El no descifrable

© Lady Margaret Trevor

Memoria ©René Magritte

La visión de un paisaje marino, un día de calma, a la clara luz del día, produce una sensación de relax, de tranquilidad, de reflexión. La vista de la lejana línea del horizonte, el maravilloso azul turquesa, la blanca espuma en la orilla dorada y la magnífica luz de Innsmouth, son una visión realmente positivamente impactante.

Ahora bien, la visión de este mismo mar, a altas horas de la noche, únicamente iluminado por el claro reflejo de la luna y sin nadie alrededor, se convierte en un "mar" de sensaciones misteriosas, desconocidas e incluso inquietantes.

Si además, el paisaje marino nocturno, se contempla teniendo cerca un faro asentado sobre una rocosa colina junto al mar, oyendo de cerca las sacudidas de las olas en cada una de las rocas, es absolutamente indescriptible.

Joseph Curwen

Esta mañana, admirando la tranquilidad del mar en calma, recordé vuestras letras Mr. Curwen. Esa forma de leer mis pensamientos. Y es que, Mr. Curwen, todas las cosas, para llegar a ser, hay que mirarlas en el vacío espejo de su nada.

Se lo dedico a Mr. Henry Armitage, para que el temor hacia el no descifrable amaine o consiga hacerlo desaparecer.

Flotar en la incierta realidad del ser,
tentar a ciegas lo improbable,
no tener asidero en tanta sombra.

Los cuerpos de los ahogados
en el mar meditan boca abajo,
pero no ven el fondo con los ojos vacíos.

El anciano volvió con una antorcha
e iluminó los barcos naufragados.
Se alzó desde la noche un coro
en una lengua imposible de interpretar.

Esta es la verdadera canción, (pensaste),
y luego te fuiste diluyendo, despacio,
muy despacio, en lo no descifrable.

 

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