Entonces Pippin lanzó una estocada hacia arriba, y la hoja del Oesternesse atravesó la membrana coriácea y penetró en los órganos; y la sangre negra manó a borbotones. El troll se tambaleó, y se desplomó como una roca despeñada, sepultando a los que estaban abajo. Una negrura y un hedor y un dolor opresivo asaltaron a Pippin, y la mente se le hundió en las tinieblas. «Bueno, esto termina como yo esperaba», oyó que decía el pensamiento ya a punto de extinguirse; y hasta le pareció que se reía un poco antes de hundirse en la nada, como si le alegrase liberarse por fin de tantas dudas y preocupaciones y miedos. Y aún mientras se alejaba volando hacia el olvido, oyó voces, gritos, que parecían venir de un mundo olvidado y remoto. — ¡Llegan las Águilas! ¡Llegan las Águilas! El pensamiento de Pippin flotó un instante todavía. —¡Bilbo! —dijo—. ¡Pero no! Eso ocurría en la historia de él, hace mucho, mucho tiempo. Esta es mi historia, y ya se acaba. ¡Adiós! —Y el pensamiento del hobbit huyó a lo lejos, y sus ojos ya no vieron más...
"La Puerta Negra se abre" El Retorno del Rey, J.R.R. Tolkien
The Eagles are Coming...
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