La
película comienza con una escena en una habitación
en la que se encuentran dos ancianas, vestidas de negro y con cabellos
blancos, junto con el viejo Whateley, que sostiene un bastón
coronado por un símbolo de aires indígenas, y con
Lavinia Whateley, sudando y retorciéndose en una cama por
los dolores de parto - cubierta con una colcha que lleva el mismo
símbolo del bastón -. Este cuadro se ve continuado
por una serie de dibujos animados que sugieren el alumbramiento
de Lavinia en las colinas - representadas por una figura diabólica
que se va transformando a medida que transcurre la presentación
de los títulos y créditos.
Wilbur consulta el Necronomicón
De
allí, se inicia la acción en sí, pasando a
la Universidad de Miskatonic en el momento en que el Dr. Henry Armitage
ha terminado de dictar una conferencia sobre temas ocultos y lleva
en sus manos el temido Necronomicón, el cual entrega
a su asistente, Nancy Wagner, para que lo vuelva a poner en una
vitrina de la Biblioteca. Al mismo tiempo, un misterioso Wilbur
Whateley les observa atentamente, y sigue a Nancy y a su amiga bibliotecaria,
Elizabeth, hasta la misma, para luego encararlas
y solicitarles que le permitan ver por un momento el preciado libro.
A pesar de los reparos de Elizabeth, Nancy, fascinada por sus ojos,
accede, y Wilbur se sienta a leerlo en un cuarto apartado, en donde
comienza a murmurar en voz alta un conocido pasaje del nefasto libro,
que reza:
"Yog-Sothoth
es la puerta en la que las esferas se encuentran, sólo
aquellos del Más Allá pueden hacerlo multiplicar
y funcionar. Yog-Sothoth es la llave. Y con la puerta abierta,
los Antiguos serán el pasado, el presente, y el futuro.
Todo es uno. Los Antiguos caminan, serenos y primordiales, sin
dimensión e invisibles", etc.
El Viejo Whateley encara a Wilbour y le pide
que deje en paz el Necronomicón.
Wilbur
no puede concluir con su lectura, ya que es interrumpido por el
Dr. Armitage, quien le demanda la devolución del libro. Mas,
al enterarse que es un Whateley, cambia de actitud y ambos terminan
siendo acompañados por Nancy y Elizabeth a la cafetería
de la Universidad para conversar. Wilbur le pide permiso al Dr.
Armitage para estudiar el Necronomicón, a lo que éste
se niega, aduciendo que lo necesita para sus propias investigaciones,
luego de lo cual se retira con Elizabeth dejando a Wilbur a solas
con Nancy. El joven pierde el bus que lo tendría que llevar
a Dunwich, y la ingenua joven se ofrece a alcanzarlo en su automóvil.
En
el camino, se detienen en una gasolinera, en donde el despachante
reconoce a Wilbur y termina abruptamente de darles servicio. Acusando
de supersticiosos a los pobladores de Dunwich, siguen su camino
y llegan a la extraña y vetusta casa de los Whateley, momento
en que el joven invita a Nancy a pasar y tomarse un té. Una
vez dentro, le hace sentar en la sala y va a la cocina para preparar
la infusión, a la que le agrega una droga misteriosa guardada
en un curioso cofrecillo, aprovechando para salir fuera y sacarle
al auto de la joven una pieza. Cuando Nancy, luego de beber el preparado,
quiere marcharse, se encuentra con que el vehículo no arranca
y Wilbur, con un aire de inocencia, le sugiere que pase la noche
en la casa. Aceptando con cierta reluctancia, Nancy es conducida
a una habitación que no ha sido usada por años. Wilbur
le facilita una camisola ritual de color negro para que se la ponga,
y esa noche Nancy sueña con alocadas imágenes de un
grupo de hombres y mujeres pintarrajeados, que parecen desarrollar
una especie de orgía, que la persiguen hasta que despierta
excitada.
El Dr. Armitage llega al templo en donde Wilbour
está realizando sus blasfemos ritos sobre Nancy.
Por
la mañana, Elizabeth y el Dr. Armitage se hacen presentes
en la casa a la búsqueda de su amiga y tienen un encuentro
con el Viejo Whateley, quien intenta echarles de su propiedad. Entretanto,
Wilbur y Nancy regresan de un largo paseo por el campo, durante
el cual el joven ha convencido a la joven de permanecer por el fin
de semana en su residencia, mientras sigue drogándola con
la misma bebida. Llevados por sus sospechas, el Dr. Armitage y Elizabeth
visitan al Dr. Corey, a fin de indagar más sobre el origen
de Wilbur.
Uno conversa con el médico y la otra con su asistente, Cora,
extrayéndoles diferentes informaciones. En una escena retrospectiva,
el Dr. Corey comenta los sucesos que ocurrieron en el almacén
"Osborne's General Store" del pueblo, cuando el Viejo
Whateley fue a buscarle para asistir a Lavinia en su parto y lanzar
cierta profecía relativa a los hijos de su hija parturienta,
ante la incredulidad de los presentes y sus burlas, revelándole
al Dr. Armitage que Lavinia, en esa oportunidad, tuvo gemelos, aunque
uno de ellos no fue visto por él y se le dijo que había
muerto al nacer. Este último inquiere por el destino de la
hija del Viejo Whateley, y el Dr. Corey le revela que el parto tuvo
resultados devastadores para ella y que está recluida en
un manicomio, hacia el que ambos se dirigen posteriormente, en donde
la encuentran encerrada en una celda, balbuceando incoherencias,
con el cabello blanco como la nieve y la mirada desorbitada por
la demencia.
El Dr. Armitage consulta al Dr. Cory y se entera
de la historia secreta del parto de Lavinia Whateley
Al
mismo tiempo, Wilbur conduce a una muy drogada Nancy al lugar
llamado "Devil's Hop Yard", en donde se alza una suerte
de templo al aire libre dominado por un altar, sobre el que el
joven hace acostar a la muchacha, comenzando a invocar a Yog-Sothoth:
una especie de bruma les rodea, saliendo de ella un grupo de personajes
arropados en largas túnicas negras, junto con quienes Wilbur
realiza un ritual de evidente naturaleza erótica. Por su
parte, Elizabeth regresa a la casa de los Whateley y se enfrenta
con el Viejo Whateley,
a quien echa a un lado para internarse en el interior de la mansión.
Recorriendo el lugar, sube por una escalera hasta encontrarse
ante una misteriosa puerta cerrada por fuera, la que abre tan
sólo para encarar a una horripilante criatura tentacular
que la devora viva.
Regresando
de su acto ritual, Wilbur y Nancy son confrontados por el Viejo
Whateley, quien al parecer ha podido volver a encerrar a la criatura,
y que le pide al joven, en un arrebato de culpabilidad, que deje
tranquilo el Necronomicón y sus temibles ceremonias,
a lo que éste responde de mala manera y lo empuja escaleras
abajo, matándose el viejo en la caída. Al momento
de morir, resuena la algarabía de las chotacabras por capturar
el alma del anciano. Posteriormente, Wilbur intenta enterrar al
fallecido hechicero en el cementerio local de Dunwich, pero los
habitantes del pueblo se lo impiden.
Por
la noche, Wilbur vuelve a la biblioteca de la Universidad para hacerse
con el original del "libro maldito" y tiene un encuentro
con el guardián de la misma, al que termina matando, huyendo
con el ominoso volumen, para luego llevar a Nancy de vuelta al templo
y celebrar la ceremonia final.
Haciendo
a Nancy yacer sobre el altar, Wilbur se enfrasca en el recitado
del Necronomicón con el que invoca la presencia de
su hermano, quien fuerza la puerta de su encierro casero, hasta
liberarse de su prisión y comenzar un letal periplo por los
bosques, llegando hasta una casa habitada a la que destruye junto
con sus moradores. La escena es descubierta por los lugareños,
a la que casi de inmediato arriban los Dres. Armitage y Corey. La
gente acusa a los Whateley, partiendo excitada rumbo a su mansión,
que encuentran devorada por un incendio dantesco provocado por el
monstruo liberado. Dándose cuenta de lo que ocurre, ambos
doctores parten raudamente hacia el promontorio en donde se eleva
el templo, en tanto el resto de la gente se despliega por el bosque.
Allí son exterminados por la criatura, que, en el ínterin,
también da cuenta de Cora, la asistente del Dr. Corey, que
regresaba a su casa en auto.
Cuando
el ritual se encuentra en su punto culminante, aparece el Dr. Armitage
y grita unas palabras que tienen un efecto perturbador instantáneo
sobre Wilbur, quien intenta
Un
momento de los ritos de Wilbour, cuando invoca a Yog-Sothoth
El demencial hermano gemelo de Wilbour,
cuando casi se materializa para tomar posesión de
una inerte Nancy, que yace sobre el altar.
|
resistirse
a la influencia de su encantamiento, pero que, finalmente,
sucumbe a él, justo en el momento en que se descarga
un gran rayo que lo convierte en una tea humana que cae
al mar envuelto en llamas. Casi simultáneamente,
se vislumbra el brumoso umbral interdimensional que Wilbur
intentaba abrir, y se deja entrever la forma terrorífica
de su voraz hermano extraterrestre, que no alcanza a materializarse
en esta dimensión y termina por desaparecer. Con
enorme alivio, los Dres. Armitage y Corey ayudan a una
aturdida Nancy a ponerse en pie, ignorante de todo lo
ocurrido; a medida que van descendiendo la escalinata
del templo, sobre el vientre de la joven comienza a verse
la figura de un feto en gestación, sugiriendo que
la estirpe de los Whateley no se ha extinguido con la
muerte de Wilbur y el regreso de su monstruoso gemelo
a su propia dimensión natural.
|
Comentarios
Según algunos especialistas del género cinematográfico,
esta producción se cuenta entre las que mejor han conseguido
preservar el argumento, espíritu y ambiente del relato de
H.P. Lovecraft sobre el que está basado, y del que conserva
el título en forma idéntica.
De
hecho, algunos no han dudado en afirmar que "sigue siendo,
hasta el día de hoy, la más acertada versión
fílmica de la obra de HPL"; [1] en
tanto que otros, no han titubeado en aseverar que "este filme,...
se encuentra muy lejos del relato de Lovecraft del mismo nombre".
[2]
Sea cual fuera la postura que uno adopte al respecto, no hay duda
alguna que se trata de una película que posee - y conserva
- sus cualidades, tanto como adaptación del cuento original,
al que sigue bastante fielmente en su argumento, como en cuanto
a filme en sí mismo, teniéndose siempre presente la
época en la que fue realizado.
En efecto, el rodaje se hizo unos dos años después
de que fuera estrenado "El bebé de Rosemary" de
Roman Polansky, filme inspirado en la novela "La semilla del
Diablo" de Ira Levin, con la cual el cine de terror pegó
una nueva vuelta de tuerca. Hasta ese momento, el cine terrorífico
seguía ligado indisolublemente a una forma del género
que había sido instaurada por películas como "El
gabinete del Dr. Calegari", en su versión alemana de
la U.F.A., y en las superproducciones de la Universal Pictures de
los años 1930 y 1940, como "Drácula", "Frankestein"
o "La Momia", con los duchos Boris Karloff o Christopher
Lee.
Con
el lanzamiento de "El bebé de Rosemary", Polanski
introdujo un terror más psicológico y personal: lo
monstruoso ya no proviene del exterior, sino del propio interior
del personaje, con quien, por lo general, se identifica el público.
En el caso de "El horror de Dunwich", el uso recurrente
a las ensoñaciones, a las distorsionadas percepciones de
Nancy Wagner; a las oscuras y, en un principio, veladas intenciones
del joven Wilbur Whateley, contribuyen a resaltar estos recursos
preexistentes en el filme de Polansky.
Es bien cierto que los efectos especiales de esta cinta no resultarán
satisfactorios para una audiencia moderna, juvenil, acostumbrada
a los que hoy en día colman, hasta la saturación,
las producciones actuales. El monstruoso hermano de Wilbur no es
un dechado de imaginación, ni está a la altura de
la calidad y realismo con que podría ser hecho en la actualidad,
pero no deja de ser un producto aceptable dentro del contexto general
de sus tiempos y de la obra en sí. Por su parte, el templo
de "Devil's Hop Yard", en forma similar, no parecerá
nada extraordinario al espectador, quizá por las mismas razones,
pero no deja de cumplir su objetivo de causar cierta impresión
sobre su ánimo, y de sugerir impías ceremonias antiguas
cuyo fin puede adivinarse con mucha facilidad. Aunque se note que
es un fondo pintado, revela la imaginación con que fue concebido
por su realizador, al menos en esas columnas con ídolos encaramados
sobre ellas y que no se terminan nunca de identificarse con precisión.
Algunos
detalles son dignos de mención: la escena con la que comienza
la acción en la Universidad de Miskatonic, en realidad fue
tomada en los corredores exteriores de la Universidad de California
(UCLA), y, al igual que en el relato de Lovecraft, el joven Wilbur
ha venido de Arkham a Dunwich en busca del blasfemo libro. Anticipando
el carácter lovecraftiano de la trama, Wilbur recita a media
voz un pasaje del terrible opúsculo, que efectivamente está
en el relato del autor de Providence.
Otra escena que sigue fielmente la obra original, es la del "Osbornes'
General Store", cuando el Viejo Whateley entra al almacén
buscando al Dr. Corey, para que asista al parto de Lavinia. En un
apropiado tono sepia, que nos lleva de inmediato al pasado del hecho,
el viejo clama una célebre frase de Lovecraft: "Some
day, yew folks'll hear a child o' Lavinny's a-callin' its father's
name on the top o' Sentinel Hill" ["Algún día,
ustedes, gentes, oirán a un niño de Lavinia llamando
el nombre de su padre en la cima de Sentinel Hill"].
Hay, sin embargo, un cuadro que está totalmente alejado de
éste último, y es la parte en la que el Viejo Whateley
le requiere a Wilbur que deje el Necronomicón "en
paz", cuando, en realidad, en el cuento le pide todo lo contrario.
Del mismo modo, el misterio creado hábilmente por Lovecraft
acerca de la existencia de un gemelo de Wilbur, pierde completamente
su inquietante carga terrorífica al momento en que tal secreto
es revelado al Dr. Armitage por el Dr. Corey, durante su primera
entrevista.
Aciertos y desaciertos de una película irregular, pero que
debe ser vista por aquel que se precie de "lovecraftiano",
sin poner en ella grandes expectativas, pero también sin
prejuicios ni opiniones preconcebidas. Se deja ver y no puede dejar
de verse.
Notas
(1) D. Curubeto, Cine Bizarro. 100 años de películas
de terror, sexo y violencia (Buenos Aires, 1996), pp. 250-2, esp.
p. 250, col. II, in fine.
(2) Anónimo, Comentario del filme en http://www.thousandyoung.com/cinemagoria/sounds/dunwich.htm.
Bibliografía
D.
CURUBETO, Cine Bizarro. 100 años de películas de terror,
sexo y violencia.
Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1ª ed., 1996.
I. LEVIN, La semilla del diablo. Barcelona: Ed. Bruguera, 1ª
ed., 1972.
H.P. LOVECRAFT, El horror de Dunwich. Madrid: Alianza Editorial,
1ª ed., 5ª
reimpr., 1991.
ID., íbidem. Madrid: Alianza Editorial; col. Alianza Cien,
vol. 3, 1ª ed., 1993.
ID., íbidem. Madrid: Alianza Editorial; col. Biblioteca de
fantasía y terror, vol. BT
8.153, 1ª ed., 2ª reimpr., 2000.
ID., íbidem. Buenos Aires: Andrómeda, 1ª ed.,
1991.
ID., El morador de las sombras y otros cuentos de Cthulhu. Méjico,
2ª ed., 1992
ID., Obras completas, 2. Buenos Aires: Andrómeda; col. Ciencia
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Fantasía, vol. 4007, 1ª ed., 1993.
ID., El color que cayó del cielo. Buenos Aires: A-Z Editora,
1ª ed., 1994.
ID., Obras completas, 2. Buenos Aires: CS Ediciones, 1ª ed.,
1996
Publicaciones
On-line en la Red
Anónimo,
Comentario en http://thousandyoung.com/cinemagoria/.
Anónimo, Comentario en http://www.thelurker.com/features/dunwichhorror.htm.
[*] Texto © 2004, Jorge R. Ogdon (a) Dogon.
Queda hecho el depósito que marca la Ley N° 11.723 de
Registro de la Propiedad Intelectual de la República Argentina.
Es propiedad. Derechos registrados. Especial para la Nueva Logia
del Tentáculo.
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