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Año 1645 d.C. París, Francia.
Mi historia comienza en el periodo al que los mortales se refieren como Antiguo Régimen. Mis padres, Robin Archer y Monique Lougué eran unos nobles de un pueblecillo de las afueras de París, que con sus influencias, habían conseguido que yo entrase a formar parte del ejército de elite de Francia, dirigido entonces por Ana de Austria, ya que el rey, Luis XIII había fallecido el año anterior y su hijo era demasiado joven para reinar.
Por aquel entonces mi vida era perfecta, acudí a fiestas, recibí educación, y fui ascendiendo en el ejército. Todo fue bien, hasta una noche que aún recuerdo, la del 15 de Agosto de 1645, cuando se realizó una operación militar a la que no se me permitió ir con el pretexto de que yo era necesario en la corte. Ingeniosa mentira.
Pronto me enteré de la verdad gracias a uno de mis compañeros, la operación tenía como objetivo un pueblecillo de las afueras de París, mi pueblo natal. Los nobles que ahí residían, los Archer, habían sido ejecutado bajo el cargo de traición a la corona. Esa misma noche yo estaba en mis aposentos, pensando sobre si era posible que mis padres hubieran intentado la traición cuando escuché unos ruidos, la puerta de mi habitación se abrió, yo me hice el dormido asiendo mi espada con una mano y entre abrí los ojos, viendo a una persona con una daga que se acercaba hacia mí, un rápido golpe bastó para herirlo de muerte. Recogí mis cosas y salí corriendo, habían intentado asesinarme, y había sido un guardia real. Corrí hacia las cuádrigas, y cual fue mi sorpresa al ver ahí el cadáver del compañero que me había contado el motivo de la operación en mi pueblo. Él no había tenido tanta suerte como yo. Corrí lejos y lejos.
Nunca volví a la casa de mis padres, no soportaría el verlos muertos, y de hecho no he vuelto a ese lugar en mis 350 años como vampiro, pero eso es adelantar acontecimientos.
Llegué a caballo hasta el pueblo de Toulouse donde supuse que no me encontrarían, pero me perseguía la duda de por qué habían intentado matarme. Tenía el presentimiento de que había algo más detrás de todo esto. Pronto hallaría la respuesta.
No tenía nada de dinero, así que me tuve que buscar la vida, por suerte (o por desgracia) conocí a un Sir inglés, Edward Scott, que había venido a Toulouse por motivo de negocios y me ofreció trabajo como guardia particular debido a mi experiencia en el ejército. Yo acepté puesto que necesitaba el dinero. Me instalé en una pequeña casa junto a la mansión de Edward, pero incluso desde ahí pude que apreciar que mi señor no tenía unos hábitos muy comunes. Apenas salía de casa por el día, es más yo nunca le vi a esas horas, pero por la noche mostraba una gran actividad. Muchas noches me invitaba a su casa y hablábamos y hablábamos hasta la madrugada. Él me habló de libertad e igualdad, de rebelarse, y a mí me tenía fascinado y me fascinaba más y más con cada una de sus palabras. Todo siguió bien hasta una noche, una noche que jamás olvidaré.
Él me había invitado a pasar a su estancia, como tantas otras noches, pero esta ve no hablamos de política ni nada por el estilo. Esa noche me confesó lo que era: un vampiro, y me dijo que llevaba tiempo observándome, que sabía lo que les había ocurrido a mis padres, pero más importante aun, sabía el motivo. Al parecer, los tutores del que sería el nuevo Rey de Francia Luis XIV habían empezado un futuro proyecto para concentrar todo el poder en el rey, lo que más tarde se conocería como Absolutismo, y para ello se estaba empezando a arrebatar poder a los nobles, y a mis padres les fue arrebatado con la muerte ya que ellos controlaban bastantes impuestos comerciales. Por eso se me intentó matar cuando parecía saber la verdad. Era cierto todo encajaba. ÉL me ofreció la vida eterna, el ser su compañero para siempre y la oportunidad para vengarme de los opresores. Yo no pude resistirme, tampoco quise ya que nada me anclaba a mi vida mortal, así que me Abrazó, me desangró suavemente y con sutileza se hizo un corte en la muñeca y me dio de beber. Experimenté la muerte y volví a nacer. Al abrir mis ojos nuevas percepciones inundaron mi mente, y un nuevo mundo se abrió ante mí.
Durante mis años como neonato, Edward y yo nos dedicamos a intentar desenmascarar al vampiro que manipulaba a Luis XIV, recientemente coronado. Edward aseguraba que era un Ventrue quien estaba tras el monarca, y el odio hacia ese vampiro nos unió más que un vínculo de sangre.
Aunque nunca supimos su verdadero nombre sí que llegamos a enfrentarnos a él en un combate decisivo, y aunque consiguió escapar con vida se vio obligado a abandonar su influencia sobre el rey francés, lo que provocó una ligera caída del absolutismo que se vio agravada por la muerte de Luis XIV en 1715.
Tras esa pequeña victoria Edward decidió partir a las colonias inglesas implantadas en el Nuevo Mundo. Yo decidí quedarme y fui liberado como progenie, mi sire marchó y me pidió que me reuniese con él en tierras americanas lo antes posible.
En ese momento me quedé sólo así que decidí unirme a la Camarilla en su lucha contra el recién nacido Sabbat. En la secta conocí a personas que cambiaron para siempre el curso de mi vida. Primero conocí a Remié di Lorft un Brujah, gran guerrero y filósofo donde los haya, de quien aprendí gran parte de lo que sé, incluyendo el secreto poder de la Ira Ardiente. No tardé en enamorarme de Remié y estuve algunos años bajo su tutela, hasta que apareció en escena otra persona, una Toreador de infinita belleza y exquisita hermosura conocida como Chantal Monet. También congenié mucho con Chantal, y mi amor por ella también creció. Si, Remié era un magnifico maestro, pero Chantal era como un alma gemela con quien compartir proyectos, inquietudes y reflexiones.
Pero lo bueno no podía durar para siempre, y los intereses de Remié y Chantal chocaron conforme los Toreador iban ganando influencia en la Camarilla y los Brujah la perdían. El enfrentamiento era inminente, y yo me encontré en medio de una batalla entre los dos seres que más amaba en este mundo, y lo peor de todo fue que vi obligado a elegir un bando. Elegí apoyar a Remié , no sé que es lo que me impulsó a esa decisión, tal fue mi unión de clan con él y el aura de seguridad que emanaba. El caso es que el enfrentamiento tuvo lugar y Remié venció a Chantal, la dejó inconsciente, tumbada en el suelo. Y entonces Remié me ordenó: “Mátala, mátala ahora. No es más que una sucia Niña mal criada”
Yo me quedé observando su belleza, su inocencia y recordando los buenos momentos que habíamos pasado. – “No puedo hacerlo, déjala ya la has derrotado”.
- “Estúpido sentimental, es que no te he enseñado nada- Exclamo él en tono de enfado- Bien, yo acabaré con ella”.
- “¡No! No lo harás, tal vez me halla equivocado de bando. Si lo haces será por encima de mi cadáver”.
- “Bien, que así sea entonces, no vales tanto como creía.
Y combatimos, espada contra espada, yo empleé toda mi voluntad en vencerle, me esforcé como nunca. Él no, él luchó confiadamente seguro de sus posibilidades de ganar, ese fue su grave error, error que le costo la no-vida cuando mi espada cortó su cuello. Había vencido. Tras el combate Chantal recuperó la consciencia, pero no fue como yo creía.
- “Maldito traidor”- dijo ella mientras se incorporaba,- “Y yo que llegué a sentir amor por ti, y tú me lo devuelves traicionándome, humillándome en mi propio territorio y aliándote con ese bastardo. Bien Lucien Archer ya veo de qué lado estás. No será aquí ni ahora pero juro que me vengaré de ti”.
Y tras decir aquello se marchó. Sus palabras me dolieron, más que cualquier golpe de Remié y yo que me quedé allí, llorando toda la noche.
Durante los años siguientes vagué solo por el país, luché con algunos Sabbat pero sus recién creados chiquillos no suponían un gran esfuerzo para un vampiro con más de un siglo de existencia. Decidí comenzar a vagar recorriendo el Mediterráneo, tratando de que el susurro de los pueblos antiguos acallasen las voces de Chantal y Remié en mi cabeza, así llegué hasta Venecia y me establecí allí una temporada, pero Venecia no era por aquel entonces un lugar tranquilo para un vástago, ya que, en ella, comenzaba a cobrar fuerza un clan recién nacido, los Giovanni.
Una cerrada noche, yo me encontraba por uno de los barrios bajos de la ciudad, cuando sentí peligro en la zona. Tras mi espalda, surgió un vampiro extremadamente pálido y bien vestido, por lo que no parecía que eso suburbios fuesen su zona de caza, debía de haber estado siguiéndome. Antes de que de mi boca saliera alguna palabra él comenzó a hablar. Se presentó como Angelo Giovanni, del clan Giovanni y me dijo “Sabemos que eres un antiguo francés, pero dime, Lucien Archer, qué te trae a nuestra ciudad” “¿Vienes como parte de la Camarilla?” “¿Vienes a espiarnos?”
-“No”- Afirmé yo “ Solo estoy de paso, como un retiro de la ajetreada vida francesa”
– “ Bien, muy bien” “Así te será más fácil... ayudarnos” –respondió el complacido,
-“¿Ayudaros?” “¿Por qué habría de hacerlo?”,
Él me miro y sonrió “Oh, porque hay un fantasma tras de ti que te ha seguido desde Francia . “Y sólo nosotros podemos librarte de él” “Cuit pro cuo”.
Yo no entendí nada de aquello, pero Angelo me citó a la noche siguiente en un refugio familiar. Yo acudí y presencié algo inaudito. Un ritual nigromántico. Con la ayuda de otros tres vástagos, Angelo hizo manifestarse al fantasma que me seguía. Era Remié, a quien la muerte definitiva no había dado fin y quien me seguía con ánimo de dañarme por haberle traicionado. El ritual prosiguió y Remié fue destruido ya para siempre. A cambio los Giovanni pidieron mi ayuda. Ellos eran un clan joven, y me pidieron que les contara cosas de la Camarilla, ya que no sabían si unirse a ella o pactar una tregua, y más aún, que les ayudara a acabar con un proscrito de su familia, Marcelo Giovanni, quien había recuperado el Libro de los Muertos y había sido corrompido por este.
Yo utilicé mi facilidad para agradar a los humanos y hacer que una turba de gente quemara el mausoleo donde descansaba Marcelo durante el día, y mientras los Giovanni utilizaron sus esclavos fantasmas para que no tuviera oportunidad de escapar. Trabé cierta amistad con Angelo tras aquello y permanecí un tiempo en Venecia. Más tarde continué mi viaje, y visité la costa africana donde estaría Cártago, esa ciudad idílica, si no hubiera sido tristemente masacrada por Roma. Cansado de viajar, regresé a Francia, me establecí en París y estuve ahí recluido por un tiempo, reflexionando.
Mi vida perdió el sentido, hasta que llegó un acontecimiento que me devolvió el interés por vivir, la Revolución Francesa. Ideas de libertad invadieron las calles, la gente veía el futuro con mucho optimismo y las estructuras opresoras de los nobles se derrumbaban por momentos. Yo luché a favor de la revuelta, como muchos Brujah y conseguimos asestar duros golpes contra los Ventrue aunque los más antiguos ya habían abandonado el país cundo se inició la rebelión.
El conflicto no tardó en apaciguarse, y las ideas de liberación se contagiaron en todo Europa. A mí ya no me quedaba nada por ver en el Viejo Continente así que marché a América para reencontrarme con Edward.
Llegué al puerto de Nueva Orleans, cuyas calles se asemejaban bastante a las de mi tierra natal, y allí conocí aun vampiro fascinante con las ideas realmente claras, Jermy McNeil. Con él estuve hablando noches enteras sobre temas de liberación, y fue de él de quien aprendí la importancia de la Libertas. Jeremy tenía en mente la instauración de una sociedad sin príncipe, idea que me resultó bastante interesante y la confié mi apoyo en su proyecto. Pero Jeremy fue exiliado hacía el oeste por la Camarilla debido a sus ideas revolucionarias. Él me pidió que le acompañase, pero yo le dije que solo podría acompañarle hasta Milwaukee, ya que había recibido noticias de que allí se encontraba mi sire y necesitaba hablar con él.
Pasé una temporada en Milwaukee, observando los cambios que trajo el siglo XIX. Revoluciones industriales, inventos..., pero a mí me interesaban más las nuevas ideologías que nacían. Ideologías predicadas por personas como Marx o Bakunin cuyos pensamientos se acercaban bastante a los míos y a quienes observé todo lo cerca posible. Durante esa época financié en secreto el nacimiento de algunos sindicatos obreros. También le sucedieron cambios a Edward quien se vio aupado como líder de los anarquistas, lo que recordó la propuesta de Jeremy y me impulsó a ir a los Ángeles recién entrado el siglo XX. Allí ayudé a planificar la revuelta que resultó ser un éxito y pude ver como se cumplía mi sueño y el de muchos vástagos de ver una ciudad sin principado. A partir de entonces me instalé en la ciudad y procuré acrecentar mis relaciones con los mortales consiguiendo un buen número de valiosos contactos al tiempo que ayudaba a Jeremy a mantener la libertad de Los Ángeles. Y así me he mantenido...
Borja Quero : chakravat@hotmail.com