Un último tomo que no puede ser el último

Carlo Frabetti

Ambigüedad e inconcreción, a todos los niveles, parecen ser características básicas de la narrativa lovecraftiana, como ya he intentado poner de manifiesto en los prólogos de los dos primeros volúmenes de esta antología.

Nada menos extraño, bien mirado, puesto que lo ambiguo y lo inconcreto tienen un poder desazonador del que carecen los horrores tangibles y clasificables.

Y la ambigüedad e inconcreción internas de los Mitos de Cthulhu se corresponden, lógicamente, con análogas características a nivel externo, en el sentido de que resulta prácticamente imposible delimitar la narrativa lovecraftiana dentro de la literatura fantástica en general (incluso se puede decir que transciende el marco de lo puramente literario), así como llevar a cabo un elenco de todas las obras asociables a los Mitos o de los autores adictos a la temática.

El último relato de este tercer y último tomo, adecuado colofón a nuestra antología, a cargo del erudito y versátil Colin Wilson, expresa con oportuna explicitud el carácter «abierto» de los Mitos, sus nexos con otras formas de narrativa (y de especulación), su deuda con determinados autores - como Poe y Machen -, y, en suma, su básica - y en gran medida deliberada - ambigüedad como fenómeno cultural.

Pues los Mitos de Cthulhu no constituyen sólo - ni siquiera principalmente - una temática más dentro de la narrativa fantástica, y la concreción que parecen conferirle tanto su denominación como sus autores más representativos es totalmente equívoca. Los Mitos expresan las contradicciones, temores e inquietudes de una sociedad que bajo su tosca máscara de racionalismo oculta un rostro tan absurdo y cruel como el de cualquier entidad lovecraftiana; y como expresión del irracionalismo reinante (o regente, si se prefiere), ligada a todo tipo de leyendas, religiones y oscurantismos, los Mitos carecen de una fisonomía definida y de unas fronteras claras: los relatos vinculables al ciclo se cuentan por cientos o por miles, con una gama de tipos y grados de vinculación tan amplia como se desee.

Por tanto, cualquier pretensión de publicar una antología completa o tan siquiera amplia de los Mitos está condenada a priori a la parcialidad, por lo que hemos tenido que contentarnos con ofrecer, dentro de una extensión razonable, una de las más representativas y autorizadas de todas las que han visto la luz hasta la fecha, con el propósito de complementarla, en un futuro próximo, con otras obras fundamentales para el conocimiento y la comprensión de uno de los fenómenos culturales más inquietantes y significativos de nuestro tiempo.

CARLO FRABETTI

 


Notas

 

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