Tremere-Lich

Durante la Edad Media, cuando los magos ostentaban una mayor influencia sobre el mundo y las Órdenes estaban henchidas de poder, se destinaron muchos recursos para descubrir los secretos más profundos de la tierra. Los Sanctums se llenaron de estudiantes, extensas bibliotecas de conocimiento fueron creadas, y se organizaron expediciones a las extremidades más alejadas del globo. Los Magos viajaron a las cimas cubiertas de niebla en tierras legendarias, a islas abandonadas en latitudes inexploradas, a ciudades perdidas que se desmenuzaban bajo las olas, la arena o la selva, y en las mohosas bóvedas de necrópolis de la antigüedad frecuentadas por los fantasmas. Algunos de los que exploraron estas bóvedas excavaron demasiado profundamente en el pasado y literalmente despertaron a muertos. Incluso el Despertado mejor preparado, sufriría una enorme presión tratando de resistir la gélida intensidad de un deseo y de una voluntad alimentada por la oscuridad y el hambre durante siglos. Estos magos descubrieron que, independientemente de lo que quisieran, habían hallado a sus nuevos maestros, poseedores de un profundo conocimiento y portadores de un terrible poder, maestros que pudieron haber sido humanos una vez, pero que ya no lo eran más. Amos con una necesidad particularmente insaciable.

El vampirismo es un estado de ser que viene acompañado de un potencial fantástico, pero que es, a fin de cuentas, una maldición. Los vampiros jóvenes no siempre captan la gran importancia de este simple hecho, pero a medida que las décadas de hambre y carentes de sol van pasando, aprenden que la existencia no muerta no es lo mismo que vida eterna. Rabiando contra este sino, una oscura línea de vampiros conocida como los Tremere, encontró una entidad del Abismo y la combatió obteniendo de ella ciertos secretos sobre los Reinos Supernos y Caídos. Usando este conocimiento prohibido, alteraron su sangre de un modo que les permitía evitar su maldición robando a los vivos la luz interna de la que ellos mismos carecían. Al beber la sangre de una víctima, un Tremere podía punzar ligeramente el alma de su presa, lo que les permitía vivir durante un corto periodo como si fueran casi humanos, pudiendo caminar bajo la luz del crepúsculo (aunque no en pleno día) y pudiendo saciarse con alimento normal en vez de con la sangre. Sin embargo, el proceso desecaba el alma robada, dejando a su dueño marchitándose lentamente. Las almas de seres humanos normales demostraron ser demasiado débiles y sombrías para sostener a un Tremere más que unos días en el mejor de los casos. Los no muertos necesitaban algo mucho más brillante y claro.

Encontraron lo que necesitaban en las almas despertadas de los magos que irrumpieron en su guarida, pero esa misma brillantez que anhelaban, también aseguraba que sus víctimas no eran mero ganado listo para ser agarrado y consumido con impunidad. Los magos tuvieron que ser engañados con insinuaciones acerca de antiguo poder y de saber arcano. Los vampiros tuvieron éxito tentándolos, revelando algunos de los misterios más profundos del saber vampírico. Los magos picaron impacientemente el anzuelo, desconocedores del coste que les sería exigido.

Al punzar ligeramente las almas de los magos mientras bebían su sangre, los vampiros descubrieron que su conocimiento Abisal les había fallado. La sangre de los magos ardió en sus venas con fuego celestial y redujo sus cuerpos a cenizas en meros momentos, destruyendo a todos y cada uno de ellos. Pero su maldición no terminó con ellos. Pasaron una parte de su maldición a sus recipientes, infectando los magos con el aspecto más virulento de su maldición Abisal única. Los magos, aunque sin ser no muertos, habían puesto un pie firmemente en el lado más alejado del sepulcro y habían descubierto que sus almas comenzaban a erosionarse en la gran oscuridad más allá de toda la luz. El vacío espiritual creado eventualmente se extendió a su aspecto físico, consumiendo sus cuerpos hasta que algunos de ellos dejaron de existir, o comenzaron a vagar por la tierra como fantasmas hambrientos. Para llenar este vacío cada vez mayor, los supervivientes aprendieron robar la luz a aquellos que la tenían. Se habían convertido en vampiros vivientes, en ladrones de almas.

Al principio, estos hechiceros tomaron el nombre de los vampiros, Tremere, como título para describir su condición: "Tremere-infligido." Otros magos simplemente los llamaban los Tremere, y al cabo de un tiempo, los liches aceptaron esta abreviación, aunque todavía se utiliza como adjetivo: "Tremere-lich."

Un mago se debe iniciar voluntariamente en este Legado permitiéndole a su maestro que separe su propia alma y la remplace por la de otra persona. Una vez que se ha atado la nueva alma al pupilo, el vínculo del alma entre el maestro y el pupilo transmite la maldición del lich. Generalmente, el maestro se apropia del alma de su pupilo ya que las almas Despertadas son mucho más duraderas que las almas de los Durmientes. Es extremadamente raro que un mago joven o de mediana edad elija esta horrible opción. Generalmente, solamente aquellos que están cerca del final de sus vidas naturales eligen convertirse en liches con la esperanza de que, ampliando artificialmente sus vidas mediante una dieta de almas, podrán hallar la clave de la ascensión y elevarse a las inmortales tierras de los Reinos Supernos.

Pero, es posible para un pupilo invertir el proceso y restaurar su humanidad antes de que ir demasiado lejos. Para ello, debe recuperar su propia alma y volver a atarla a su cuerpo (mediante hechizos, no mediante Saberes Tremere) antes de que aumente su Gnosis por encima del nivel que tenía cuando fue iniciado en este Legado, y entonces deberá sacrificar un punto de Fuerza de Voluntad, perdiendo así todos los Saberes Tremere que pudiera poseer y convirtiéndose de nuevo en un ser con alma. Sin embargo ya no será capaz de iniciarse en ningún otro Legado jamás.

Algunos se preguntan si aun sobrevive la Línea de Sangre vampírica que maldijo a los magos. Aunque los magos Tremere han buscado cualquier signo que indique que esta Línea de Sangre ha sobrevivido, no han encontrado ninguno.

Senda: Moros.

Apodo: Los Embalsamados

Apariencia: El aspecto de los magos Tremere no es diferente del de cualquier otro mago. Ni siquiera la Visión de Mago puede revelar su verdadera naturaleza, aunque la Vista Superna del Arcano Cardinal si puede. A medida que el alma de un Tremere envejece, se vuelve más pálido, macilento y encogido, además a medida que pierde fuerza de Voluntad, su aspecto puede llegar a ser necrótico.

Trasfondo: Se les suele reclutar considerando los talentos o los recursos que pueden aportar al Legado Tremere.

Organización: Este Legado es el más organizado de todos los existentes. Sus cabalas son pequeñas y muy reservadas. Debido a la naturaleza rapaz de los liches, la relación entre maestro y estudiante es rígida. Con el viejo alimentándose del joven y el joven de la "manada común" de la humanidad, este Legado imita en parte a la estructura jerárquica de la sociedad vampírica.

Oblaciones Sugeridas: El practicante debe permanecer completamente inmóvil durante una hora sin hacer uso de la magia y sin caer dormido; embalsamamiento de un cadáver; necrofilia; un rito sincero de luto para alguien que ha muerto recientemente (esto podría incluir a un extraño, pero no a alguien al que el mago haya matado o cuya alma haya robado); cavar un sepulcro; tallar una lápida…

Conceptos: Aristócratas, plutócratas, eruditos, historiadores, doctores,…

Logros:

Los Tremere han vendido sus almas a cambio de crudo poder. Sus Saberes les dejan adquirir poderes normalmente más allá de sus capacidades, pero pierden sus propias almas a cambio de estos poderes. También, adquieren ciertas limitaciones: Ningún mago Tremere puede invocar el hechizo de Muerte 5 "Robar esperanza de vida" ni siquiera como hechizo improvisado. Este poder Estigio les está vedado.

1- Estipendio Atroz: El Mago puede robar las almas de los Durmientes y encerrarlas en un recipiente para posteriormente poder unirse a ellas y prolongar su vida.

2- Pretensión Malvada: El mago puede atar un alma humana a su cuerpo. Hasta que desarrolle este Saber, depende de otro Tremere para este proceso. También puede robar Fuerza de Voluntad y Mana de víctimas heridas o moribundas. También puede elegir convertir el alma en tass.

3- Robo Supremo: Le permite robar almas Despertadas. También puede drenar la fuerza de sus enemigos.

El alimento del alma:

La cantidad de tiempo que un alma robada preserva un lich depende de la edad del propio lich:

Edad del Tremere 1-50 años: el alma comienza a erosionar pasado 1 año (por lo que solo necesita robar un alma cada año).

Edad del Tremere 51-75: un alma cada 9 meses.

Edad del Tremere 76-100: un alma cada 6 meses.

Edad del Tremere + de 100: un alma cada mes.

Una vez que un alma comience a erosionar, un Tremere pierde un punto de Fuerza de Voluntad por semana hasta que pierde todos sus puntos. Con cada punto perdido, el cuerpo del Tremere adquiere unas características cada vez más mórbidas, llegando a ser necróticas, hasta que se asemeja a un cadáver en descomposición o a una momia (aunque sus rasgos no se ven afectados). Una vez que perdidos todos los puntos de Voluntad, ya no puede recobrarlos (ni por medio de su Virtud, Vicio o cualquier otro medio). Empieza entonces a sufrir un punto de daño agravado por semana. Este daño no puede ser curado naturalmente ni sobrenaturalmente. Si pierde todos sus puntos de salud de este modo, muere y cualquier rastro de su identidad desaparece del Tapiz. El único modo de detener el proceso es obtener un alma nueva. Una vez robada, el lich comenzará a sanar naturalmente y una vez recobrada su salud al completo, comenzará a recobrar Fuerza de Voluntad a un ritmo de un punto por semana.

Las almas Despertadas son mucho más valiosas para los Tremere que las de cualquier mortal. Si un lich roba su alma a un mago, se considera que su edad está en un estadio inferior en relación a la lista arriba mencionada. Ejemplo: Si un Tremere de 105 años roba un alma a un mago, en vez de tener que robar otra alma al mes siguiente, podrá esperar 6 meses, es decir como si tuviera entre 76 y 100 años.