TRAS LA MUERTE DE ROBERT E. HOWARD

© Albert N. Wilmarth

Robert E. Howard se muestra con los brazos cruzados en actitud desafiante, lo mismo que su héroe con la gran espada al cinto. El autor y su personaje mantienen una gran afinidad, pero parece separarles el gesto, el primero mira de frente con los labios fruncidos da una sensación de tristeza, mientras que el segundo presenta su figura de perfil en el que se descubre una sonrisa sardónica. Los dos guerreros que enmarcan a Howard parecen enfrentados y dispuestos al ataque, aunque las armas están en estado de tensa espera. (Henry Armitage)

La muerte de Robert E. Howard - el 11 de junio de 1936 - supuso la pérdida de un gran escritor y epecialmente un duro golpe para el Círculo de sus amigos epistolares, entre los que se encontraba H.P. Lovecraft: Howard mantuvo una amplia amistad epistolar con muchos otros escritores que al igual que él publicaban sus historias en Weird Tales y otras revistas, Action Stories… etc.

Lovecraft, uno de los que componían el Círculo de los Tres Mosqueteros de Weird tales (formado por Lovecraft, Clark Ashton Smith y el propio Howard), anunció a E. Hoffman Price, mediante una carta, de la muerte de Robert. Éste contestaría con cierta sorpresa e indignación por el desenlace de tal hecho.

Price no podía creerlo y escribiría que ese mismo mes había recibido una carta en la que el propio Howard le informaba que tenía preparados varios relatos para publicar en otras revistas ( Argosy, Top Noch y Action Stories).

- ¿Puedes autentificar la historia? - diría. - Me parece tan malditamente escandoloso que no puedo creerlo.

También describiría a Howard como "un erudito [...] un hombre complejo y de personalidad incomprensible que uno no pude entender de repente [...] un hombre de gran profundidad emocional" y de muchas formas más. Esta misma carta está cargada de alusiones y hechos compratidos por Howard y Price y que éste último rememora en ella. También se cita un hecho puntual en el que Howard habla de sus supuestos enemigos, de los cuales se afirman son ficiticios , y que otros proclaman como reales y llegan aún más lejos, diciendo que se podía tratar de un asesinato perpetrado por alguien con el objetivo de que Howard teminara con su vida.

Estos supuestos enemigos no han podido ser confirmados como tal y son catalogados como seres ficiticios e imaginarios creados por el propio Howard. Muchos van algo más lejos poniendo en duda su estado de salud. Aún así el hecho mencionado por Price, no parece darle mayor importancia sin hacer hincapié:

"... Como él de vez en cuando sacaba su Colt automática de la guantera de su coche y apuntaba a los locales donde sus enemigos estaban al acecho".

Puede que en ese momento se tratase de una broma del propio Howard o que Price la tomara como tal.

Lovecraft le ofrece a Price escribir el obituario anunciando la muerte de su amigo, pero éste dice no saber qué escribir y no saber cómo hacerlo. Al final de esta carta, Price pone en duda la muerte de Howard preguntándole a Lovecraft si todo aquello no puede ser un rumor y ser incorrecto. Su carta finaliza comentando que odia tener que hacer un obituario.

Ese mismo año (1936), Lovecraft publicaría un escrito de carácter biográfico en el que anunciaba la muerte de Howard titulado In memorian: Robert E. Howard, no falto de cierta indignación, haciendo referencia al trabajo realizado por Howard y comparándolo con escritores de segunda fila, que nunca alcanzarán la inmortalidad que da la buena literatura.

"Ningún autor, ni en los campos más humildes, puede llegar realmente a descollar a menos que se tome muy en serio su trabajo, y el señor Howard hizo exactamente eso hasta en los casos en los que, conscientemente, pensó no hacerlo. Que tan genuino artista haya perecido, en tanto que centenares de escritorzuelos sin la más mínima sinceridad siguen fabricando fantasmas espúreos, vampiros, naves espaciales y detectives ocultistas, es, ciertamente, una muestra lamentable de ironía cósmica. "

H. P Lovecraft.

El Dr Isaac M. Howard sobreviviría a la muerte de su hijo, y de sus esposa, durante ocho años más. Durante este periodo se le diagnosticaría una diabetes y su salud empeoró por lo que, en 1940, abandonó su hogar en Crossplain para irse a Ranger, Texas, donde el Dr. P.M. Kuykendall le invitaría a vivir con el y su familia. Más tarde moriría en Noviembre de 1944.


¡Howard!, ¿loco?

Antes de proseguir, me gustaría hacer un alto en el camino para puntualizar esta cuestión. En muchas ocasiones se ha puesto de manifiesto la salud mental del escritor tejano debido a esos extraños enemigos que en ocasiones citaba. También se sabe que Howard, a menudo, era un tanto excéntrico. Pero , creo que sería un tanto ingenuo llamar loco a una persona por este motivo.

Curiosamente todas las personas que defienden esta idea, basada en la duda de la salud mental de Howard, han sido hechas por personas carentes de título médico alguno y pocas de ellas han sido realizadas por profesionales. De hecho Charles Gramlich, profesor de psicologia , escribió:

No importa cuantos pudieran pensar que que Howard estaba loco, sencillamente no lo estaba. Llámenle loco y lo aceptaré. Llame loco en la forma que nosotros mismo nos llamamos locos y lo creeré. Pero él no estaba clínicamente desequilibrado... En mi opinion, Howard no estaba más loco que el resto de nosotros. Samente diré que era un buen escritor.


Su obra tras su muerte

La muerte de Robert E. Howard dejó tras de sí varios relatos pendientes de publicación y que Weird Tales publicaría hasta el cese de Fransworth Wright como editor. Clavos rojos y la novela de Amulric fueron algunas de sus obras postumas. Además de obras completas se encontraron varios bosquejos, apuntes e incluso relatos ya terminados y que comenzaron a salir a la luz sobre todo cuando De Camp y su colega, Lin Carter, comenzaron la "sistematización" de la obra del bárbaro cimmerio.

August Delerth fundó la Editorial Arkham House en 1946 para dar salida a la obra del genio de Providence, H.P. Lovecraft y que a su vez sirvió para recopilar algunas de las historias escritas por Howard bajo el título de Skull face and others. Sería Gnome Press, en 1950, la primera en publicar un libro con las aventuras del bárbaro Cimmerio. El escrito afortunado fue The hour of the dragon, publicado bajo el título de Conan the Conqueror, la única novela de Conan escrita por Robert E. Howard. Alrededor de 1970, y durante esta época, comenzó el boom de la obra de Howard, propulsado por Glen Lord. Muchos escritores se toparon con la obra de Howard y se basaron en ella para crear sus propios personajes y mundos, los cuales, muchos de ellos, se convertían en calcos de los presonajes del escritor tejano. Aunque quizás el más conocido e imitado fue su personaje más conocido Conan, el cual se convertiría en el canon de la fantasía heroica.

Alrededor de 1980 la fiebre de Conan surgió y se extendió rapidamente. El primer precursor de este boom fue el cómic de "Conan the Barbarian" que Marvel sacaría al mercado con los guiones de Roy Thomas y un , muy joven, Barry Smith. Luego le seguiría el film de Conan el Bárbaro y su secuela Conan el Destructor , las cuales impulsaron aún más a este personaje, volviendolo mundialmente famoso.

Hasta hoy se han publicado centenares de cómics y reediciones de las obras de Howard, incluso las no protagonizadas por su héroe cimmerio. Incluso son pocos los que no concen, aunque sea de oidas, el personaje de Conan el Bárbaro. Y aún así, por lo menos en España, toda la obra escrita por Howard no está publicada. Aún quedan relatos inéditos protagonizados por otros héroes y personajes; quedan, también, los versos que Howard escribió, cargados de musicalidad que el fue capaz de plasmar. Solo queda esperar, a que el dios Crom se decida, por una vez, a mirar a los mortales y nos lo haga llegar. Aúnque, según dijo Conan, Crom se ríe de los necios...

 

 

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