ENTREVISTA CON QUINO
Supongamos que Mafalda hubiese surgido en los '90,
y no en los '60. ¿De qué hablaría hoy?
- No sé, de lo mismo... del sida, las injusticias, la ecología, la manipulación
genética... Es que en realidad desde que dejé de hacerla no me puse a pensar
en qué diría. Cada tira de Mafalda me llevaba un día entero de trabajo, desde
las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Pero de todas formas, yo creo que
siempre siguen naciendo Mafaldas ¿no? Es más, las Mafaldas de hoy están mucho
mejor informadas a través de los medios de comunicación que aquella Mafalda de
los '60.
¿Le molesta hablar de Mafalda?
- No, para nada. Muchos creen que Mafalda me persigue pero no, sólo me acompaña.
En mí no se da esa fábula de los celos entre el autor y sus personajes. Además
me alegra que la halaguen, porque es parte mía. La gente siempre necesita de un
nombre y de un personaje con el cual identificarse; es lógico entonces que se
acuerden más de Mafalda: fue el único personaje de historieta que hice. Pero
los mismos temas que le preocupaban a Mafalda y que me preocupan a mí, aparecen
en las páginas de humor que publico actualmente en la revista de "Clarín".
¿Se puede llegar a modificar algo con el humor?
- No, no lo creo. Pero ayuda. Es el pequeño granito de arena que uno puede
aportar para modificar las cosas.
¿Mafalda logró cambiar algo?
- Yo diría que no. La prueba está en que se sigue leyendo igual que antes. Es
decir que siguen vigentes los mismos problemas, las mismas injusticias que hace
veinte años.
¿Cómo tomó la decisión de abandonar a Mafalda?
- Fue una cosa que me costó mucho, pero no quería que Mafalda fuera como esas
historietas que la gente lee por costumbre, pero que no tienen sentido. Además,
hacer una historieta no es lo mismo que hacer una página de humor. Es un
trabajo más rutinario, y por lo tanto uno se siente más limitado. La
historieta obliga a dibujar siempre a los mismos personajes y en la misma
medida. Es como si un carpintero tuviera que hacer siempre la misma mesa, y yo
también quería hacer puertas, sillas, banquitos. Una vez me preguntaron si no
pensaba en resucitarla. Y resucitarla significaría que está muerta. Nadie duda
que está bien viva, afortunadamente. En realidad, Mafalda fue anunciando su
retiro desde las viñetas que acompañaban a la tira en "Siete Días".
La señal más concreta y definitiva estuvo, claro, a cargo de la chismosa
Susanita: "Ustedes no digan nada que yo les dije -susurró desde un
cuadrito el 18 de junio de 1973-, pero parece que por el preciso y exacto lapso
de 'un tiempito' los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de
nuestra grata ausencia dentro de muy poco"
Fuente: Revista VIVA Entrevista con Quino (II) La vida de Quino Otras obras de Quino Homenaje polemico