GALERÍA DE LOS MITOS DE CTHULHU

© ÁNGEL ORTEGA

Ángel Ortega dibujó estas ilustraciones a mano con pluma y rotulador, después fueron procesadas por ordenador en el año 1995. Están inspiradas en las historias cortas de Howard Phillips Lovecraft. Estas ilustraciones van a acompañar:

LAS YOG-SOTHOTHERÍAS DE H.P. LOVECRAFT

recopiladas por © HENRY ARMITAGE

Gran Cthulhu

Un monstruo de perfil vagamente humano, pero con una cabeza a modo de pulpo cuya cara era una masa de tentáculos, un cuerpo cubierto de escamas y de aspecto gomoso, unas prodigiosas garras tanto en extremidades anteriores como posteriores y unas largas y estrechas alas en la espalda.

Da su nombre a los Mitos. Yace dormido en la ciudad sumergida de R'yleh, en el Pacífico, y en sueños se comunica con sus seguidores (H.P. Lovecraft, La llamada de Cthulhu). Es servido por una raza de hombres-peces que viven en otra ciudad sumergida frente a la costa americana (H.P. Lovecraft, La sombra sobre Innsmouth). Se cree que Abdul Al-Hazred se refirió a él en su enigmático verso de El Necronomicón:

No está muerto quien eternamente puede yacer, y con el paso de los eones, la misma Muerte puede perecer.

Respecto a la clasificación de los Grandes Antiguos, supongo que Cthulhu podría clasificarse como un superviviente terrestre y como un habitante del medio acuático, mientras que Tsathoggua sería un superviviente y morador subterráneo. Azathoth, me he referido a él en alguna parte como "El Caos Nuclear Primordial", es el origen de todo el clan, y todavía mora en un espacio exterior y "ultradimensional" junto con Yog-Sothoth [1] y el demonio flautista Nyarlathotep, quien asiste el trono de Azathoth.

No me atrevería a calificar de diabólico a ninguno de estos Grandes Antiguos [2]: están, obviamente, más allá de todas las parciales concepciones humanas sobre el bien y el mal.

Carta de Clark Ashton Smith dirigida a August Derleth (13 de Abril de 1937) Traducción de Óscar Mariscal


[1] Smith hizo aparecer a Yog-Sothoth bajo el nombre de Iog-Sotôt en su cuento La Santidad de Azedarac -W.T., Noviembre de 1933-, y con el nombre de Yok-Zothoth en Ubbo-Sathla -W.T., Mayo de 1933-. Lovecraft, en la mencionada colaboración con Adolphe de Castro El Verdugo Eléctrico utiliza el nombre con ecos aztecas, de Yog-Sototl.

[2] Posdata de C. A. Smith a la carta del 13 de Abril de 1937 a A. Derleth: Por supuesto los "Grandes Antiguos" pueden ser considerados como relativamente malvados, ya que el horror aplastante de su odioso aspecto, su voraz apetito antropófago, etc., son siempre más que patentes; aunque estas horribles cualidades parecen inherentes a su condición alienígena, éstos y otros detalles pesan de igual forma negativa sobre el sentimiento humano.


Azathoth, El Caos Nuclear Primigenio

Aquella última y amorfa mancha de la más profunda confusión, que blasfema y burbujea en el centro del infinito; Azathoth, el ilimitado Sultán Demoníaco cuyo nombre no se atreven a pronunciar en voz alta labios algunos, y que mora hambriento en inconcebibes y oscuras cámaras más alá del tiempo, en mitad del amortiguado sonido de viles tambores, y del suave y monótono zumbido de flautas malditas.

Descrito como ese caos informe y abominable que el árabe loco Abdul Al-Hazred enmascaró piadosamente como Azathot, es una especie de dios loco que aúlla en el caos angular más allá del Universo, arrullado por la música monótona de dos demoníacos flautistas.

Se reproduce, como no podía ser de otra manera, únicamente mediante fisión [1]; pero su progenie, al ir ocupando varios remotos sistemas planetarios, fue asumiendo características andróginas o de bisexualidad. Estos seres hermafroditas, curiosamente, no precisan del concurso de otro individuo de su especie -supongo que no siempre es así- para reproducirse; pero sus hijos fueron, por lo común, unisexuales, machos o hembras. Hzioulquoigmnzhah [2], tío de tsathoggua, y Ghizghuth, padre de Tsathoggua, fueron la descendencia "masculina" de Cxaxukluth, el retoño andrógino de Azathoth. De este modo podrás seguir el rumbo a través de este entramado biológico. Es digno de mención, no obstante, que Knygathin Zhaum [3], "mitad cría" de Voormi [4], retomó los más primitivos hábitos de reproducción de su ancestro Azathoth, cediendo a la presión de sus numerosas decapitaciones. Debo transcribir aquí al respecto, la terrible y abominable leyenda que cuenta como un valeroso ciudadano de Commorion -y no me refiero a Athamauss- regresó a la ciudad después de su evacuación pública, y se la encontró infestada de execrables "escisiones celulares" de Knygathin Zhaum, que no poseían rasgo humano alguno, ni de otra criatura terrestre tampoco.

El Árbol Genealógico de los Dioses. Carta de Clark Ashton Smith dirigida a Robert H. Barlow (16 de Junio de 1934). Traducción de Óscar Mariscal.


[1] La idea de la "auto creación" está tomada del "ejército" de las divinidades persas.

[2]Hzioulquoigmnzhah: Ser Primigenio, pacífico y solitario; es el primo de Cthulhu. Algunos parientes de Tsathoggua habitaban aún en Cykranosh, donde eran adorados por sus pobladores. Ver La Puerta de Saturno.

[3] Knygathin Zhaum: Líder proscrito de una banda de salteadores Voormis que tuvo en jaque a las autoridades de Commorion. Hay quien le atribuye un parentesco con los negruzcos huevos proteos que llegaron con Tsathoggua desde los viejos mundos exteriores. Ver El Testamento de Athammaus.

[4] Voormis: La raza de los Voormis es aborigen de hiperbórea, y el ciclo mitológico commorio les atribuye una herencia étnica tan oscura como desagradable. Sus cuerpos están cubiertos de pelo y habitan madrigueras arrebatadas a alimañas poco menos salvajes que ellos. Ver El Testamento de Athammaus, Las Siete Pruebas.



Yog-Sothoth, el Todo-En-Uno

Grandes globos de luz concentrándose en dirección a la abertura [...] la explosión de los globos más cercanos, y la carne protoplásmica que fluía oscuramente para volver a unirse y formar aquel horror arcano del espacio exterior [...] cuya máscara era un conjunto de globos iridiscentes [...] que eternamente espumajeaba, como un cieno primordial, en el caos nuclear más allá de los puntos más bajos del tiempo y el espacio.

Llamado El Guardián del Umbral y El que es Uno en Todo y Todo en Uno, será quien abra la entrada a nuestro Universo a los Primigenios liberados (H.P. Lovecraft, El Horror de Dunwich)

Nyarlathotep, el Caos Reptante

Una alta y esbelta figura con el joven rostro de uno de los antiguos faraones que vestía una túnica de vivos colores y estaba coronada por una diadema que parecía brillar con luz propia [...] la fascinación de un dios oscuro o un ángel caído, en cuyos ojos se escondía el lánguido destello de un humor caprichoso.

Único Primigenio que puede moverse libremente en nuestro Universo, actúa como mensajero y observador entre los hombres (H.P. Lovecraft, El que susurra en las tinieblas), asumiendo el disfraz de las ropas y la máscara de cera. Se le invoca como El Caos Reptante, El que Aulla en la Noche y El Morador de las Tinieblas.

Shub-Niggurath, la Cabra Negra de los Bosques

Shub-Niggurath

¡Iä, Iä, Shub-Niggurath! ¡La cabra negra de los bosques con un millar de retoños!

Invocada a menudo como La Cabra Negra de los Bosques con un Millar de Descendientes, pero curiosamente no aparece en ningún relato como protagonista. Se supone que fue adorada como diosa de la fertilidad en Babilonia.

Ghatanothoa

Nada de lo que diga puede servir siquiera para dar una idea del repugnante, impío, inhumano y extragaláctico horror, y del odioso y absoluto mal, propios de aquella semilla del caos negro y la noche sin límites.

La progenie de Yuggoth había desaparecido hacía eones, pero había dejado detrás un monstruoso y terrible ser viviente que nunca moriría: su dios infernal, o demonio tutelar, Ghatanothoa, que se ocultaba y acechaba, eterno aunque invisible, en las criptas que había bajo esa fortaleza de Yaddith-Gho. Ninguna criatura humana había nunca escalado Yaddith-Gho ni visto esa blasfema fortaleza como otra cosa que una silueta lejana y de perfiles anormales, perfilándose contra el cielo; aunque la mayor parte de la gente estaba de acuerdo en que Ghatanothoa se albergaba aún ahí, revolcándose y agazapándose en insospechados abismos bajo los muros megalíticos. Siempre había personas que creían que debían rendirse sacrificios a Ghatanothoa, para impedir que saliera reptando de los ocultos abismos e irrumpiera de forma horrible en el mundo de los hombres, como ya había hecho una vez en el primigenio mundo de la progenie de Yuggoth.

H.P. Lovecraft en colaboración con Hazel Heald, Más allá de los eones

Lin Carter, erudito, teólogo, y bibliógrafo de la relación Lovecraftiana resume los mitos de la manera siguiente:

Estudiando las divinidades y los demonios que aparecen en los mitos de Chulhu se induce que la tesis de Lovecraft, la fuente misma de los mitos, es que, en épocas geológicas remotísimas nuestro mundo fue habitado y gobernado por grupos de dioses diabólicos y de divinidades benévolas mucho antes de que apareciese el hombre en la Tierra, ésta era compartida por los primigenios y la Gran Raza de Yith, quienes cayeron en discordia y se alzaron contra sus propios creadores, es decir, contra los misteriosos Dioses Arquetípicos, primeros pobladores de los espacios estelares. La Gran Raza, constituida por seres espirituales e inmateriales que parasitaban cuerpos ajenos, abandonó las zonas terráqueas por ella dominadas y huyó a través del tiempo hasta el siglo CC, en el que se apoderaron de los cuerpos de una raza de escarabajos que sucederá al hombre, en esa época remota, como forma de vida dominante en el planeta. Los Primigenios, sin rival ya, quisieron dominar el mundo y en combate con los Dioses Arquetípicos que moraban en Betelgeuse, les robaron ciertos talismanes y sellos y determinadas tablillas de piedra cubiertas de jeroglíficos, que ocultaron en un planeta próximo a la estrella Celaeno.

Los Dioses Arquetípicos castigaron esta inoportuna e impropia rebelión. Aunque los Primigenios, bajo la orden de Azathoth, combatieron largamente, por último fueron vencidos y expulsados o apresados. Hastur el Inefable fue exiliado al lago de Hali, cerca de Carcosa, en las Híadas próximas a Aldebarán; el Gran Cthulhu fue mantenido en un letargo mágico, similar a la muerte, en la cósmica ciudad sumergida de R'lyeh, situada no lejos de Ponapé, en el Pacífico; Ithaqua, El Que Camina En el Viento fue desterrado a los helados desiertos árticos, de los que un sello poderoso le impide escapar. Yog-Sothoth fue expulsado de nuestro continuo espacio-tiempo y fue lanzado al Caos junto con Azathoth, a quien, además por haber sido el cabecilla de la rebelión, los Dioses Arquetípicos privaron de inteligencia y de voluntad. Tsathoggua fue aherrojado en una caverna situada bajo el Monte Voormithadreth en Hyperbórea, junto con algunos dioses menores como Abhoth y Atlach-Nacha. Cthugha fue exiliado en la estrella Fomalhaut. Ghatanothoa, el Dios-Demonio, fue sellado en las criptas que se extienden bajo una arcaica fortaleza construida por los crustáceos de Yuggoth en la cima del Monte Yadith-Gho, que domina la primitiva ciudad de Mu. Muchos dioses menores fueron obligados a refugiarse en el negro castillo de ónice que corona la ciudad de Kadath, situada en el Desierto de Hielo, en la zona en que el mundo de los sueños penetra en nuestra Tierra. De los Primigénios Mayores, solo Nyarlathotep parece haber evitado tanto prisión como exilio.

Pero, antes de ser derrotados en la primera de las guerras, los Primigénios Mayores habían engendrado una multitud de sicarios infernales que desde entonces se esforzaran por liberarlos de nuevo; sin embargo, ni siquiera los Profundos de R'lyeh, seres marítimos y anfibios, pueden levantar ni tocar el Signo Arquetípico, poderoso Sello de estos Dioses, que mantiene a Cthulhu dormido en la muerte. Y, aunque en la página 751 de la edición completa del Necronomicon figura el famoso Noveno Verso que, debidamente entonado, devolverá la libertad a Yog-Sothoth y dará origen a su retorno anunciado por los profetas, ninguno de sus adoradores humanos o inhumanos ha conseguido hasta la fecha liberarlo. En ocasiones alguien ha conseguido levantar el Sello Arquetípico, pero siempre ha sido vuelto a colocar en su sitio, bien por intervención directa de los propios Dioses, bien de sus muchos servidores humanos. Sin embargo, Alhazred ha profetizado que, por fin, los Primigenios serán liberados y regresarán. Debemos suponer, pues, que, en algún futuro incierto, volverán a disputar una vez más el Universo a los Dioses Arquetípicos.

 

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