POEMARIO DEL FOROPoemar

Oigo el rechinar | El reflejo ciego | Sensaciones y Camino | Pesadillas | El Olvido | Piezas de un sueño

© Albert Wilmarth

Death

 

Oigo el rechinar de dientes tras las paredes mortecinas [1],
Siento la creciente oscuridad cerrándose sobre mi, atrapándome
Por momentos que parecen siglos de un frío y gélido invierno [2].

Ojos carmesí atraviesan la oscuridad como flechas del diablo,
Clavándose en mi como si de puñales ardientes se tratase.
¡Queman, queman! , aquellas ardientes miradas me queman. [3]

Siento el dolor de las miradas ardientes abrasándome.
Pero aún así el invierno sigue siendo frío y el negro
Manto de la oscuridad parece congelarse.

¡Queman!, ¡Queman! El invierno no termina jamás.
El invierno norteño abrasa mis adentros, congela mis oídos
Y destruye mis tímpanos con cada ráfaga de aire congelado. [4]

¡Queman!, ¡Queman! Los carbones ardientes siguen mirándome.
Con sus ojos como lenguas de fuego me vigilan y me matan a la vez.
Parecen espiarme a cada momento , aún cuando ardo en llamas. [5]

Mi cuerpo se envuelve en una bola de fuego
Maltratado por el invierno frío y por los ardientes ojos,
Que día tras día me vigilan para verme morir cada día. [6]

Morir bajo la densa oscuridad y los ojos acechantes
Morir una y otra vez hasta que la llama de los ojos de fuego
Que me vigilan se extingan y me liberen de mi martirio infinito. [7]


Notas de Henry Armitage

* [1] Al otro lado del umbral (una imagen muy lovecraftiana), tras las paredes mortecinas hay algo que se mantiene acechante. Las paredes cobran vida para ir perdiendo el vigor vital, apagándose en la oscuridad de una muerte sobrenatural.

* [2] Los sentidos se agudizan: En el tambor del tímpano retumba ek rechinar de los dientes, la oscuridad crece en los ojos y el hielo puebla la piel.

* [3] El negro de la oscuridad se rasga con el rojo sanguíneo de unos ojos que vigilan, que amenazan, que se clavan como garfios en la carne: Flechas... puñales.

* [4] El frío de la muerte ataca con miradas ardientes. La mirada de fuego duele en la congelación del alma. El aire congelado tapona los oídos con el hielo de la muerte y filtra los sonidos para que llegue solamente uno: El chasquido prolongado de la muerte, que hiere mortalmente, pero infinitamente no mata.

* [5] Aparece el deseo, ese ardo en llamas rompe el temor de la incertidumbre para abrirse hacia la aceptación de lo que está por llegar. Lo desconocido se convierte en algo deseable, quizás sentimentalmente, quizás por puro conformismo. Hay algo de dolor místico, de dolor deseado, de dolor esperado: Los estertores de una muerte que no acaba de llegar, de una muerte que nunca llegará.

* [6] Los ojos vigilantes son los testigos de esta agónica y eterna muerte. La muerte atrapa al cuerpo, pero no puede con la eternidad del alma.

* [7] No hay liberación posible. La muerte es un callejón sin salida, porque no es el término de la vida. La muerte es un tramo más que nos conduce a una espiral infinita de vidas distintas y de muertes aparentes.



El reflejo ciego

No había peor silencio que el que la soledad
brindaba a través de sus paredes huecas
construídas con viejos trapos y recuerdos
que volaban a través del tiempo.

No había peor sonido que el de un llanto
de desesperación rompiendo el silencio
enclavado sobe un ataúd de recuerdos muertos
y enterrados bajo una lápida de azul cobalto.

No hubo peor adiós que aquel
que jamás se pronunció,
ni peor sentimiento
que aquel llamado rencor.

No hubo nadie que jamás te oyera llorar
oculto en la penumbras, envuelto en tus sábanas
mirando los vacíos espejos de cristal
que reflejaban un rostro oculto entre la oscuridad.

Nadie pudo ayudarte jamás,
atado por cuerdas invisibles
que cada vez apretaban más y más
llorando de desesperación sin cesar.

No hubo palabra alguna que pudiera
tener significado ni reflejo que pudiera
decir algo que pudieras ver
en aqquellas cuencas de ojos velados...

Ni reflejos en el cristal,
ni rayos que rompieran la oscuridad,
ni nadie que te pudiera ayudar...


Quiero dedicarte unos fragmentos de un autor que seguramente tú conoces: Luis Cernuda,un sevillano que yo siento muy cercano,y al que es fácil acudir cuando las palabras pueden actuar como bálsamo de soledades. Él decia así:

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien.
cuyo nombre no puedo oir sin escalofrio.
Alguien por quien me olvido de esta mi existencia mezquina.
Por quien el dia y la noche son para mi lo que quiera.
Y mi cuerpo y espiritu flotan en su cuerpo y espiritu.
Como leños perdidos que el mar anega o levanta.
Libremente,con la libertad del amor.
La unica libertad que me exalta.
La unica libertad por que muero.

Tu justificas mi existencia.
Si no te conozco,no he vivido
Si muero sin conocerte,no muero,porque no he vivido.

(Los placeres Prohibidos, Luis Cernuda 1902-1963)

Cyrus Llanfer


Sensaciones y caminos

Extraños momentos de sabor amargo
y sensaciones de vacío y malestar
campan a sus anchas en mi soledad
bajo el puente de una triste mañana más.

Siento que quiero llorar
lanzar lágrimas al mar
e intentar olvidar qué fue de ayer
y de qué será mañana.

No hay nadie a mi lado
en aquellos momentos de soledad
donde la luz se vuelve a apagar
y cuando creo que voy a estallar.

He intentado ser perfecto
sin darme cuenta que soy imperfecto
pulido por los aires del pasado
como una roca esculpida por el viento.

Intento no fallar en el futuro
no perderme por los interminables caminos
pero sé que siempre hay un sendero
lleno de zarzas y espinos...


Pesadillas

Punzantes sudores nocturnos
se me revelan en la oscuridad
cuando mi cuerpo trata descansar
envuelto en las sabanas de la soledad.

Noche tras noche los fantasmas
golpean mi mente una y otra vez,
vienen y se van
dejando un extraño olor a miedo.

Mi corazón a mi pecho no para de golpear
tumbado sobre un lecho de muerte
y que sobre él reposa un cuerpo inerte
a punto de cruzar el umbral.

Las pesadillas vienen y se van
como los fantasmas de la eternidad,
¿pero que hay de aquellos fantasmas del pasado
que no consigues apartar?

Aquellos que día tras día te recuerdan,
cuando el alba despunta en la mañana,
en un glorioso día que se transforma
en un montón de esperanzas trastocadas.

Dónde irá la gente que ya no está,
y dónde estaremos nosotros cuando

alguno de ellos nos falte una vez más...


El Olvido

Después de un primero, hubo un segundo
y antes que una rosa hubo un capullo;
y juntando por casualidad un blanco y un negro
darás con un gris un tanto ceniciento.

Colores que despuntan sensaciones
que creías ocultas tras los mares del olvido
y que se abren como una flor en primavera
rogando a que el dolor no vuelva.

La vida parece una rueda que gira y gira
tejiendo hilos finos de tu vida, haciendo
un ovillo que se hincha sin parar,
se hincha hasta reventar.

Finos pétalos de rosas llueven al azar
mientras una pequeña lapida recuerda
un nombre que se ha olvidado ya
perdido en la inmensidad del cementerio sepulcral.

Perdido en un lugar donde oyes gritar
bajo finas lápidas de mármol esculpidas con tesón
que parecen brillar a luz de la mortecina de la luna,
la clarividente que te acompañará por la eternidad.


Piezas de un sueño

En una noche cualquiera más
como si fuera ayer,
donde el viento soplaba
animando los arboles muertos.

Punzadas de color negro
cruzaban a traves del firmamento
rasgando la realidad
de un lugar, hace mcuho tiempo muerto.

Piezas de un sueño inconvexas,
piezas de un sueño incompleto
arrrastradas por el viento;
calcinadas bajo un lento fuego.

Nubes de humo de color purpura
revientan la tranquilidad del lugar
estallando entre llamas vivas,
vivas como los sueños.

El crepitar de la madera
se extiende al unísono
dejando todo pasto de las llamas;
convirtiendo un paraje en un desierto.

Réplica de Henry Armitage

A.W.

En una noche cualquiera más
como si fuera ayer,
donde el viento soplaba
animando los arboles muertos.

H.A.

Las pezuñas de sus raíces galopan entre mis ojos
las garras de sus ramas desgarran los velos de mi ensueño
sangran suspiros linfáticos tiñendo la noche de rojo
y el viento enseña los dientes y ulula bronco.

A.W.

Punzadas de color negro
cruzaban a través del firmamento
rasgando la realidad
de un lugar, hace mucho tiempo muerto.

H.A.

Noche eterna, noche muerta, noche cargada de luces negras
bloquea mi mente con la llanura del firmamento
donde se disfraza la realidad, la salida del sueño yerto
donde claudican los lazos de limones de la luna llena.

A.W.

Piezas de un sueño inconvexas,
piezas de un sueño incompleto
arrrastradas por el viento;
calcinadas bajo un lento fuego.

H.A.

Brota
la fuente de los labios dormidos queda muda y rota
mece
una estela de humo rugoso en el fuego frío cuece.

A.W.

Nubes de humo de color púrpura
revientan la tranquilidad del lugar
estallando entre llamas vivas,
vivas como los sueños.

H.A.

El cielo se muestra entre algodones de carbón
y quema una corona brillante de estrellas
que ruedan y roncan en una noche son sol ni alcohol
cuando los párpados se abren y el alma se cierra.

A.W.

El crepitar de la madera
se extiende al unísono
dejando todo pasto de las llamas;
convirtiendo un paraje en un desierto.

H.A.

Garganta, nuca, cuello se incendian
y llega un refrito de flores y conjuros
salmodian entre el olor del cristal y el incienso
dejando mi mente desértica y el dolor maduro.

 

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