© DOGON [*]
H.P. Lovecraft y otros
Muerte con alas y otras colaboraciones
Biblioteca Universal Caralt, vol. 135. Barcelona, 1ª ed., 1978En 1918, a instancias de diversos amigos, Lovecraft se convirtió, a despecho de sus intereses narrativos, poéticos y periodístico-divulgadores, en lo que en inglés recibe el nombre de ghost-writer, esto es, colaborador anónimo, especie de corrector de estilo con ciertos poderes y ciertos servilismos, sino verdadero secretario debajo de otra firma. Fue ésta la principal ocupación de Lovecraft y su fuente de ingreso más sustanciosa. Sus tarifas no eran elevadas, antes bien, estaban muy por debajo de lo habitual. En 1933 confeccionó la lista siguiente (no se reproduce textual ni completamente):
CORREGIR Y MECANOGRAFIAR 330 palabras pág.
1. Pasar a máquina, doble espacio, 1 copia. Nin-guna corrección, salvo en lo tocante a sintaxis y ortografía. 25 cts.
2. Corrección por encima, sin pasar a limpio (mejora de la prosa, pero respetando el relato). 25 cts.
3. Lo indicado en 1 más lo indicado en 2. 50 cts.
4. Corrección a tono sin pasar a máquina. Amplias mejoras, incluso cambios de estructura, añadidos y supresiones; posible introducción de elementos nuevos. Exige manuscrito aparte. 75 cts.
5. Punto 4, pero mecanografiado y 1 copia. 1 - $
6. Reescribir manuscrito orig. con notas sobre la trama, la idea matriz, o simplemente sugerencias. Corrección completa, tanto lingüística como narrativamente. 2,25 $
7. Punto 6, mecanografiado y 1 copia. 2,50 $
Lo que no debe hacer pensar en ningún tipo de buhonería. Lovecraft era más compulsivamente abstracto que detalladamente mercachifle, más profesionalmente destajista que aficionadamente exigente. El tono de la lista puede haber parecido presuntuoso (¡mejorar la prosa!). Nada tan lejos de la realidad, sin embargo. Pese a ciertas ínfulas personales, Lovecraft era humilde en este tipo de cosas, rasgo poco común en la multitudinaria grey de los abocados a lo literario. A veces devolvía cheques que no creía haber merecido y, por lo general, los precios finales los dejaba al criterio del cliente y se olvidaba de sus escrupulosas minutas. "Al tratar con un colaborador comercializado (escribe un biógrafo), sus clientes no destacaban por su generosidad".
Estos clientes fueron muy dispares, y no siempre del agrado de nuestro autor. Uno de los primeros en acudir a sus ofertas fue el reverendo David van Bush, que le dio trabajo durante 10 años y pertenecía a uno de esos movimientos espirituales típicamente yankis que ofrecen una alternativa al humanismo europeo con el espíritu autodidacta en ristre.
Concéntrese, haga un esfuerzo, vaya al monte, pise la caca de conejo y usted (sí, usted mismo) podrá ser lo que fue Napoleón, la Gioconda o Nixon. Otros yankis afirman que usted (usted nuevamente), mediante las mismas piruetas, podrá ser usted mismo, lo que nos sume en profundas confusiones. El movimiento se llamaba Nuevo Pensamiento y había sido fundado a finales del siglo XIX por Phineas P. Qimby, que inspiró a la célebre Mary Baker Eddy, más conocida por la biografía de Stefan Zweig que por el interés que pudo despertar su "Ciencia Cristiana". Lovecraft lo llamaba "indescribable monstrosity Bush", cosa que se entiende perfectamente en castellano.
La profesión de ghost-writer está llena de sorpresas. En 1929 HPL, trabajó para el Dr. Lee Alexander Stone, director de una dependencia del Servicio de Salud Pública de Chicago, elaborando artículos sobre la delincuencia de esa ciudad. Para que HPL viera las mil gamas del tema, el inquieto doctor no le pagó ni una peseta por su trabajo.
En ese mismo año HPL, trabajó para el Dr. Woodburn Harris, médico también, escribiendo artículos contra la Ley Seca.
Una de sus últimas colaboraciones anónimas y de mayor envergadura (en lo que respecta a implicaciones, no calidad estética) fue un libro de texto para la Renshaw School of Speach de Washington, que dirigía la periodista Anne Tillery Renshaw. Basándose en apuntes y diagramas de ésta, HPL tenía que pergeñar el libro entero. El título tenía que ser Well Bred Speech, que podría traducirse por "Cómo hablar bien".
Lovecraft no quiso saber de precios mientras no estuviera terminado el libro y propuso que fuera la mujer quien pagase lo que estimara justo. Lovecraft dijo a sus amigos que esperaba recibir unos 200 dólares. Recibió sólo 100.
La señora Renshaw no era precisamente quien para exigir que HPL fuera un Chomsky o un Jakobson, ni, valga el caso, un Brocense; pero hasta los imparciales consideran que "académicamente hablando, Well Bred Speech fue una calamidad". En el libro se leía que el lenguaje se originó por revelación divina y que el inglés derivaba del hebreo (polémica por cierto que afectó a todas las lenguas en la Baja Edad Media y que se resolvió en el Renacimiento). Los capítulos destinados a la pronunciación parece que tampoco estabsan muy al día. De todos modos, no todos los reproches son exactos. Se dice que confundió el pueblo ario con el idioma "ario", pero en Inglaterra se llama así al supuesto idioma indoeuropeo; que sea correcta o no la denominación es cuestión aparte.
Entre las colaboraciones anónimas más destacadas figuran también relatos de ficción. En el volumen Horror en el museo y otras colaboraciones se ha ofrecido una serie de ellos y en el presente damos también una buena lista, aunque no completa. He aquí los coautores junto con algunas observaciones, recordando que de uno de ellos, Hazel Heald, se habló ya en el volumen supracitado.
Wilfred Blanch Talman. HPL lo conoció gracias a ciertas tertulias de amigos neoyorkinos, a las que asistían libreros, escritores de alcurnia subgenérica, un defensor de los negros y un ingeniero en electrónica. Talman era periodista y editor de De Halve Maen, revista de la Holland Society de Nueva York. HPL lo apreciaba porque era "alto, pulcro, ingenioso y de porte aristocrático". Talman lo inició en heráldica y le regaló un traje chillón y un abrigo de colores claros. Un detalle "ingenioso" ciertamente. Lovecraft rechazó el abrigo, se quedó con el traje y corrigió Dos botellas negras, que se publicó en 1927. Hubo algo en aquellas correcciones que no gustó a Talman. En octubre de 1936 se ofreció a Lovecraft en calidad de agente literario. Ello representaba otra muestra de ingenio, ya que era un inexperto. Éste lo aceptó "porque es un viejo amigo".
Zealia Brown Reed. Atractiva viuda de 36 años y un hijo cuando conoció a HPL. Vivía de escribir artículos e historietas. Dio a Lovecraft mucho trabajo y poco dinero. Tras un viaje a Oklahoma, donde oyó un cuento local de serpientes, se le ocurrió la idea matriz de La maldición de Yig y El montículo. Lovecraft escribió íntegramente la primera, que apareció bajo nombre de la mujer en noviembre de 1929. Cobró 165 dólares por ello y su agradecimiento se extendió a 15 dólares y medio, que pagó al verdadero autor. Zealia casó con un tal Bishop y rompíó varias veces con Lovecraft y su círculo porque no quería saber nada de las deudas que había contraído con ellos. El montículo, donde parece que también colaboró Frank Belknap Long, no apareció hasta después de la muerte del maestro, y lo mismo puede decirse de La cabellera de Medusa, aunque la mitad del importe que recibió por ésta tuvo la gentileza de entregarla a la tía de HPL, Annie H.P. Gramwell. El origen de este último relato se encuentra seguramente en El retrato oval de Poe y en Kwaidan de Lafcadio Hearn (que se cita por cierto en el texto). Hay mucha huella lovecraftiana en él (las palabras del campesino del final y de la bruja zulú están llenas en el original de apócopes y sinalefas, amén de ortografía fonética). Una lectura freudiana sería divertida, no sólo por los elementos narrativos sino por un descuido que se ha conservado: en cierto momento se habla de "Medusa y las Gorgonas". Como sabe el lector, las Gorgonas eran tres hermanas: Esteno, Euriale y Medusa. Perseo decapitó a Medusa. Lovecraft decapita la progenie.
Adolphe Danziger de Castro. Un urraco de cuidado, pero, a mi juicio, el coautor de las mejores historias del volumen. Moroso y tacaño como Zelia Bishop, HPL lo conoció el mismo año que a ésta. Dentista, periodista, cónsul de los EE.UU. y colaborador de Ambrose Bierce, fue recomendado a HPL como hombre de erudición y encanto personal, aunque un tanto fraudulento. Alardeaba de su amistad con Bierce, del que se despidió, al parecer, cuando éste un día le rompió un bastón en la cabeza. Lovecraft lo consideró siempre un tipo inaguantable. Pero de Castro siempre lo engataba continuamente y le entregaba trabajos de todo tipo. Corrigió para él La última prueba en 1928. El verdugo eléctrico se publicó en 1930. Ejemplo de tacañería fue la corrección de The Last Executioner, de bastante extensión, por la que cobró 175 dólares y pagó a Lovecraft 16. En 1934 le dio para corregir The New Way, un tratado que discutía el origen de Jesús; HPL prefirió discutir los honorarios y el otro le retiró el manuscrito. Un año después, tras insistir lo indecible, HPL aceptó la revisión, pero encontró el manuscrito tan lleno de errores históricos que recomendó al autor lo presentase como si fuera una novela.
ANTONIO PROMETEO MOYA
© 2005, Transcripto por Dogon. Especial para la Nueva Logia del Tentáculo.
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