Trasfondo de la Ultima Cena (SPOILER)

       Vida y muerte.

       En los vagamente recordados días de la prehistoria, los Antediluvianos estaban consumidos por el misterio de su propia existencia. Con todo el tiempo del mundo para sondear su lugar en la creación, muchos de ellos buscaron comulgar con poderes primales y adquirir conocimientos exotéricos sólo al alcance de los más sabios de entre los mortales. Debido a la naturaleza intrínsecamente enconada de la Jyhad mantuvieron muchos de estos secretos fuera del alcance de su progenie.

       Uno de los buscadores más tenaces entre los 13 antediluvianos era Cappadocius. Supuestamente un sacerdote rebelde en vida, su conversión a las filas de los no-muertos sólo sirvió para intensificar su búsqueda de los secretos de la vida, la muerte y el más allá. De hecho, sus chiquillos dijeron que el mismo Caín buscó a su ancestro, a causa de la concentrada determinación con que perseguía estas respuestas, para confiarle una misión distinta a cualquier otra que hubiese dado a los chiquillos de sus chiquillos, aunque nadie tiene idea de en qué consistía.

       A causa de la pasión de Cappadocius, el Libro de Nod se refiere a su linaje como el Clan de la muerte. Envió a su progenie dirigida por su hijo Japheth, para que peinase el mundo en busca de conocimientos esotéricos de todas las fuentes. Japheth volvió con mucha información fascinante.

       Lilith.

       Debido al velo de secretos entre los antediluvianos y su progenie, muchos antiguos de la Estirpe asumieron que sus poderes vampíricos habían sido otorgados por Dios como parte de la maldición de Caín. Los estudiosos del Libro de Nod creían que el poder de Caín no emanaba de la maldición de Jehova sino del amor de Lilith. Cappadocius sospechaba que la propia Lilith guardaba los secretos que él perseguía. En su búsqueda descubrió antiguos textos que revelaban que la antigua prometida de Caín no era simplemente una diosa menor sino un igual de Jehova: describían a este como la mitad de Dios que reside en la luz, y a Lilith como la mitad de las tinieblas. Ambas mitades traen almas al mundo de los vivos y los llevan al siguiente. Juntos, Jehova y Lilith forman un Dios más grande que la suma de ambos e incompleto sin uno u otro, aunque las partes no siempre actúen de común acuerdo.

       Nigromancia.

       Cappadocius salió del Letargo para ponerse en contacto con Nigromantes, de los que había oído que guardaban los sécretos de las tierras de los muertos. Muchos de los miembros de su progenie, incluyendo Japheth, le alertaron contra tal idea, puesto que los fanáticos adoradores de la muerte eran peligrosos y poco de fiar. Pero Cappadocius estaba decidido a abrir sus criptas y conseguir acceso a su conocimiento oculto. Poco después del comienzo del segundo milenio d.C. hizo que raptasen a Augustus Giovanni, cabeza de una familia veneciana, y acomodados mercaderes y nigromantes: arrebataron su sangre al Nigromante y la reemplazaron con alguna extraída de Cappadocius. Augustus abrazó a su vez a su familia y se convirtió en el tercero en la línea de mando del Clan de la Muerte, justo por debajo de Japheth.

       El acto de Cappadocius causó fricciones entre los Giovanni y los antiguos del clan que temían que los insulares nigromantes venecianos no obedeciesen sus órdenes de forma adecuada. Cappadocius visitó a sus matusalenes en su sopor sin sueños, revelándoles que los nuevos interesantes conocimientos aportados por los Giovanni compensaban sobradamente los problemas que causaban.

       Apoteosis.

       Los nigromantes sorprendieron también a los antiguos cappadocios con sus perspectivas acerca de la vida y de la muerte. No veían a humanos, vampiros y espíritus como seres separados sino como una misma raza en el proceso de convertirse en algo nuevo. Creían que esta evolución podía ser controlada por seres inteligentes que se mantuviesen en su lugar alcanzando tanto poder que se convertirían en dioses. Los Giovanni esperaban alcanzar un completo control sobre la vida, la muerte, y todo lo que hubiese entre ellas, dominando los misterios de la muerte.

       Cappadocius dijo a sus chiquillos que había llegado el momento de la unción, un elaborado ritual que, según dijo, le haría uno con los poderes unificados de la luz y la oscuridad otorgándole una autoridad infinita. Intentó aprovechar su apoteosis para congelar el proceso cambiante de la vida y la muerte en extasis. Dando a todos los seres vivos el don de la inmortalidad: ningún alma podría ser nunca destruida o expulsada de la tierra. Cappadocius creía que, con la muerte alejada para siempre, todas las criaturas vivirían una existencia perfecta y perpetua bajo sus benévolos cuidados. Con el absoluto control sobre la vida y la muerte, Cappadocius podría juzgar a todas las almas.

       Los Giovanni.

       Pero la familia Giovanni tenía unos planes muy distintos: creían también que hacerse con los secretos de la muerte les haría divinos, pero veían este poder como algo para ellos solos, no un regalo para el mundo. Los Cappadocios no eran sino un escalón que les ayudaría a alcanzar su objetivo.

       Puesto que el estado vampírico está mucho más cerca de la muerte, que la existencia humana, escogieron convertirse en no-muertos. Eligieron a Cappadocius para que les diese el don de la no-vida, con toda la fría eficiencia de unos astutos comerciantes seleccionando una compañía grande y vulnerable que tomar desde dentro.

       Una vez que los insulares nigromantes se hubieron unido a las filas de los Cappadocios, Augustus Giovanni dio grandes muestras de su lealtad personal a sus nuevos señores, mientras encomendaba a Claudius su hijo y chiquillo, la tarea de destruir a Cappadocius.

       Los Ventrue.

       Hasta entonces Ventrue y Cappadocios habían colaborado a lo largo de la historia para consolidar su poder temporal y material. Los cappadocios apreciaban la aversión Ventrue por el caos y la rebelión, mientras que a los Sangre Azul les complacían los deseos de orden del Clan de la Muerte. Los pragmáticos Ventrue deploraban los intereses de los demás clanes (el arte, la sabiduría animal, la locura) al considerarlos fatuos excesos.

       En los últimos siglos, sin embargo, los capadocios se habían dejado consumir por sus búsquedas místicas, descuidando muchos de sus compromisos con los Ventrue. Estos habían encontrado muchas dificultades para colaborar con los Cappadocios durante la mayor parte de la Edad Media, culpando del cambio a Japheth: aprobaron entusiasmadamente su fusión con los Giovanni creyendo que una alianza con la mayor casa naviera de Italia insuflaría una saludable dosis de sólido sentido comercial enn el clan, restablecido un ethos estable y materialista en su seno.

       Claudius encontró una improbable alianza en Lady Jadviga Almanov de Bohemia una antigua Ventrue que admiraba el sentido comercial de la familia Giovanni. Para mejorar las posibilidades de que los intereses cappadocios volviesen a campos más estables, Jadviga se ofreció al consejo de su clan para destruir a Japheth: eso enseñaría una lección a los Cappadocios, argumentó, y consolidaría el poder Giovanni en el clan de la Muerte pues seguramente Cappadocius reemplazaría a Japheth por Augustus Giovanni. El Consejo accedió, y Jadviga propuso cautelosamente a Claudius giovanni, quedando gratamente sorprendida ante las ansias del propio nigromante de traicionar a su clan. Jadviga y Claudius tramaron juntos su plan pero se ocultaron mutuamente oscuros secretos. Jadviga no reveló la implicación del Consejo: veía a Claudius como un útil ingenuo que le estaría eternamente agradecido y en deuda con ella. Si no se cobraba el favor, podría amenazar con revelar la conspiración a Cappadocius que probablemente destruiría furioso a Claudius y a su padre. Esta revelación o alteraría la alianza de Ventrues y Cappadocius pues Jadviga había hecho creer a Claudius que actuaba sola, dando a su clan una salida plausible para el caso de que el plan fallase.

       Pero Claudius Giovanni no era ningún ingenuo y ocultaba por su parte secretos todavía mayores habiéndose percatado de que los Venture no eran de fiar, se proponía derrotar a los maestros de la negociación en su propio juego. Al igual que Jadviga, Claudius pretendía actuar a solas en la traición a su clan, ocultando que Augustus sabía del clan para destruir a su rival, pues la familia necesitaría protegerse si llegaba a saberse de la conspiración. También ocultaba el hecho de que Augustus no buscaba el segundo puesto entre los Cappadocios sino que buscaba cometer el crimen de la diablerie consumiendo al fundador del clan. El plan ventrue sencillamente facilitaba lanzar su ataque parricida. El Giovanni era consciente que tras un acto de tal audacia, los Ventrue nunca podrían chantajear a los nigromantes.

       En esta atmósfera de engaño recíproco, ambos conspiradores sellaron su pacto con sangre.

       La Conspiración de Isaac.

       Para aumentar sus posibilidades de éxito, Jadviga y Claudius decidieron crear la Conspiración de Isaac. Invitando a otros 11 vástagos a unirse al ataque. Prometieron a sus ancianos co-conspiradores, una parte de la vitae de Japheth, así como otras recompensas aún más oscuras.

       Los Fundadores.

       Otro grupo complica todavía más la actual situación. Un gran número de vástagos liderados por el Ventrue Hardestadt buscan unir a los clanes frente a todos sus enemigos externos e internos. Se hacen llamar los Fundadores pues pretenden fundar un gran consejo inter-clanes que sería más poderoso que cualquier clan por separado.

       Este grupo pre-camarilla ha oído rumores de la conspiración contra Japheth el Cappadocio, e intenta cortarla de raíz. Los Fundadores han organizado un grupo con la misión de mantener a raya a cualquier díscolo miembro de algún clan que se atreva a conspirar contra sus antiguos. Salvar a Japheth es un objetivo completamente secundarios para ellos, aunque les gustaría ganarse la imperecedera lealtad de los Cappadocios. Su interés principal consiste en atrapar a los Conspiradores y explotar su situación en su propio beneficio. Opinan que esto hará que los matusalenes y antiguos indecisos se unan al ver una conspiración tan avanzada contra otro matusalén.

       Los fundadores no se privan de utilizar el paralizante miedo a la destrucción propio de los inmortales, utilizando esta particular paranoia como instrumento de poder. Proyectan utilizar a los conspiradores para inflamar el miedo de los antiguos a la anarquía. Los Fundadores ven la unificación como un medio para conseguir mayor poder personal, y no creen estar en peligro frente a una conspiración tan puntual. Ninguno de ellos cree que los conspiradores tengan posibilidad de éxito, y ni siquiera han tenido en consideración que podría desembocar en la destrucción del antediluviano.

       Los líderes del clan Ventrue autorizaron en secreto el ataque de Jadviga a Japheth. Después autorizaron igualmente el contraataque de Hardestadt y los Fundadores, conscientes que de tener éxito atraparía a Jadviga Almanov. De esta forma el Consejo cree que los Ventrue saldrán triunfantes en cualquier caso. Si Jadviga logra acabar con Japheth, el clan ventrue conseguirá su propósito de dar una lección a Capadocio, ayudando a su vez a los Giovanni a escalar posiciones en el Clan de los Muertos. Si Jadviga falla los ventrue negarán todo conocimiento de sus planes, señalando a Hardestadt como su enviado para salvar a Japheth. En ese caso, los Cappadocios tendrán una deuda de vida con los Ventrue.

       Hardestadt y los Fundadores también están convencidos de que ganarán ocurra lo que ocurra. Si no evitan que los Conspiradores destruyan a Japheth los antiguos se preocuparán por el poder de la Progenie rebelde y querrán organizarse, por otra parte si detienen la conspiración, demostrarán de forma concluyente que los Justicar inter-clanes son esenciales para mantener la estabilidad. De cualquier forma, habrán dado un paso en los fundamentos de la Camarilla. Este objetivo compensa con creces la traición y la pérdida de una operativa Ventrue. Por supuesto no le han dicho a Jadviga Almanov que será destruida pase lo que pase.

       Cronología.

       1394: Pre Camarilla: primer encuentro de los clanes para tratar el problema de los anarquistas.

       1395: Ataque de Tyler: Da comienzo la Revuelta Anarquista.

       1405: Lasombra muere a manos de su chiquillo.

       1413: Tzimisce es atacado por los Anarquistas.

       1420: El movimiento anarquista adquiere solidez: el Vinculum es de uso común.

       1444: Banquete Giovanni.

       1450: Fundación oficial de la Camarilla.

       1486: El Malleus Malleficarum es distribuido y la inquisición toma fuerzas.

Extraído de la Ultima Cena - Crónicas Giovanni I