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Diario de Lev Niccolai Tzara Petrescu
Barón de Bacau
Constantinopla
Anochece... mis sentidos despiertan lentamente, hay ruido de pisadas en mi cuarto, es mi maestro el "Vovoid" de esta región. Me habla pacientemente, dice que tenemos que ir a Constantinopla, que los bastardos Tremere tienen interés en la ciudad, y que no conviene dejarlos crecer más.
Personalmente opino que les teme, desde el último enfrentamiento al oeste de los Cárpatos. Fue en la ciudad de Baia Mare, donde vi por primera vez a esas famosas criaturas llamadas "Gárgolas", aunque no me guste debo admitirlo, son excelentes criaturas de combate, los ancianos hablaron de crear Ghouls de Guerra con la capacidad de volar para poder combatirlas, pero yo observé como el temor surgía en sus ojos...
Llevamos dos días a caballo y ya hecho de menos Moldavia... no es mentira, lo que extraño es no visitar su tumba y conversar con ella.
Cada vez me fascina más cabalgar por caminos casi abandonados y cazar para alimentarse... Lo admito, cuando era humano, me gustaba cazar y pasar varios días en el campo, pero ahora parece una necesidad, es como si algo que llevará en mi interior pide a gritos una vida salvaje. Hace tiempo hable de este tema con mi Sire, dijo que era la bestia interior, que nuestro deber era dejar salir a la bestia, que me haría crecer y encontrale sentido a mi eterna existencia.
Llegamos a Constantinopla, parece que los planes del Vovoid han cambiado, ahora habla de formar un grupo, ¿habrá olvidado ya a los Tremere?, dice que debo reunirme con un Lasombra, el cual es el Cardenal de esta región. Antes de partir observó a mi primogénito aún durmiendo, lleva dos semanas sin beber alcohol, debe ser una nueva marca, si vuelve a su vicio tendré que tomar medidas más severas.
Oh que Bella ciudad, me recuerda Bolonia, pero también me recuerda a "ella". Hay bastante movimiento nocturno, debe ser por su gigantesco puerto, lo más probable es que aumente el comercio de mis aldeas con esta zona. Debo saludar a Günther, él vive aquí.
Que extraño, al parecer el "magister" no estaba al tanto del tema, es como si no esperara mi visita. Veo salir a un hombre con características moras, al parecer es un asesino assamita, que interesante, mi Sire dice que son guerreros natos, me gustaría probar mi espada con él. En medio de nuestra conversación con el Cardenal La Vey, llega un personaje extraño, viene vestido con harapos, si no fuese vampiro apestaría a heces de gato, trato de conversar algo con él, pero sus frases no tienen sentido, habla de que le persiguen los demonios, el Cardenal le da asilo. Tenía que convencerlos para hacer todas las demás reuniones en mi casa, pero no hubo necesidad de ello. Vuelvo a mi mansión, mi maestro quiere estar oculto y escuchar toda la conversación, dice que no lo mencione. A veces no lo comprendo, yo creo que por este tipo de comportamiento, nuestro clan esta perdiendo la guerra con los Tremere. En medio de la reunión llega un invitado sorpresa, el Prince de la ciudad.
Que hilarante, el "magister" sacó a relucir toda su capacidad manipuladora con el Prince, lo convirtió en Escribano, lamentablemente yo estaba preocupado por otras cosas en ese momento y no pude prestar mucha atención a lo que se hablaba. Al final quedó claro que deberíamos formar una especie de sociedad entre todos los vampiros, para protegernos. A mi me da lo mismo, yo sólo puedo defenderme de lo que sea.
Comienza a amanecer...
Al despertar, veo a mi maestro sentado en el respaldo de una silla, en una extraña posición. Me habla de que debo cambiar la manera de pensar del Magister Lasombra, porque sigue un camino incorrecto; que hay que guiarlo hacía la luz. No se donde tiene la cabeza, debería preocuparse de temas realmente importantes, como lo referente a los perros Tremere, en vez de andar preocupado del comportamiento de un neonato, que además, a mi parecer no tiene nada de objetable. Otra cosa que me disgusta de sobremanera es que crea que soy su títere.
Siempre me he preguntado si estaré en "Vínculo de Sangre" con él. He conocido a otros Tzimisces que lo tienen con sus Sires; en todo caso he oído rumores de un ritual que al parecer los elimina. Se llama Vaulderie; si esto es real, lo más probable es que haya un levantamiento en contra los vampiros más viejos.
Aún recuerdo mis días humanos, cuando todo era más simple, cuando mi princesa era la luz de mi existencia ¡BASTA! estoy condenado a ser una bestia, debo olvidarme para siempre de ella... en esa época mi actual maestro, al cual conocí en la Universidad de Bolonia, llegó suplicando asilo en mi castillo, ya que lo perseguían unos extraños seres. Mucho después supe que pertenecían a una tribu de Hombres Lobos, que creo, se denominaban Señores de la Sombra.
Lo admito, fue una gran experiencia matar a uno de esas criaturas, son bastantes fuertes y resistentes. Y me pregunto ¿cómo será si los enfrento en mi estado actual?. He notado que con el tiempo se ha incrementado mi fuerza, resistencia, velocidad y capacidad para curarme de heridas. Ahora puedo entender el leguaje de las bestias, tengo dominio sobre los seres pensantes y cierta aura de majestuosidad. También mis capacidad para percibir ha aumentado en forma considerable, incluso tengo visiones.
Salgo de mi cuarto, para ver como está mi hijo, pero no lo encuentro, llamo inmediatamente a Vladimir, mi ghoul personal, me dice que lo vio salir en dirección Norte, hacía el centro de la ciudad.
Me concentro, con mis manos, toco mi cara y comienzo a moldearla lentamente, le doy una nueva forma y color, pienso en una barba tupida y esta crece de la nada; al terminar tengo el aspecto de un guerrero godo, cada vez aprendo mejor a usar la gran Viscisitud, el poder de los Dioses Tzimisces, le ordeno al criado que me traiga ropa adecuada a mi nuevo aspecto, monto a caballo y salgo a la fría noche...
Recién a caído la noche. Voy buscando de posada en posada; de repente observo como desde la puerta de una, sale disparado un guiñapo humano, mi hijo, me bajo del caballo y veo que está completamente ebrio pero sin ninguna herida considerable. Siento como la bestia trata de salir, tengo deseos de hacerlos pedazos con mis manos, pero me controlo; debería matarlo aquí mismo por todos los problemas que me trae, además es una vergüenza para los Tzara, pero tiene un parecido formidable con su madre y cada vez que lo miro, siento como lo que me queda de alma mortal suplica ayuda desesperadamente.
Lo echo encima de mi caballo y entro a la posada... Parece más un centro de borrachos que una posada, observo a la gente del lugar, al parecer no hay nada fuera de lo común. Trabo amistad con el posadero, será un buen informante, debo averiguar el escondite de los perros bastardos para destruirlos. Creo que vendré a cazar por esta zona uno de estos días.
Vuelvo a mi hogar y mando encerrar en su cuarto a mi hijo, pensando que tendré que tomar medidas drásticas. Ordeno a Vladimir que compre dos perros guardianes y que contrate más criados. Observo como me mira, noto sus ojos fijos en mí, siento su suplica por un poco sangre, por un pedazo de mi esencia.
Saco mis colmillos y rasgo levemente mi muñeca, Vladimir se aferra desesperado a ella, bebiendo apresuradamente, no sabe disfrutar un momento de felicidad, percibo su éxtasis, su jubilo, su felicidad, su orgasmo. Lo alejo de mi con un fuerte golpe, se arrodilla a mis pies suplicando más ambrosía de los dioses, me burlo de él, paso mi muñeca cerca de su boca, le pregunto si me ama, me dice que más que su propia vida. De un golpe le ordeno que se retire a hacer sus encargos, pobre títere. Creo que con los nuevos criados y los perros, haré unos ghouls de Guerra para que protejan la casa.
Otra vez soy yo. Ahora voy camino a la reunión. Se que no voy a llegar atrasado, porque siempre he despertado antes que los demás vampiros, es una de las pocas cosas que le debo a mi Sire.
Al llegar a la reunión se me informa, que vamos a ir a una partida de caza, y yo además no vine con la ropa adecuada para la ocasión, pude haber traído a mis halcones.
Con el Assamita que conocí ayer llega otro más de su tan reputado clan, es extraño el nuevo le rindió pleitesía a La Vey, creo que tiene un nivel alto de Dominación, porque no me explico este tipo de comportamiento en el assamita. Partimos hacía el bosque...
Desmontamos; al salir de la ciudad tengo un la sensación de ser observado, me doy vuelta y veo una figura rodeada de un aura brillante que me observa desde los muros de la ciudad, también siento una sensación de inquietud, de pronto la figura desaparece, creo que me estoy volviendo medio paranoico. Al parecer soy el único que observó este fenómeno... en todo caso me parece haber sentido esa sensación antes. Entramos al bosque...
Alguien dice que ve una fogata en el bosque, pueden ser campesinos, sería un buen festín. Tengo un mal presentimiento, voy a alterar la forma de mis ojos para tener un mayor campo visual. Resultó, pero necesité bastante tiempo para hacer el cambio, lo que me atrasó del resto del grupo, al llegar alguien dice que hay una ceremonia y hablan en un leguaje extraño. De pronto sólo hay oscuridad...
Fue La Vey, el que provocó un aumento en las sombras de la zona, no veo ni oigo nada, de hecho me siento más débil en esta sombra, ¿Que clase de extraño poder es este?. Esta oscuridad me trae malos recuerdos, la veo a "Ella" destrozada, mutilada, de repente un nombre resuena en mi mente "Katherine"...
No soporto esta oscuridad, saldré de ella. Siento el peligro, trato de agudizar mis sentidos, una sensación me guía hacia cierta dirección, desenfundo mi espadón y avanzo, de pronto la oscuridad desaparece...
Vaya escena, hay dos criaturas gigantescas con pelos por todos lados, al parecer son Hombres Lobos, los que atacan a La Vey. De hecho está en el suelo y mal herido. Una de las bestias se percata de mi presencia, pero yo ataco primero, canalizo sangre a mis músculos; siento el poder de la bestia surgir de mi interior, y de dos espadazos parto a la criatura en dos, observo como la sangre surge a borbotones y mi bestia exige su pago, coloco mi boca en la herida y comienzo a beber... ohh la sensación es majestuosa, siento como mi cuerpo comienza a calentarse con la sangre fresca, mis pensamientos giran, no puedo concentrarme en nada, nuevamente la bestia puja por salir y nuevamente yo la controlo, sigo bebiendo, siento el único y más grande placer que me es permitido, la sangre chorrea por mi boca, cierro mis ojos, siento olores y sabores que jamás pense sentir, siento el poder de la sangre en mi interior y como me subyuga. Recuerdo haber sentido esta sensación antes, de pronto llega una imagen a mi mente, me veo con "ella", estamos amándonos, trato de recordar su nombre, pero no puedo...
Intespectivamente, vuelvo al mundo real; ¡Maldita Sea! estoy bañado en sangre. Veo a La Vey bebiéndose a la otra criatura, noto como la bestia surge en él, pero no puede controlarla y sale corriendo de vuelta a la ciudad como un animal. Es extraño, entre los dos assamitas mataron apenas a una criatura, al parecer no son tan buenos guerreros como yo pensaba. Dicen que se devuelven a la ciudad, los muy cobardes. Creo que algún día, lucharé con uno de ellos, para probar mis capacidades.
Los assamitas vuelven a la ciudad, yo me quedo observando el lugar, encuentro un paño con un juego de cartas, de repente percibo una presencia que me observa...
Es un gato negro. A través de mis capacidades especiales, trato de comunicarme con él. Es increíble, es un ser pensante, me dice que los Cambiaformas lo cuidaban, que le daban alimento. Le explico que esas criaturas mataban a gente inocente e indefensa de la ciudad y por eso tuvimos que destruirlos. Le ofrezco protección en mi casa, me observa y dice que irá conmigo sólo si le doy sangre una vez por semana, Zoth-Omog me ha hablado de estos seres, son espíritus que posesionan de animales para entrar en nuestro mundo, claro que necesitan cierta energía, en mi caso es sangre. Acepto su oferta.
Al volver a mi mansión analizo las cartas, el gato dice que son para llamar a otros seres, pero que lo hacían leyendo un libro, debo encontrarlo. Dejo al gato en mi pieza y bajo al Sótano. Saco el papel que encontré hace años en una habitación secreta de mi castillo: comienzo a recitar el Arameo, las formas a mi alrededor comienzan a cambiar, nada es constante, ni siquiera yo tengo una forma estable, de pronto surge en el centro de la habitación una especie de remolino, pero es hacía adentro y afuera al mismo tiempo. Las paredes se curvan en ángulos que no son posibles en nuestra realidad, se ve acostadas pero yo se que están paradas. Y allí en medio de la habitación surge Zoth-Omog.
Aún recuerdo la primera vez que lo invoque, era humano. Creo que vomite por veinte minutos, ahora ya estoy acostumbrado a su olor y a su repugnante forma. La habitación vuelve a estabilizarse, pero cada cosa toma un brillo distinto. La cruz de mi amada, la cual llevó siempre colgada en mi pecho, emite un brillo celestial. Zoth me ha dicho que entro en una zona que el denomina Penumbra, y los objetos brillan según la emoción que posean. Comienzo a comunicarme con él en su maldito lenguaje de luces, le digo si puede ir a investigar al bosque para ver si encuentra el libro. Parte enseguida...
Mientras estoy sólo, trato nuevamente de recordar el nombre de mi amada princesa, pero es como si tuviera una oscura nube, que no me deja aclarar mi pensamiento. ¿Habrá sido esto obra de mi Sire?. Si es así debe ser porque me oculta algo, debo tener mucho cuidado... siento ruido, es Zoth-Omog.
Maldito ser, aborto de la naturaleza, dice que no encontró nada. Pero me cuenta que el gato viene de la umbra profunda, de su mismo lugar de origen... Trata de explicarme conceptos del mundo espiritual, nombra términos como umbra, penumbra, periferia, celosía, membrana, umbra alta, umbra baja, umbra profunda, zona nula, reinos... Basta, no lo soporto mi cabeza va a estallar... Le digo que se vaya, que otro día le haré su sacrificio. Con todas estas dudas en la cabeza vuelvo a mi ataúd de piedra y descanso, siento como comienza a amanecer...
Andrés Rodríguez Morales : cainita@geocities.com