Soledad
atrinchera, distorsionado submundo limitativo prendido de la solapa infantil
de un sueño remoto. Luz interior. Luz opaca entre la opresiva
celda de la frontera interna que vislumbra ansias de ensanche, laxitud constreñida en
el corsé pétreo de privada ciudadela insalvable. Un
salvavidas. Una ventana al rescate de las estrellas soñadas por la
que evadir el nexo salvífico hacia la renascencia; una escala por
la que evacuar el aire viciado de lo recóndito del alma, la transmutación
onírica hacia el constante amanecer en las verdes dunas de la esperanza.
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