AMOR EN UNA CRIPTA
© Kryshul D´Naihotep
Me perdí en tus pasillos de seda,
recorriendo el palacio lejano
de tu alma errante que me llamaba,
en noches de oscuros violines
viví lóbregos funerales de alcohol,
recuerdos borrosos asolaban mi ser
y no me querían abandonar,
aunque les rogara lastimero.
Abandoné la poca fe
que me mecía en cada hora,
en la que tu presencia me quería
añorándome en tus profundidades.Te perdí una oscura noche de marzo,
caminando en aquella niebla
preñada de malos augurios,
dentro de frías y profundas tumbas
te alejaste de mí sollozando.
Sabías como yo sé ahora
que nuestros mundos se odian,
pues la vida y la muerte luchan entre sí,
y su pugna no respeta el amor
que yo sentí por tu vida muerta,
en aquella cripta alejada de todo
cuando creí que estaría solo por eones.Jamás a mi ser le importó
la manera blasfema,
por la que volviste a mí
despertando de tu sudario,
dormido en frío y eternidad.
A la muerte mi alma vendí
muriendo para pagar tu vida,
la Señora de Negro me aceptó
como moneda de cambio,
sé que fue astuta y me engañó,
pues tu vital y querida esencia
con la luna nueva nos abandonó.Preso quedé en esta cripta
atrapado en este vivir sin morir,
mil veces intente escapar
y huir yendo tras de ti.
Pero el terrible exterior
acechando tras el afuera,
enseñó sus terribles colmillos
de etéreo dolor infernal,
en la claridad del día.
Ruego a mi tenebrosa Señora
perdone mi egoista proceder,
y de este perecer eterno me libre.Bendeciré a todos los impíos dioses
con sus ceremonias secretas,
pues oyeron mis lacónicos ruegos
desde sus palacios celestiales,
y mandándome una señal estelar
prometieron robar mi alma,
y saciar mis anhelos hacia ti.
Mi parte del trato deberé cumplir,
liberando de sus prisiones mágicas
a sus vástagos encerrados por siglos.
Seré capaz de destruir el orden
con tal de volar junto a ti,
una eternidad detrás de otra
perdidos en el oscuro vacío.
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© Joseph Curwen
Historia de Amor, Amores Eternos, Amores de Luz, nunca de Sombras, de Aire y Fuego, nunca de Niebla y Hielo. Más allá de los convencionalismos que someten y amordazan a la Historia. Amor que se percibe Eterno y que, a priori, se muestra truncado por la aparición de la Muerte que nos separa, que nos desanuda el alma con su fino, pero intenso hilo de negro lienzo, de ancestrales gasas imposibles de escapar, imposibles de cercenar. Enamorado que incrédulo no acepta lo que le acontece, no quiere convencerse ni desea consentir ante la imposibilidad de estar ligado al ser amado. Enamorado que se refugia en intentos amnésicos que, inválidos, no provocan más que intensificar la pérdida, el duelo, la soledad ante el desmembramiento de esa parte del Alma que supone el desamor. Enamorado que se desmorona como antiquísima Torre de Marfil para despertarse en un corredor de nocturna oscuridad, sin principio y sin fin, sin pórtico de salida ante la soldadura extrema del pórtico de entrada al mismo.
Nieblas de muerte separaron a esa doble Alma unificada en una sola, eclipsada y húmeda nebulosa con fragancia a muerte que nos separa, que nos desune, rompiendo los lazos de incorpóreo titanio que encadena nuestras más profundas y básicas esencias. Una parte de ese hombre enamorado se sumerge en las profundidades de un abismo de negro intenso junto a la persona amada, pero esa separación no es capaz de hacer olvidar, no es capaz de romper las hebras de titanio, sino que fortalece esas fibras haciendo crecer bellas rojas rosas entre el trenzado del tejido amoroso. La Vida contra la Muerte y la Muerte en contra de la Vida, lucha eterna, batalla inmemorial, no siempre vencedora ni siempre vencida.
El Amor ahora busca la Muerte, desea su contacto porque quizás sea esa la única manera de acercarse a aquello que se ha perdido y que no se puede resistir el distanciamiento. Al Amor no le importan los oscuros deseos de la Muerte, ni aquello que a cambio ha de perder con tal de retornar junto a la presencia mágica del ser amado. La Muerte todo lo acepta, su afán es el conseguir más y más trofeos de Vida. La Muerte de la propia Vida genera la Vida en la propia Muerte. Pero en ese toma y daca se produce un error, una confianza demasiado grande en esa entidad que es la Muerte y que irrumpe en vorágine generando una obnubilación en el enamorado que le empuja a un fatal abismo de engaño y destrucción ante las artes seductoras del tenebroso acto mortal.
El Amor ahora está preso en el averno de la profundidad de un deseo no conseguido, de una jaula que aún siendo de oro, platino y brillantes está oscura, pues el manto negro de la Muerte mantiene el ambiente inmerso en una espesa nebulosa que hace imposible la visión del Amor. La necesidad de abandonarla se hace desorbitada, pero fuera de ésta acechan miles de abismos de amnesia, desesperanza e incertidumbre que bloquean la pequeño candado de esa prisión de reflejos oscuros de angustia, ansiedad, desconsuelo y tormento. El Amor ha caído en las garras afiladas de la Muerte y suplica piedades que no van a hacerse realidad, pues la Muerte no devuelve las presas que son transparentes, blancas y cristalinas.
Esos lamentos suplicantes de extenuada desesperación traspasan los umbrales de lo consciente y lo conocido llegando así, ante entidades supremas que se enternecen ante esta Historia de Amores Eternos que fueron cortados con negros y opacos puñales formados con perfidias y coágulos de sangre oscura y espesa. Apiadados ante tales súplicas que el Amor les narra, permiten que esa Alma enamorada vuelva a entrar en comunión con ese fragmento que fue despedazado entre océanos salados de llantos donde el oleaje del deseo logra acercarse a la orilla de la Vida. Pero todo tiene un precio en la Vida y en la Muerte, y ahora esas almas, esas esencias renacidas de nuevo, deberán cumplir su cometido convirtiéndose en llaves de fino cristal que abran las cerraduras de prisiones invisibles y así liberen de ellas a encontrados sentimientos y extremas emociones que permanecen allí eternamente encerradas anhelando poder sentirse libres entre las nubes y bajo el mar, sobre los astros y entre la brisa, junto a las llamas y navegando por subterráneos manantiales que bullen vigorosos entre las rocas pétreas de los corazones sin Amor. El orden será destruido, el concierto temblará interminablemente, pero el Amor Eterno habrá vencido de nuevo, quedando representado en dos Almas que son una única esencia de Vida.