La Infancia de H.P. Lovecraft
Si Lovecraft era un niño raro, su madre daba muestras de volverse más rara aún. De hecho, dio pruebas de que las rarezas de Lovecraft eran en gran medida obra suya.
Tenía la idea de que su hijo, a pesar de su genio, era feo. Incluso decía a sus vecinos que "era tan horrible que se ocultaba de todos y no le gustaba andar por las calles donde la gente le miraba... porque no podía soportar que viesen su horrible cara."
"A los ocho años me sentí muy interesado por las ciencias, interés provocado sin duda por las imágenes de curioso aspecto de los Instrumentos Filosóficos y Científicos del diccionario Webster. Ante todo me atrajo la química, y pronto instalé un pequeño laboratorio en el sótano de la casa. Luego vino la geografía, y sentí una curiosa fascinación por el continente antártico y otros reinos vírgenes de remotas maravillas. Al fin conocí la astronomía, y la magia de los mundos lejanos y de los inconcebibles abismos cósmicos eclipsó todo otro interés durante un largo período hasta mis doce años de edad... En esta época, casi todos mis incesantes y voluminosos escritos eran científicos y clásicos; la literatura fantástica ocupaba un lugar relativamente menor." H. P. Lovecraft.
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