos verdes.
Juro que en ese momento, me pare, hechizado por su mirada, y me pareció captar inteligencia tras esos extraños ojos animales. La loba (mas tarde lo sabría), pareció sonreir, y decidida a hacer de mi su víctima, saltó sobre mí.
El peso del animal, y su increible fuerza me hicieron caer al suelo. Así que, tras unos breves segundos de confusion, me encontré con el animal encima de mi pecho, con su hocico a unos centimetros de mi cara, y sus hermosos ojos verdes clavados en los míos.
No se cuanto tiempo paso, ya que en esos momentos, todo lo demás daba igual. Quizás te parezca normal que no forcejeara con el animal, pero no lo era. Mi cuerpo bombeaba cantidades ingentes de adrenalina, empujado por el terror, y como mínimo hubiera podido ofrecer algo de resistencia... aunque hubiera sido en vano. Pero me quede hechizado mirando esos ojos, detras de los cuales había inteligencia... y sentimientos. No se como se puede reflejar eso en la cara de una loba, pero os juro que ese animal se estaba divirtiendo.
Finalmente, mi instinto de supervivencia pudo mas que el encanto, y salí de mi estupor. La loba pareció notar aquello, y se lanzó a mi garganta con una velocidad inhumana.
Al principio sentí un gran dolor, pero el grito de agonía murió en mi garganta destrozada. Despues el dolor continuó, pero era un dolor mas placentero, a pesar de que era consciente de que mi vida se escapaba por mi garganta, mientras la loba parecía beber ávidamente de ella.
Estaba paralizado, hundido en una sensación de dolor, agonía, y placer. Creo recordar que al principio intente forcejear, intentando apartar su cabeza de mi garganta, pero entre la bruma del momento, vi que mis brazos, que apenas habrían tenido fuerza para apartar a un bebe, acariciaban su cabeza, como si de un grotesco amante se tratara. Finalmente, cuando notaba que mi último aliento se escapaba, me desmaye.
Recupere la conciencia poco a poco, y pude ver, entre los momentos que era brevemente consciente, como todo habia acabado, y como los lobos parecían escarbar en la tierra. Cuando conseguí estabilizarme, y darme cuenta de que aún estaba vivo, agonizante, pero vivo, la loba se acercaba a mí.
Me sentía totalmente entumecido, y notaba el dolor de mi cuerpo moribundo como algo distante y ajeno a mí. Así que tuve que limitarme a ser un mero espectador, sin poder apenas gemir a traves de mi destrozada garganta.
Al llegar a mi altura, la loba comenzó a metamorfosearse en una figura vagamente hominida. Finalmente, la loba se transformo en una joven de pelo negro y ojos verdes, que permanecía mirandome fijamente como Dios la trajo al mundo.
Supongo, que de haber tenido sangre suficiente, hubiera tenido una erección, ya que la chica era extremadamente bella. Morena, de pelo largo y salvaje, de ojos verde esmeralda, y con un cuerpo hermoso y palido.
Me miró, con una sonrisa burlona en la cara, y miró una zanja que había a unos pocos metros.
En aquel momento, supe que iba a morir, y que sólo estaba jugando conmigo, y unas lágrimas de desesperación y tristeza empezaron a derramarse por mi cara... amaba demasiado la vida para morir de esa absurda manera...
Ella me miro con cierta sorpresa, y una extraña ternura se dibujo en su rostro. Pero apenas duro un segundo, ya que lo borró de su cara, como si estuviera fastidiada de su propia debilidad.
Me agarro por el cuello de la camisa militar que el Cata solia traerse a estas excursiones, y levanto mis 85 kilos sin apenas esfuerzo.
"Bueno, cariño, es tu turno..." me miraba fijamente a los ojos.
"Demuéstrame que no me he equivocado contigo... sé que saldras de esta..." y sonrió divertida con lo apropiado de la frase, tras dedicar un rapido vistazo a la zanja.
Mientras decia esto, lamió mis lagrimas con un gesto obsceno. "Te gusto, verdad?" dijo.
Hechizado, y algo enajenado, para que negarlo, conseguí mover mi cabeza en un vago gesto de asentimiento.
"Madoka..." murmure en algo que apenas era un gemido.
Estas dos ultimas cosas parecieron divertirla, y rio musicalmente. Seguidamente, me acercó a su cara y me empezó a darme un morreo bestial.
Y allí estaba yo, flipándolo con lo surrealista de la escena, y por que no, disfrutando del momento mientras me besaba, cuando ella se mordió la lengua.
Inmediatamente, su sangre entró en mi boca, y empece a tragar lo que parecía el más delicioso licor que hubiera probado. Continuamos pegados en un beso, mientras yo absorbía su sangre, que parecía reconfortar mi dolorido cuerpo, y aliviar la sed que me embargaba.
Oh Dios, ojala aquello hubiera durado eternamente, pero tras lo que a mí apenas me pareció un instante, ella se retiró del alcance de mi boca.
Comencé a gemir, pidiendo más, como un desconsolado y hambriento bebe apartado del pecho de su madre.
Ella sonrio divertida, y nego con un coqueto gesto.
"Ya habrá más cuando salgas, nene..." y me guiñó un ojo.
Contemplé su belleza, completamente enamorado, mientras ella se dirigía a la zanja.
"No me falles, recuerda..." dijo, y a modo de despedida me tocó la nariz cariñosamente...
Y me tiró a la zanja.
Recuerdo que gemí y grité de fustracion mientras las paletadas de tierra me cubrían.
Finalmente, sólo quedo la oscuridad.
Volví a recuperar la conciencia, o al menos la conciencia de mi ser, lo que pareció una eternidad después.
Todo a mi alrededor era oscuridad, notaba el olor a humedad a pesar de que mis vias respiratorias estaban llenas de arena. El horror a morir asfixiado empezó a volverme loco, e intenté retorcerme en un intento de salir y respirar. Empezaba a ponerme frenetico. Más tarde me di cuenta que ya no necesitaba respirar. Pero para eso hubiera necesitado una mente racional y calmada.
No se si os he contado que me aterroriza el morir ahogándome... supongo que es una derivación de mi claustrofobia, que solo me da cuando tengo miedo a quedarme atrapado...
¿Os suena la situacion entonces? Coincidiréis en que la situación era explosiva. De otra manera, supongo que me hubiera quedado quieto esperando la muerte, pero la suma de los anteriores factores, unida a mi nueva naturaleza, hicieron que mi bestia interior empezara a saltar como un potro encabritado...
No recuerdo mucho más de aquellos momentos, sólo que todo se volvió rojo y que empecé a escarbar aún a costa de mi integridad fisica.
Al parecer, según me contó Madoka, surgí rugiendo (bueno, supongo que intentándolo mientras escupía tierra), bastante perjudicado en todos los aspectos. Después, según me contaron, claro, volvieron a "calmarme", y me alimentaron... al parecer con la sangre que nos habían quitado.
Para cuando volví a ser más o menos yo, y estar otra vez al control de mi cuerpo estaba tumbado en el jardín del chalet, y la chica de pelo negro me miraba con una sonrisa en la que expresaba la satisfacción y diversión que le estaba proporcionando mi presencia. Vestía únicamente la camisa militar que yo llevaba, y parecía estudiarme esperando mi reaccion.
Mi primera reaccion fue bastante fisica, y parecio divertirla bastante, ya que la camisa le tapaba bastante poco, y yo reaccioné con una erección.
"Ahórrate el esfuerzo" rió, "ya no te va a servir de mucho..."
"¿Qué es lo que me has hecho?" pregunté. Más tarde se confesaría sorprendida de que no hubiera reaccionado violentamente. Al parecer soy bastante tranquilo, para la media.
"Ahora eres un vampiro." me respondió.
Tras darme una pausa para dar efecto a sus palabras continuó.
"Has muerto, y has vuelto a la vida. Pero ya nada sera igual. Carlos ha dejado de existir, ahora eres un ser superior a los humanos, que han pasado a ser tu alimento y única vía de subsistencia."
Lo dijo, calmada, probablemente acostumbrada a habérselo dicho ya a bastante gente.
"Oh, vaya..." dije. Y comence a reflexionar sobre este nuevo hecho.
"Pareces habértelo tomado con bastante filosofía..." rió.
"Bueno" respondí, "la inmortalidad y la eterna juventud no están mal si las miras desde el punto de vista adecuado..." medio bromee.
"Tiene sus lados buenos y malos... como todo... Pero aun no te has ganado el derecho de ser un miembro de nuestra hermandad de pleno derecho..." me contestó.
"Vaya, nunca pensé en esto como un club social... Supongo que tendre que pasar algun tipo de prueba, ¿no? Yo crei que estar condenado era suficiente pago..." comenté con una sonrisa irónica.
"Pues no, chico. No es fácil ser un vampiro del Sabbat. La no-vida es dura..." y tras decir esto se sentó frente a mí. "Pero te explicaré más cosas después... ahora tenemos un asunto urgente entre manos. De vida o muerte, me atrevería a decir. Así que debería explicarte algunas cosillas esenciales antes de nada..."
"Aha... suponía que totalmente inmortales no somos... ¿En qué nos parecemos a los vampiros de libros o leyendas? Se un poco sobre el tema, pero supongo que no será todo cierto..."
"Bueno, a ver como empiezo..." dijo sonriendo, y parecio meditar durante algunos segundos. "Te voy a exponer lo que va a pasar y lo básico que debes saber rapidamente. Si sobrevivimos, ya habrá tiempo para el resto. Ahora eres un vampiro, no envejecerás, ni enfermarás. La mayoría de las causas de daño y muerte son poco relevantes, ya que nos curamos con extrema facilidad. Buf..." suspiro, "esto es más dificil de lo que creía... Bien, la sangre es el principio de todo. Es tu alimento y tu poder. Te mantendrá vivo y te ayudará a usar nuestros poderes sobrenaturales..." callo unos segundos. "Mira, mejor te expongo lo que hay, y haces las preguntas pertinentes, ¿vale?"
Asentí, aunque no creía que hubiese otro remedio.
"Vale. Vienen hacia aquí unos hombres-lobo que nos persiguen y que quieren nuestros pellejos. Nos pelearemos con ellos y los mataremos... o lo haran ellos... esa será vuestra prueba de iniciacion. Si sobrevivís, seréis dignos de pertenecer a la secta..." y se calló, indicándome que podía hablar.
"¿Secta? O sea que el vampirismo es como una religión?" la mire, pero me di cuenta que por ahora no iba a obtener respuestas. "Vale, eso puede esperar... Bien. Por lo que se de las leyendas, el sol y el fuego mata a los vampiros, y nos tenemos que alimentar de sangre. También somos extremadamente fuertes y resistentes, y podemos hipnotizar con la mirada, dominar a las bestias, y transformarnos en niebla, murcielago, y lobo... ¿¿¿Son esos nuestros poderes??"
Me miró sonriente, orgullosa de algun modo...
"Sí, entre muchos, pero deberás aprenderlos... Actualmente sólo tienes el potencial, y las habilidades propias de cada vampiro, que consisten en curarte más rapido, y conseguir algo más de fuerza y resistencia mediante el poder de la sangre. Cuando te enseñemos, podrás por pertenecer a nuestro linaje, moverte a una velocidad sobrehumana, ocultarte de las mentes de los humanos, y transformar tu cuerpo... ya sea en niebla o en lobo...""Bien, y ¿qué puedes enseñarme antes de que lleguen esos hombres lobo?"
"Todo el uso de nuestros poderes es de alguna manera mágico. Pero se basa prácticamente en el uso de tu voluntad, hasta que se convierte en práctica. Creo que lo primero es que conozcas tu cuerpo." Se levantó y cogió un cuchillo de estilo 'comando' de hoja plateada.
"Vas a aprender a curarte... seguirás sintiendo dolor cuando te hieran, pero ahora tus nervios están muertos, y notarás que es mucho más llevadero..." se acercó con el cuchillo en mano. "Ahora mantente calmado... no se si lo habras notado, pero ahora eres un ser mucho mas pasional e instintivo. A esa parte la llamamos la Bestia, y tendrás que controlarla lo más que puedas... aunque me parece que se te va a dar bastante bien. Hablaremos más adelante de cómo dominarla." y dicho esto, realizó un corte en mis muñecas.
Observe con morboso asombro, como apenas me había dolido, y como la sangre comenzaba a manar por el corte.
"Ahora concentrate en cerrar esa herida... imagina como se cierra." me estudiaba atentamente, aunque miraba mi sangre. "¿Sientes el poder de tu interior?"
Me concentré mientras miraba mi herida, y notaba como mi nuevo cuerpo, inagotable, bullía de una extraña energía. Y de alguna manera bastante instintiva, canalicé ese poder hacia esa herida, y comenzó a cerrarse para mi sorpresa.
"Muy bien... ¿Lo has sentido verdad?"
Asentí.
"Este es el principio básico. Comprobarás que podrás redirigir esa energía para hacerte más fuerte, ágil y resistente... Pruébalo. Eso sí, esa energía no es infinita, y deberás alimentarte de sangre para recuperarla."
Seguí probando durante al menos una hora mas. Pero unos aullidos desafiantes interrumpieron la leccion.
Un tipo salió del interior del chalet, seguido de mis antiguos amigos, ahora transformados en vampiros.
Era un tipo alto y corpulento, de rasgos angulosos, y pelo castaño claro que llevaba largo y salvaje.
"Son ellos, Loba..." le dijo a la joven.
Ella se levanto, su rostro serio, lleno de determinación.
"Muy bien, llegó el momento... acabemos de una vez con esos perritos. Empiezan a molestarme."
Me hizo una seña para que me levantara, y cuando salió el tercer miembro del grupo, seguido del resto de mis amigos, partimos hacia el encuentro de esos seres.
La joven se reunió con sus tres colegas, y comenzo a conversar con ellos. En ese momento pude mirar a mis antiguos amigos. No reconocí a ninguno de ellos. Era como estar rodeado de extraños, ya que la mayoría tenía miradas ausentes y enajenadas... bestiales me atrevería a decir.
En un momento dado, ya en el monte, la joven a la que habían llamado Loba, ordenó que pararamos, y comenzó una espera, que no duró mas que unos minutos.
Al final del camino aparecieron un par de personas. Iban desnudos, y eran fuertes y corpulentos y bastante velludos.
El más adulto de los dos, (uno debía ser más o menos de nuestra edad), habló con un tono que parecía un gruñido.
"Bieeenn... al fin os hemos encontrado, chupones. Veo que habeis creado alguna de vuestra impía progenie, pero eso no salvara vuestra blasfemia existencia, que es un insulto para la madre naturaleza. Pagaréis la muerte de mis amigos y camaradas..."
Interrumpo aquí la narración, para comentar que en estos momentos volvía a notar esa Bestia de la que Madoka (yo prefiero llamarla asi) me había hablado, y que parecía querer rebelarse, ya que notaba una amenaza contra su existencia.
Me volví a mirar al resto, y noté que gruñían y siseaban como bestias a los dos recien llegados, y que se contenían a duras penas de saltar sobre sus cuellos.
Tras el parlamento del adulto, Loba sonrió, y por toda respuesta realizo un gesto obsceno.
"Me cansan tus ladridos, Lindo Pulgoso... A por ellos!" ordenó.
Y con un extraño y terrorífico bramido, todos mis antiguos amigos se lanzaron a por ellos.
Muy poco más puedo contaros desde mi punto de vista, y la narración del combate corresponde a lo poco que puedo recordar, y a lo que me contaron el resto de mi manada.
Se que ví como los dos recién llegados comenzaron a transformarse en una criatura de aspecto lobuno de unos dos metros de altura.
Yo me quede parado, hasta que la Bestia de mi interior se rebeló, y se lanzó contra el hombre lobo más adulto. Aún me sorprendo de haber sobrevivido, pero al parecer, no se trataba de unos perritos muy expertos.
Bueno, el combate fue poco mas que una jauría de vampiros lanzandose sobre los dos enormes canes, tratando de imponerse numéricamente, ya que eramos alrededor de 10 contra 2.
El caso es que un par de mis difuntos colegas ni siquiera llegaron a tocar a los perritos, y cayeron destrozados por sus enormes garras.
Aprovechando que no daban a basto con tantos vampiros, yo salté al cuello del hombre lobo adulto, atacandole por la espalda, y comencé a morderle, desgarrándole el cuello y alimentándome de su sangre.
El hombre lobo adulto tenía encima a tres vampiros, y Madoka le atacaba con su daga.
No puedo describir muy exactamente el combate, ya que parecía un revoltijo, una pelea de perros furiosos, exceptuando a Madoka, que se mantenía fría, atacaba a una velocidad sobrenatural, con una eficacia mortal.
Yo simplemente me mantuve allí, aferrado con mis uñas (que al parecer habían crecido sobrenaturalmente), desgarrándole con mis colmillos, mientras él se intentaba librar de mí, desgarrándome y destrozándome con sus garras.
Finalmente, mi cuerpo sobrenatural se colapsó, y cai al suelo hecho un guiñapo, con todas mis tripas fuera, aunque notaba que la rabia aún intentaba animar el despojo que era mi cuerpo.
Pero al parecer, la carne de cañón, fuimos una buena distraccion, permitiendo a los mas expertos y mejor preparados vampiros terminar con esas abominaciones.
Eso si, cuando el polvo se aposento, sólo quedaban en pie dos vampiros, y sólo Madoka ofrecía un aspecto presentable. Por el monte se extendían los restos de los dos hombres lobos y los trozos de siete vampiros.
Cuando volví a tomar el control de mi cuerpo y consciencia, estaba de nuevo en el chalet. Loba y Colmillo (el tipo del pelo largo), conferenciaban.
"Hemos sobrevivido un día más para servir a la secta, eh nena?"
"Sí, pero por poco no lo contamos... los perritos estaban furiosos..."
"El chaval no fue un gran desafio, pero el adulto era un gran guerrero. Que se lo digan al pobre Flo... Eso si, los chicos se portaron bien..."
"Sí pero nos han diezmado." le contestó ella. "Sólo ha sobrevivido este" y me señaló. "Y por poco..."
"Sí, tu sangre a demostrado ser poderosa, afamada líder..." comentó el con tono burlón pero cariñoso.
"No le elegí por eso, no parecía especialmente fuerte, pero ha tenido suerte y ha sobrevivido... y eso es lo que cuenta...
Vaya, parece que ha 'despertado'... que tal te encuentras chico?"
Intente hablar, pero no fue mucho mas que un gemido.
"... sólo me duele cuando sonrío..." intenté bromear.
El tipo de pelo largo se acercó a mí.
"Bueno chico, bienvenido al Sabbat, y a la manada de los Lobos Solitarios... somos pocos, pero bien avenidos..." sonrió burlón. "Me llamo Colmillo, y si ahora me disculpas, me voy al pueblo a ver si pico alguna cosa... el combate me ha dejado sediento."
Y tras despedirse de Loba, dio media vuelta y salió del chalet en direccion al pueblo.
Ella tras observar como se iba, se volvió hacia mí.
"Bueno, Carlos, has sobrevivido... Estoy muy orgullosa de ti... ninguno nos habéis decepcionado, pero has peleado bien y estás vivo. Ahora eres un miembro de pleno derecho." Tras decir esto, me miró.
"Deberías intentar curarte... Tienes hambre? Aunque deberías tener sangre del perrito en tu interior. Esa sangre es muy poderosa, aunque es demasiado 'excitante'... creo que ya me entiendes..."
"Lo intento..." gemí, "pero parece que mi cuerpo se ha colapsado, ya que noto el poder en mi interior... y es fuerte."
"Las heridas que nos provocan los perritos, así como el fuego y el sol, y algún que otro tipo de arma sobrenatural, son muy graves, y te costara un esfuerzo suplementario y necesitarás descansar para reponerte del todo... Concéntrate, esa sangre es muy poderosa, y deberías al menos poder estar operativo...
Yo no puedo ayudarte para curarte mas que trayéndote sangre..."
Asentí y comencé a concentrarme en el poder de mi interior. Fue muy costoso, pero la sangre respondió con fiereza, y al cabo de un rato, me incorporé con un triunfal gruñido. Noté que el poder de esa sangre me inundaba por completo, y como esa rabia se apoderaba de mí. Pero conseguí apartarla con un tremendo esfuerzo.
Tras eso, me sente sobre las escaleras jadeando por el esfuerzo.
"Muy bien!" dijo jovial, y me agarro, me abrazo y me dio un beso. "¿Tienes hambre?"
"Un poco, pero creo que puedo aguantar..." dije.
"Mejor, se acerca el amanecer... será mejor que vayamos a descansar", y tomando mi mano, me llevó al interior del chalet. "De momento dormirás conmigo, ¿vale?"
"Uhh... s-si, vale..." dije encantado.
Empecé a ser consciente del sopor que me invadía, y me tumbé en la cama.
Vi como ella, realizaba lo que parecía un conjuro sobre la habitacion, tras lo cual, la habitación se sumió en una profunda y agradable oscuridad... Lo único que distinguía de ella, eran sus ojos, que brillaban sobrenaturalmente con un color verde rojizo.
Noté que se acostaba conmigo y me abrazaba.
Luego llegó la negrura.
Mi despertar fue muy extraño, supongo que desde ese momento comence a echar de menos el sol.
Ella ya estaba levantada, y había incluido a su escaso vestuario unos calzoncillos boxer míos, con lo que parecia llevar unos pintorescos pantaloncitos cortos. Supongo que volví a ponerme algo rojo.
"Vamos perezoso! Hay mucho por aprender..." rió.
"Vale," dije estirándome. "Por curiosidad, ¿cómo te llamas?... No hemos sido presentados formalmente..." dije a modo de chanza.
Me miró algo sorprendida por la pregunta.
"Mi nombre como mortal ya no importa, ya que la persona que era murió hace mucho... Solemos utilizar motes o pseudonimos. El mío es Loba", me miro expectante y pareció notar mi disgusto ante su nombre. "¿Qué pasa, no te gusta?"
"No te ofendas, pero la verdad es que no demasiado..." y puse una mueca para restarle importancia.
"Bien, y como me llamarías tu? Espera, recuerdo que dijiste algo antes de que te enterrara..."
"Uh... bien... te llamé Madoka. Es el nombre de un personaje que me encantaba de dibujos animados japoneses. Supongo que en mi delirio agónico me pareciste su encarnación." dije mientras me moría de verguenza.
"Ja ja ja... supongo que debo tomarlo como un piropo..." rió halagada.
"Bueno, es el ideal femenino de muchos adolescentes, y se la considera una mujer muy guapa... tengo por ahí un dibujo..." y busqué en mi mochila una ilustración.
Tras enseñárselo, ella rio encantada.
"Muy bien, me gusta. Y suena mucho mas original que Loba. Desde ahora me llamaré asi...
En cuanto a ti... Puedes llamarte Carlos, pero sera mejor para ti deshacerte lo mas posible de tu antigua identidad..."
Reflexioné unos segundos.
"¿Qué te parece Simkin? Es un mote que utilizaba en internet..."
"Bueno, no suena del todo mal... vale, bautizado!"
"De todas maneras me gustaría saber como te llamabas antes..." me atreví a preguntar. Ella se puso algo seria.
"Bien... consideralo como un detalle 'personal'... Me llamaba Ana."
"Es... era un bonito nombre. Muchas gracias.
Que vamos a entrenar hoy?" pregunté, dejando a un lado los temas personales.
"Hoy no toca entrenar. Antes de nada, hay que formarte como 'persona'..." rió.
Los vampiros del Sabbat no nos guiamos por la moral humana, que nos debilitaría frente a nuestros enemigos. Sin embargo, necesitas una filosofía de vida que te ayude a mantener a la Bestia bajo control.
Hoy elegirás tu Senda..."
"Bien, estoy a tu entera disposición."
"Bien, vamos al salon, allí estaremos más cómodos..." y salió de la habitación.
Ya sentados en cómodos sofas, prosiguió.
"Hay varias Sendas en el Sabbat. El neonato elige la que se adapta mejor a su forma de ser, dependiendo de cómo le han afectado los Ritos de Creación..." hizo una pausa, y al ver mi incomprension, aclaro. "Me refiero a lo loco que hayas salido tras haberte enterrado..."
Asentí sonriendo.
"¿Qué piensas tú de tu nueva naturaleza vampírica? Quizás así sea más fácil para mí explicártelo."
Medite un rato sobre ello.
"No se... no me siento tan deshumanizado. Supongo que ya no soy el Carlos que mi familia y amigos conocen, pero tampoco me veo organizando sangrientos festines, y aterrorizando a mis presas como un vulgar depredador... aunque tampoco he tenido mucho tiempo para habituarme... ¿Cuál es el comportamiento que se espera de un vampiro de 'la Secta'?"
Me miraba con cara divertida. "Lo que has dicho es un principio. Creo que eres un firme candidato para mi senda, la Senda de la Armonía.
Bien, de un vampiro de la Secta se espera que sea leal a ella, y que asuma su condicion de no-humano. Eres un depredador, y matar a tu presa y alimento es algo natural, de lo que no debes arrepentirte. También debes controlar tu Bestia interna. No significa que la reprimas totalmente. Es parte de tu naturaleza, pero debes controlarla, no que ella te controle a ti... de lo contrario, no seras mejor que un animal."
Asentí.
"¿Por qué no me hablas un poco de esas Sendas?"
"Bien... veamos, la Senda de la Armonia, que es la que yo sigo, consiste en el equilibrio entre la parte bestial y la humana. La Senda del Acuerdo Honorable consiste en ser una persona honorable y leal a la secta y a la manada. Se vive por y para la Secta. El honor es imprescindible.
La Senda de la Catarsis, es la senda del hedonismo y el egoismo. Diviértete y disfruta a costa de todos y todo.
La Senda del Poder y la voz Interior busca básicamente la competitividad y la autosuperación. Es muy común en los lideres y los miembros del Clan Lasombra.
La Senda de la Muerte y el Alma busca el conocimiento a través de convertirse en alguien frío, metódico y despiadado. Sus miembros suelen ser personas algo crueles.
Y por último, la Senda de Cain, busca el conocimiento de los origenes del vampiro.
Se supone que Caín fue el primer vampiro.
No es una explicación muy extensa, pero valdría como resumen..." bromeó.
"Has hablado de un clan... ¿hay clanes dentro de la secta? Recuerdo que mencionaste algo de linajes... ¿Y Caín un vampiro?" añadí incredulo.
"Centrémonos en las sendas, ¿quieres? Será mejor para mí si vamos por partes... esto me pasa por bocazas..." rió.
"Vaaale, creo sinceramente que la que mejor me parece es la de la Armonia... creo que me apetece divertirme con mi nueva situacion, pero nunca he sido un juerguista excesivo como para la Catarsis..."
"Me parece, bien... creo que te adaptarás bien a esa senda... diría que has nacido para ella. Y no te equivoques con los cataros... son simplemente egoistas. Su forma de disfrutar puede ser muy variopinta."
"Está bien..." dije, "¿Qué más debo saber?"
El resto de la noche la pasé aprendiendo sobre mi futura senda.
Al acercarse el amanecer, Madoka se sorprendió al ver mi aguante al sopor que nos provocaba el amanecer, ya que hasta ella se caía de sueño.
"Me gustaría volver a ver el sol..." dije, respondiendo a sus dudas.
"Es peligroso, pero si estás a cubierto de la luz del sol podrás observarlo un rato." y cogiéndome de la mano, me llevo al cuarto.
Alli, hice el amor por primera vez, tal como lo hacen los vampiros... intercambiando su sangre al morderse mutuamente. Y puedo asegurar que el acto sexual se queda corto ante las sensaciones que provocaba el amor vampírico. He de reconocer tambien, que el acto fue una burda copia del de los humanos. Ya que el pequeño Carlos seguía respondiendo a estímulos inexistentes.
Al dia siguiente, bueno, a la noche siguiente, es dificil perder ciertas costumbres, Madoka me sento de nuevo para hablarme sobre el Sabbat.
"Mañana aprenderás a cazar... supongo que no tienes todavía mucha hambre, ¿no?" dijo antes de sentarse.
"Creo que podria aguantar un par de días más... pero como tú quieras, porque es algo imprescindible que aprender...." sonreí.
"Bien, empecemos pues con el Sabbat, o la Secta como se la denomina tambien. Antes de nada, debes saber, que todo lo que te voy a comentar debes guardarlo como un secreto, ya que cuanto menos conozcan nuestros enemigos sobre nosotros, mejor. No debes contárselo nunca a extraños, que no se identifiquen con el saludo que más tarde te enseñare. Hacer lo contrario podria costarte la vida...
No conozco con detalles los motivos, pero el caso es que el Sabbat se fundó alrededor del siglo XV, durante las revueltas anarquistas, como un medio para que los vampiros más jóvenes se protejan de las manipulaciones de los mayores, y para estar preparados y fuertes ante la llegada de la Gehena, el Apocalipsis Vampírico.
Se cuenta que llegara un día, en que los vampiros más antiguos, fundadores de los principales linajes vampíricos, se levantarán de su sueño milenario, y ávidos de sangre, devoraran a todos los vampiros más jóvenes, ya que su sangre es lo único que puede saciarles.
La idea, es que cuando lo hagan, se encuentren a vampiros fuertes y preparados que les hagan frente.
Nuestro enemigo natural mientras tanto, es la Camarilla, una organizacion de vampiros, similar al Sabbat, gobernada por antiguos, que se basa en pasar totalmente inadvertidos de los humanos comportandose como ellos. Esta política, dirigida por antiguos, se basa en mantener a los vampiros jóvenes débiles para que sean fácilmente manipulables, y así ser una presa fácil de los Antediluvianos (así denominamos a esos vampiros extremadamente ancianos), para canjearlos a ellos a cambio de sus patéticas vidas...
La idea, es que combatas a sus antiguos, y devores su poderosa sangre para hacerte más poderoso, e intentes atraer a los jóvenes hacia la secta..."
Siguió contándome las políticas y rituales de la Secta, el poder de los vínculos de sangre, y su arma contra ellos, la Vaulderie, que mantenía al Sabbat libre y unido. Me contó el beneficio y poder de la diablerie, así como sus puntos en contra, y tras responder a mis preguntas, al final de la noche, era un Sabbat bien formado, con algo de dolor de cabeza.
La noche siguiente, salimos a cazar, y por primera vez, maté.
"Sólo debes matar cuando sea necesario, ya sea para tu futura seguridad (sin los medios adecuados para ocultarlo, una víctima viva puede ser peligrosa para tu integridad), o porque no puedas alimentarte lo suficiente con la 'comida' de que dispongas.
En un pueblo tan pequeño, será prácticamente necesario, y te enseñaré métodos más sutiles para cazar sin que tu víctima recuerde demasiado lo que le ocurrió."
Tras la leccion de caza, volvimos al salón del chalet. Alli, me enseño sobre los orígenes del vampiro, la leyenda de Caín, la organización de la Camarilla, los rangos de las generaciones y el porqué, y todo lo que ella sabía sobre otros seres sobrenaturales que poblaban, el nuevo y oscuro mundo donde me tocaba vivir ahora.
Estuvimos alrededor de un mes en Paredes, entrenándome en combate y en el uso de nuestras disciplinas, que me fascinan.
La Ofuscacion, que es como denominan al arte de ocultarse a la mente de otras personas, me costó algo más, ya que veía ridículo, como podía una persona no verme, cuando realmente estaba delante de sus narices. Sin embargo, ha demostrado ser francamente útil para sobrevivir y para cazar.
El Protean es fascinante, y me resulta muy intuitivo, y he conseguido grandes resultados en poco tiempo.
Aún no puedo trasformarme en lobo o en niebla como ella, pero según sus palabras, todo llegara con la practica.
La Celeridad, que es como denominan a la velocidad sobrenatural de los vampiros, apenas me costó esfuerzo, ya que me fue muy intuitiva, y la desarrollé mientras forzaba mi incansable cuerpo hasta los límites... ¿O es que no sabéis lo placentero que es correr sin cansarse?
Un día, ante los remordimientos que sentia, pregunte a Madoka acerca de lo que debia hacer con mi familia, que debía sufrir por mi ausencia.
Según me comentó, para calmarme algo más, el problema de mis padres ya había sido solucionado, y no debía preocuparme mas de ellos... Al parecer, les habían dominado, e instaurado un recuerdo que les permitiría vivir tranquilos...
Realmente, serán más felices si de algun modo me olvidan y no se preocupan por mí...
Finalmente, siendo ya un sabbat hecho y derecho, volvi a Madrid, para servir a la Secta como mejor pudiese...
Ana Maria Ballester : simkin_de_ambar@hotmail.com