LOVECRAFT Y EL HORROR DE LA CALLE ANGELL

Calle Angell 454

Calle Angell 598

 

Introducción, Traducción y Notas de Óscar Mariscal

I

En una carta a Clark Ashton Smith del 29 de Noviembre de 1933 [1], H. P. Lovecraft refería dos sueños que tenían por escenario su antigua casa del nº 598 de la calle Angell [2] : la primera de estas minuciosas descripciones fue utilizada – casi literalmente – por August Derleth, para una de sus “colaboraciones póstumas” – La Hermandad Negra, de 1959 –; la segunda –que presentamos aquí – fue empleada por Smith para construir su relato The Treader of the Dust [3]. La sustancia de este último sueño, es un lugar común en la ficción lovecraftiana: el “(re)descubrimiento” de un pasado remoto y no del todo ignorado por el protagonista – otro de esos perfectos ejemplos de la tesis de Freud, que diría Rafael Llopis, según la cual lo siniestro es lo que algún día nos fue familiar, y ahora hemos olvidado –, salvo que no se trata aquí de vestigios de imposibles civilizaciones antediluvianas, sino de las ruinas de los primeros hogares del durmiente, descollando entre los escombros de un mundo que ha muerto en el primer decenio del S. XX – cuando el joven Lovecraft era el “misterio de la calle Angell” –. A partir de ahí, eternidades de polvo, ceniza y sal, que sepultan los recuerdos y velan –misericordiosamente – los espejos... y es que la ambigüedad del fragmento no nos permite dilucidar qué teme más Lovecraft: la intuición de la verdadera naturalaza del “nuevo inquilino” del 598 – o del horror que le espera en su casa natal [4] –, o descubrir “su propia monstruosidad” reflejada en el vidrio azogado. Como el mismo Lovecraft escribió en su cuento de 1921 El Extraño: desgraciado es aquel a quien los recuerdos de su infancia, sólo traen miedo y tristeza.

Óscar Mariscal (Noviembre 2005)

II

EL MERODEADOR

H. P. Lovecraft (Noviembre 1933)

Anoche tuve otro sueño en el que regresaba a mi hogar del número 598 de la calle Angell; esta vez, después de transcurridos infinitos años: el barrio estaba desierto, las malas hierbas lo invadían todo, y las ruinosas casas se caían a pedazos. La llave colgada en mi aro encajó en la cerradura, cedió la podrida puerta del 598, y me adentré caminando sobre el polvo de siglos. Todo aparecía tal cual había estado hacia 1910: cuadros, muebles, libros, etc., y todo ello en una situación de extrema decrepitud. Incluso aquellos objetos que han permanecido a mi lado en todas mis residencias posteriores, estaban allí en sus antiguas posiciones: semienterrados en polvo, y formando parte de aquel fantasmagórico cuadro de disolución general.

Sentí, de pronto, un terror extremo, y cuando unos pasos sonaron arrastrándose desde mi antigua habitación, di media vuelta y huí presa del pánico.

No puedo explicarme qué era aquello que tanto temía afrontar... sólo sé que el miedo me hizo cerrar fuertemente los ojos, mientras pasaba corriendo frente al polvoriento –y carcomido por el salitre– espejo del vestíbulo.

Salí a la calle y proseguí mi huída, al tiempo que me percataba de que ninguna de las ruinas que me rodeaban, correspondía a edificios posteriores a 1910. Había cubierto aproximadamente ya, la mitad de una manzana –una continua escombrera–, y sólo interminables hileras de escombros tenía por delante, cuando desperté temblando. En los momentos finales del sueño, mi mayor temor parecía ser la llegada al lugar de mi nacimiento – mi querido y temprano hogar en el 454 de la calle Angel l– hacia el cual, indudablemente, me dirigía.

 


NOTAS

[1]. Carta nº 673, Tomo IV de las Selected Letters de HPL: Arkham House, 1976.

[2] Residencia de Lovecraft desde 1904 a 1924. En 1904 la muerte de mi querido abuelo materno deshizo nuestro hogar del 454 de la calle Angell, por lo que mi madre alquiló nuestras actuales estancias, más pequeñas, en el 598 de la misma calle (HPL a Maurice Moe, 1 de Enero de 1915).

[3] The Treader of the DustWeird Tales, Agosto de 1935–: El polvo estaba por todas partes; fino y gris como el polvillo de átomos muertos, había cubierto sus manuscritos con una película espesa, se había acumulado sobre las sillas, las lámparas, los libros (...) Era como si muchos y desolados años hubieran pasado por la cámara desde su propia salida, y se hubieran sacudido de sus ropas como mortajas, el polvo de todas las cosas ruinosas (Clark Ashton Smith). Ver traducción de Mikael Estarrona en: www.eldritchdark.com

[4] Nací el 20 de Agosto de 1890, en el 454 de la calle Angell, en la ciudad de Providence. Éste, era el hogar de mi familia materna (...) mi abuelo transfirió aquí todos sus negocios y construyó una de las casas más hermosas de la ciudad –para mí, la más hermosa: ¡mi querido lugar de nacimiento!–. Esta espaciosa mansión, levantada sobre una alta y verde terraza, domina sobre un terreno similar a un jardín, con caminos serpenteantes, arbustos, árboles y una encantadora fuente (HPL a Reinhardt Kleiner, 16 de Noviembre de 1916).

 

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