Encadenados

© Stephanie Pui-Mun Law

 

 

Dogon


Mi Ángel Negro

 

Aún están cimbrando mis labios por ese beso que me has mandado y que ha despertado mis adormilados sueños. Presto me he movilizado para olfatear las flores del jardín y para ver las evanescentes huellas que has dejado en la orilla arenosa de mis ensueños. He ido de aquí para allá, no fuera cosa que algo de tí hubiera quedado oculto a mi mirada, que afanosa buscaba un resabio de tu ligero paso.

 

Aunque lejana e inasible, siempre estás a mi lado, tendiendo un puente entre tu corazón y el mío. No pierdo la esperanza de cruzarte en mi camino hacia la Eternidad y, en todo caso, allí te esperaré. Entonces sí, no habrá nada ya que nos aparte de la senda que amorosamente hemos cubierto de rosas negras.

Sigue


 

© 2004