§ 10. H.P. LOVECRAFT Y SUS FANTASMAS

Prólogo de J. A. MOLINA FOIX

El Horror según H. P. Lovecraft, vol. I
Editorial Siruela: Madrid, 2ª ed., 1990.

© DOGON [*]

La inclinación de Lovecraft por lo sobrenatural que él mismo definió como "una característica de su personalidad cuyo origen solamente puede rastrear un psicólogo o un biólgo", no se circunscribió únicamente a su ingente obra, cuya importancia e influencia ha ido en aumento con el paso de los años. Impregna su vida entera y aflora en todas y cada una de las actividades en que se vio envuelto. Bien sea a través de frecuentes comentarios en buena parte de sus más de cien mil cartas (cifra apabullante que supone por lo menos la dedicación de la mitad de su tiempo productivo), como motivo de inspiración poética (generadora de una tenebrosa y original cosmogonía); o como tema de reflexión de la mayoría de sus artículos y conferencias, el terror ha preocupado siempre a nuestro escritor. Pocos cultivadores del género habrán dedicado tanto tiempo como él a estudiarlo, comprenderlo y desarrollarlo. Incluso en el ejercicio de su principal ocupación remunerada - irónicamente la ingrata profesión mercenaria de "ghost-writer" (lo que nosotros solemos llamar "negro") - se vería reducido a los temas fantásticos que tan bien conocía.

No es de extrañar, pues, que su trabajo más extenso fuera precisamente una apasionada defensa e ilustración del género preternatural, que él presenta como una deslumbrante victoria del espíritu frente a la materia, una restitución de la facultad de soñar, de crear mundos propios, de expresar sus propios fantasmas para exorcisarlos.

"Supernatural Horror in Literature", el más ambicioso, complejo y acertado estudio jamás escrito acerca de la ficción espectral, fue elaborado en sucesivas etapas a lo largo de casi diez años lo que confirma una vez más el interés del autor por el tema, máximo si se tiene en cuenta que tan ardua empresa estaba destinada a una revista de aficionados de escasa difusión y no le iba a reportar ningún beneficio económico.

Nació de un encargo de un amigo suyo, W. Paul Cook, que acababa de fundar una revista amateur, "The Recluse", y necesitaba un plato fuerte para el primer número. En los casi dos años que transcurrieron hasta su publicación, el texto fue aumentando sin cesar, y así continuaría hasta la muerte de Lovecraft, quedando en cierta manera inacabado. Entre 1933 y 1935 diecisiete extractos, muchos de ellos corregidos y ampliados, en la revista "Fantasy Fan". La edición definitiva la publicaron August Derleth y Donald Wanderei en la mítica Arkham House, convirtiéndose a partir de entonces en un texto fundamental.

Al escribirlo, H. P. L. buceó en sus orígenes y se creó una familia literaria, descubriendo su parentesco con otros escritores que vivieron en épocas distintas pero que tuvieron sus mismas obsesiones e idénticos sueños. Constituye una confesión muy personal acerca de los libros que más influyeron en él: sus lecturas favoritas, que él mismo califica de "poco metódicas", sin dejar de reconocer en ellas "lamentables omisiones".

A través de este singular repertorio de libros queridos, que "vivían y le hablaban" (en feliz expresión de Henry Miller), y cuyas lagunas y olvidos se ven ampliamente compensados por el placer que él muestra al comentarlos, Lovecraft no sólo presenta un panorama bastante completo del terror en la literatura, sobre todo en lengua inglesa, sino que traza un bosquejo y analiza a fondo el género, desglosando y estudiando los principios que - según él - rigen su elaboración. Tarea que luego completaría y profundizaría todavía más en otro artículo. "Notes on the Writing of Weird Fiction", publicado póstumamente (mayo-junio de 1937) en la revista "The Amateur Correspondant" y recogido al año siguiente en el lujoso opúsculo el medio centenar de páginas "The Notes and Commonplace Book Employed by the Late H. P. Lovecraft, Including His Suggestions for Story Writing, Analysis of Weird Story and List of Certain Basic Underelying Horrors, etc., Designed to Stimulate the Imagination", editado por R. H. Barlow en California para coleccionistas, exégetas y nostálgicos del Abuelo.

La necesidad del relato de terror como forma literaria es la primera conclusión a la que llega, "ya que el sentimiento de terror es una emoción auténticamente humana" y "el objetivo de toda narración es reflejar alguna emoción". "Este tipo de ficción - prosigue H. P. L. - debe ser realista y atmosférica, sin perder nunca de vista que el escenario, el ambiente y los prodigios son más importantes para el efecto que se desea causar que los personajes y la trama. El impacto de una narración terrorífica reside sencillamente en la violación de una ley cósmica considerada como absoluta: una huida imaginativa de la realidad."

Luego da un repaso a las diferentes normas que debe seguir este tipo de narración. Por un lado "los horrores mostrados deben ser originales: la utilización de leyendas y mitos conocidos hace que el relato pierda fuerzas; y con relación del prodigio principal, los personajes mostrarán la misma emoción irresistible que mostrarían en la vida real ante semejante prodigio". Además, es conveniente "eliminar todos los excesos posibles: palabras, párrafos y episodios enteros"; y, sobre todo "evitar escuetos catálogos de sucesos increíbles, que pueden no significar nada más que una simple envoltura simbólica o colorista".

Finalmente define lo que él entiende por terror cósmico u horror sobrenatural: "una profunda impresión de suspensión de las leyes naturales, o la presencia de mundos invisibles o fuerzas ocultas". Horror, porque expresa otro mundo que resulta ser el nuestro como un espejo que reflejara nuestros propios fantasmas y demonios interiores. Sobrenatural, porque debe proceder de un más allá donde las pesadillas no son reales y por eso aprisionan al lector, impotente para defenderse. "Este tipo de literatura de miedo - añade - no debe confundirse con otro idéntico en su forma pero en el fondo completamente diferente: el de mero miedo físico y del horror mundano… El verdadero cuento preternatural… debe contener cierta atmósfera de intenso e inexplicable a las fuerzas exteriores y desconocidas y alguna alusión… a la más terrible invención del cerebro humano: la maligna y particular suspensión o transgreción de las leyes esablecidas de la naturaleza".

Aunque el talento de Lovecraft no parece muy adecuado a la crítica sesuda (cuando pasa revista a los relatos ofrece más bien una "impresión" dramática de ellos que un riguroso análisis en profundidad), una vez embalado en su teorización, se atreve a establecer criterios valorativos acerca de este tipo de literatura. "No debemos juzgar un cuento preternatural - afirma - por la intención del autor, ni por la pura mecánica de su trama, sino por el nivel emocional que alcanza en su aspecto menos terreno". Y culmina la brillante faena con el brindis de una prueba infalible para reconocer un verdadero cuento preternatural: "ver si ha despertado o no en el lector un profundo sentimiento de pavor y de contacto con esferas y poderes desconocidos"; si ha suscitado en él "una sutil actitud de temerosa atención, como la que sostendría ante el batir de unas alas negras o el arañar de unas formas y entidades exteriores en los más remotos confines del universo conocido". En definitiva se trataría, según él, de lograr una "inagotable sutileza de atmósfera y colorido" mediante "una estudiada elección (realmente poética) de frases y palabras cadenciosas, y un minucioso y selectivo cuidado en los mil y un detalles casi invisibles que se agregan al trasfondo realista".

Nuestra antología de relatos favoritos de Lovecraft no la ha seleccionado personalmente el escritor de Providence. Su nula celebridad en vida le negó solvencia como antólogo. Lo más parecido que hizo fue elaborar una lista de preferencias personales, acompañada de escuetos comentarios, en el artículo "Favourite Weird Stories of H. P. L" que le publicó "The Fantasy Fan" en octubre de 1934, simultáneamente a la reedición por entregas de "Supernatural Horror in Literature".

Aparte de estas dos fuentes, se ha tenido en cuenta el abundante material incluído en los cuatro tomos de cartas escogidas (1919-1937) primorosamente editados en los años setenta por Derleth y Wanderei en Arkham House.

La selección recogida en estos dos volúmenes abarca desde los comienzos góticos hasta la época de Lovecraft, y en ella se ha preferido el orden cronológico de los relatos y no de los autores. Además de los imprescindibles Poe, Machen, Blackwood o Dunsany, de los que se ha elegido el texto favorito de H. P. L., aún a riesgo de ser reiterativos, he procurado incluir relatos inéditos en castellano e incluso autores prácticamente desconocidos o no habituales dentro del género. Me he permitido también algunas licencias con escritores insuficientemente valorados por Lovecraft (posiblemente por desconocimiento, debido a su falta de método en las lecturas), caso de Le Fanu o de De Quincey, y así mismo me he visto obligado a prescindir de otros excesivamente conocidos, así como ha incurrir en ciertas omisiones involuntarias, motivadas unas veces por circunstancis imponderables cuando no por irresolubles problemas de derechos de autor.

La gran cantidad de novelas que Lovecraft destaca como hitos fundamentales del horror en la literatura, dificulta enormemente la representación en esta antología de ciertos autores capitales en ese dominio. Obviando casos evidentes como "Drácula" o "Frankestein", harto conocidas, he resuelto el dilema incluyendo fragmentos cuidadosamente elegidos (respetando en lo posible las preferencias de H. P. L.) de algunas de las más sgnificativas, prefiriendo otras veces su sustitución por relatos equiparables, en calidad, a poder ser inéditos o escasamente divulgados. Como colofón se ha juzgado conveniente incluir una muestra del quehacer de Lovecraft, a fin de testimoniar su crucial aportación al género, así como posibilitar las comparaciones mutuas y la verificación de su mayor o menor sometimiento a las normas que él mismo dictara.

J. A. MOLINA FOIX


[*] Transcripto por © 2005, Jorge R. Ogdon (a) Dogon. Especial para la Nueva Logia del Tentáculo, Valencia (España).

 

 

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