PARTE DE GUERRA I

© KRYSHUL D´NAIHOTEP

I

Liderando las tropas del mal, Sesti D´Naihotep sale de la ciudad en busca del ejército de Akhenaton, mientras yo, sumo sacerdote de Naihotep, inicio los rituales que traerán esta noche a nuestro señor de la lejana dimensión a la que fue desterrado por el profeta de Aton, hace 3000 años. Los Naihs que me acompañan, comienzan a salmodiar cantos que oscurecen los cielos para confundir y desorientar a los ejércitos solares de Aton, para así tener una oportunidad de vencer. Mediante mi conexión con la mente de Sesti, veo en la oscuridad del día hecho noche que propagan nuestras tropas, compuestas por una infantería de serpientes de cuerpo humanoide, con una armadura orgánica, servidores de Seth, Naihs con negras corazas de combate, con dagas y lanzas del mismo material, además sobrevuelan el lugar enormes sombras cabalgadas por jinetes vaporosos como el humo. La comitiva se detiene frente a los enemigos seguidores de Aton, formado pos infantería y caballería, sus cuerpos, armaduras y armas exhalan un sobrenatural y divino fulgor que descubre su condición. Sesti D´Naihotep surge desde detrás de la tropa en un carro tirado por dos cobras enormes, pertrechadas y entrenadas para el combate, de las líneas enemigas aparece Akhenaton en su carro de guerra, tirado por dos corceles blancos. Ambos generales se acercan para parlamentar.

II

Akhenaton y Sesti descienden de sus carros y se acercan, el general de Aton habla con gesto tranquilo a su rival:

- Está bien, servidor de Naihotep, ¿Dónde esta Kryshul, tu jefe, o es que sigue siendo tan cobarde como cuando me asesinó a traición hace tanto tiempo?-, furibundo uso el cuerpo de mi hermano para hablar a mi enemigo:

- Te equivocas, maldito profeta de Aton, no tengo por costumbre perderme como el enemigo es aplastado y aniquilado bajo mi poderío, dejemos de hablar y prepárate junto con tu estúpido dios para sufrir la derrota definitiva, con la que mi señor y sus aliados extenderán el caos por este mundo de insignificantes humanos, que ni tú ni los tuyos lograreis defender, ¡¡¡Que empiece la batalla!!! -Akhenaton responde:

- Así sea pues - Con paso decidido, Sesti monta en su carro de combate y vuelve a las líneas de las tropas, observo por encima de su hombro como nuestro contrincante hace lo mismo, detrás de nuestras huestes alza la mano en señal de avanzar, los soldados Naihs cogen sus negros escudos que portan en su espalda y con sus lanzas hacia delante comienzan a correr hacia la victoria, los soldados de Seth, arqueros consumados asetean en la distancia al enemigo con sus flechas negras y las sombras de Nyarlathotep flotan en espera de atacar.

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