El
Miedo: Un Sentimiento Universal
©
Joseph Curwen
La
emoción más intensa y más antigua de la Humanidad es el miedo.
Y el más antiguo y más intenso de todos los miedos es el miedo a
lo desconocido. (H.P. Lovecraft)
![](imagenes/munch.jpg)
El
Grito © E. Munch
Al
encontrarnos ante una página como ésta, La Nueva Logia del Tentáculo,
dedicada a la Literatura de Terror, Fantasía y Ciencia-Ficción esta
breve intervención sobre el miedo y sus procesos puede resultar adecuada
para introducirnos en la explicación teórica de este humano sentimiento
tan universal.
Existe
una gran cantidad de acreditados estudios sobre el comportamiento humano, que
intentan dar una explicación científica al sentimiento de miedo,
que aparece en el ser humano ante la posibilidad de algún tipo de amenaza.
Por
supuesto las diferentes teorías y escuelas existentes que han tratado estos
temas proporcionan sus particulares puntos de vista ante este sentimiento universal
y común en el ser humano de todos los tiempos, de todas las épocas.
Por
buscar una definición más o menos consensuada por los diferentes
teóricos, diríamos que el miedo es la forma que tiene el ser humano
de vivir el peligro, de experimentar la amenaza a su propia supervivencia.
Algunos
de los autores más acreditados en estas cuestiones, entre éstos
J. Le Doux, concretan que el miedo es un "el sentimiento ante un peligro
que provoca una reacción instintiva de defensa..."
Por
tanto se está totalmente de acuerdo en que el sentimiento de miedo, que
el ser humano percibe, tiene como finalidad favorecer su propia supervivencia,
evitar su propia destrucción.
Como
la totalidad de los sentimientos humanos, el miedo tiene un doble componente:
físico, por un lado y psicológico por otro.
Respecto
al componente o parte física a que nos referíamos, comentaría
que se trata de la activación y preparación del organismo para la
defensa personal. De esta manera, y a modo de resumen, se produce una activación
del organismo, entre otras cosas, aumentando el ritmo cardiaco, acelerándose
la respiración y adquiriéndose un tono muscular óptimo para
la posible huida del estímulo amenazador. Es decir, el organismo humano
se alerta totalmente para la evitación del peligro.
Respecto
al componente psicológico, el cerebro, verdadero centro de funciones del
ser humano, es el que detecta el estímulo como amenazante para enviar las
señales necesarias al resto del cuerpo de manera que se produzca la activación
general de la que ya hemos hablado en el punto anterior.
Pero,
¿sobre la base de qué ese estímulo es percibido y procesado
como amenazador por el individuo? La respuesta a esta pregunta sería que
sobre la base de nuestras propias experiencias, a nuestras propias vivencias,
a nuestros propios conocimientos los estímulos son percibidos o no como
amenazas. De todos es conocida la mayor precaución ante el riesgo del ser
humano adulto (con más experiencias vividas) en comparación con
la menor percepción de riesgo del ser humano infante (menos carga de experiencias
vividas).
La
respuesta emocional en sí misma posiblemente aparece en el ser humano como
un mecanismo de defensa evolutivo (tengamos en cuenta que la respuesta de huida
es común en la especie animal general), además de que también
en este caso las experiencias previas tienen gran relevancia e importancia.
Pero
en referencia al sentimiento de miedo en sí mismo, ahí está
presente el elemento psicológico o cognitivo de la propia conciencia humana
que adquiere la categoría de autoconciencia al restituirse sobre el propio
individuo.
Cuando
nos hemos referimos a la amenaza o peligro hay que tener en cuenta que esta circunstancia
o situación que se percibe como amenazante o amenazadora no tiene porque
ser algo real, sino que en muchas ocasiones esta situación es imaginaria.
Es más, los peligros a que nos exponemos van cambiando al ritmo en que
evoluciona la sociedad. Pensemos en la sociedad prehistórica y la caza
de grandes animales y por ejemplo las entrevistas de trabajo de la sociedad actual.
Son cuestiones totalmente diferentes pero que ambas pueden percibirse como altamente
amenazadoras.
Ante
la amenaza bien real o imaginaria a que se enfrenta el individuo, y como consecuencia
de la activación del sistema nervioso, se produce una reacción denominada
ansiedad. Reacción que tiene múltiples manifestaciones pero que
por no alargarlo demasiado destacaremos, entre otras, las que podríamos
considerar más comunes: taquicardia, sudoración, tensión
muscular, "aleteo"en el estómago, hiperventilación, enrojecimiento
facial, etc.
La
sociedad en la que actualmente vivimos aunque diferente a las primitivas también
está llena de amenazas, amenazas de todo tipo, unas reales y otras muchas
imaginarias. Por esta razón afirmaríamos que la vida humana está
llena de peligros, de situaciones ansiógenas con que enfrentarnos diariamente,
por esta razón afirmamos sin lugar a dudas que el sentimiento de miedo
es algo muy cercano a nuestra propia existencia desde el principio de los tiempos,
desde el origen de la humanidad.
La
educación además de informarnos/formarnos para detectar esos peligros
también nos ha de ofrecer ciertas habilidades para superarlos. Enseñarnos
diferentes comportamientos que son óptimos y adecuados para poder funcionar
y desenvolvernos con destreza.
En
muchas ocasiones, más de las que podemos pensar e imaginar, existen seres
humanos con deficiencias en habilidades sociales, es decir con incapacidades o
faltas de destreza para funcionar y responder adecuadamente ante la aparición
de la amenazas, reales o imaginarias, que nos rodean. O bien personas que nunca
son capaces de sentirse amenazadas (personas altamente temerarias, con baja o
nula percepción de riesgo) o bien personas que perciben como amenazantes
situaciones cotidianas y/o comunes (relaciones sociales, sexualidad, relaciones
jerárquicas etc.).
Hoy
en día existen medios técnicos y especializados para superar esta
serie de problemas que en muchas ocasiones llegan a ser totalmente incapacitantes
para la socialización adecuada del individuo.
No
hay que olvidar, y ya para finalizar la exposición, que en muchas ocasiones
al ser humano le atrae esa sensación de miedo, ese sentimiento primitivo
pero sintiéndose a salvo.
Únicamente
sentirlo, notarlo, percibirlo, introducirse en el mismo aunque sea durante unos
breves momentos. En estas ocasiones se puede sentar en una sala de cine y visionar
una buena película de terror, o coger un buen libro de H.P. Lovecraft,
entre otros estupendos autores que cultivan este género literario, y disfrutar
de esa extraña pero en ocasiones atractiva sensación que nos hace
sentir ese primitivo y universal sentimiento que es el miedo.
[Foro
de La Nueva Logia del Tentáculo, 25 de Septiembre de 2003]