sábado, 19 de enero de 2019

2018: Un año de cine.

Al contrario de los sucedido otros años (el anterior sin ir más lejos), no ha habido en el pasado 2018 ninguna película, en los 37 estrenos que he llegado a ver, que me haya entusiasmado de verdad. Si hay películas interesantes, por supuesto, pero ninguna que me haya llegado de verdad. Con lo que este año me ha resultado más difícil elaborar un top...porque no encontraba películas suficientes para ello. En fin como viene siendo habitual el top final esta representado por los carteles que adornan el post, en orden descendente de la quinta a la primera.

Empezamos el año con un estreno del 2017, The disaster artist una película que parecía destinada a arrasar en los premios pero que al final se desinflo por los escándalos que acompañaron a su director, protagonista y alma mater: James Franco. Con todo la película, con ecos del Ed Wood de Burton, además de tremendamente divertida fue un muestra de amor al proceso de creación, al cine y la excentricidad y la diferencia. Entrando ya en películas de 2018 Tres anuncios a la afueras supuso un arranque realmente potente, interesante y poliédrica como todas las películas de su magnifico director, Martin McDonagh, Tres anuncios...además de estar dirigida con ritmo y elegancia, esta plagada de un negrisimo sentido del humor y de una indignación propia de quien combate una injusticia...mientras se siente en parte responsable de ella.


No menos atractiva como propuesta resulto Los archivos del Pentágono, primera de las dos películas estrenadas por Steven Spielberg este año. Escrita y rodada en muy poco tiempo, como respuesta y reivindicación frente a los oscuros tiempos que se vive (no sólo) en los USA con la administración Trump, Los Archivos...son una reivindicación del papel del periodismo (el de verdad no el panfleto del “más periodismo” de algún tele presentador español mientras llena su programa de mentirosos profesionales) frente al poder y de la necesidad de contar la verdad caiga quien caiga. Mucho mas espectacular, al menos a nivel formal, y dotada también de un interesante subtexto fue la segunda película del año de Spielberg, Ready Player One adaptación que en gran medida es un homenaje al universo más netamente ochentero del propio director que al encargase el mismo de su adaptación realiza una especie de acto onanismo cinefilo del que con todo termina saliendo una película muy estimable, que al igual que Los Archivos...plantea un visión no muy favorecedora de nuestros tiempos.

Además de Spielberg este año también estreno película el gran Paul Thomas Anderson con la inquietante El hilo invisible, una obra sobre relaciones de control y poder en un mundo de exquista sensibilidad donde el horror se oculta en el mismo alma del ser humano. Por su parte Clint Eastwood siguió con su exploración del héroe americano con la polémica 15:17 Tren a París que siendo juntos esta lejos del panfleto patriótico y derechista del que se le acuso ser para tornarse más en una reflexión sobre los mecanismos del heroísmo y su funcionamiento en el siglo XXI. El que sus actores principales fueran los protagonistas reales de lo acontecimientos que narra la película no hace si no que reforzar el conjunto con un interesantes juego de espejos entre realidad y ficción. Todd Haynes por su parte en Wonderstruck. El museo de las maravillas y de manera totalmente diferente también planeta un curioso juego de espejos entre realidad y ficción, pasado y presente con una potencia formal realmente envidiable pero muy lastrada por una morosidad narrativa que resta un poco de fuerza a un conjunto que no consigue llegar a ese sentido infantil de la maravilla al que apela.


Dentro del panorama del mal llamado cine independiente USA tenemos la pésima y ultraconservadora Lady Bird debut en solitario de una Greta Gerwig, una película que además de contar con un personaje central totalmente odioso termina con un mensaje ultrareligioso que da un poco de cosa. Mucho más llamativa resulta la magnifica es The Florida Projet, una visión de la miseria y la podredumbre moral en los margenes del capitalismo desaforado, representado aquí por los famosos parques de atracciones del soleado estado americano. Sean Baker construye su película a través de la mirada infantil de unos niños capaces pese a todo de ser felices en un entorno desestructurado y sin horizontes, pero en el que ante todos son verdaderamente libres, o al menos lo serán hasta que la maldad y la irresponsabilidad del mundo adulto los devore. Yo, Tonya de Craig Gillespie y con Margot Robbie como centro vital del proyecto también resulta todo un acierto y una ácida mirada a ese otro lado del sueño americano que no se quiere mostrar, ese en el que el talento y el trabajo no es suficiente, en el que de donde se viene, como se viste y como se habla puede condicionar el éxito o el fracaso, para una trama final, que con tintes coenianos que es ante todo la historia de un sueño frustrado. Por contra Under The Silver Lake del aclamado director de It Follows David Robert Mitchell, no ha terminado de convencerme. Y es que aunque su discurso contra la nostalgia y la mitomanía es inteligente y esta escrito con acierto e interés su forma de plasmarlo en la pantalla no termina de funcionar para una película que carece del ritmo adecuado y dura demasiado.

Peor aun me ha resultado, Call me by your name del italiano Luca Guadagnino, una película “bonita” y contemplativa que se hace realmente pesada por momentos. Del mismo director y ya a finales de año llego Suspiria, remake de la mítica película de Dario Argento, pero muy lejos de aquella en términos formales y de objetivo. Hay en Guadagnino una mayor apuesta por el discurso político que por el terror (muy presente con todo en la cinta), lo que no le impide crear una atmósfera inquietante que sin embargo no termina de provocar el impacto y las sensaciones que un titulo así debería provocar, además de carecer de toda la belleza y el esteticismo de la propuesta original, muy superior en todo para una película que además de no resistir la comparación, apenas se sostiene por si misma. Tampoco muy afortunada ha resultado la nueva película de Ridley Scott, Todo el dinero del mundo que aunque consiguió superar con acierto el marrón de contar con Kevin Spacey como protagonista, no consigue ir más allá de la literalidad de lo que narra, de manera un tanto anodina además.


Mucho más potente resulta la nueva propuesta de mi admirado Drew Goddard, Malos tiempos en El Royale, la película del año para quien esto escribe y que sin embargo tan lejos de los focos y del éxito en taquilla ha estado. La película, una suerte de gran guiñol, a veces película de atracos, a veces de sectas siempre con un marcado tono paranoico y con alguna de las muertes más impactantes del año cinematográfico, siempre consigue sorprenderte con un giro inesperado que otorga otra dimensión a lo visto hasta el momento. Una maravilla que enlaza en cierta medida con La Cabaña en el Bosque en términos de autoconciencia y estudio/destrucción de arquetipos. Siguiendo con películas de mi particular top 5 le toca el turno a Gorrión Rojo una inconfesa precuela de la Viuda Negra, donde Francis Lawrence (director de la muy injustamente tratada Constatine) consigue una película de espionaje compleja y sensual donde una magnifica Jeniffer Lawrence tiene al espectador comiendo de su mano casi desde la primera escena. También a principios de año se estreno la oscarizada La forma del agua, una de las mejores películas de este gran director que es Guillermo del Toro. Con elementos propios de una monster movie y con ese gusto por lo bizarro tan caro al director mexicano construye una película sobre una preciosa e inolvidable historia de amor.

Con Un lugar tranquilo, su director y co-protagonista John Krasinski construye una película casi muda, en la que la tensión esta flor de piel desde el minuto uno, y en la que, en discurso ten querido al cine americano, la familia se convierte en el refugio frente a la oscuridad que anida ahí fuera. También la familia tendrá un papel central en la nueva película de Damien Chazelle (La,la, Land, La ciudad de las estrellas), First Man (El primer hombre), polémico film acusado tanto de patriotera como de todo lo contrario y donde Chazelle se aleje por primera vez del mundo de la música que tantos éxitos le había reportado. Aún así en Fist Man, película que narra el arduo trabajo que supuso poner al hombre en la Luna, el director de Whiplash sigue insistiendo en lo que ha sido el núcleo central de la su por ahora corta filmografía, el precio de un sueño, lo que se ha de pagar y a lo que se ha de renunciar para conseguir llegar a aquello que realmente se desea. Con Infiltrados en el KK Clan, Spike Lee construye un poderoso alegato que con tintes de comedia pone en solfa el racismo de la administración Trump a la vez que lo denuncia su fuerza a nivel casi estructural en su país, lo hace de forma demasiado subrayada tal vez (esa reiteración en el America First) pero consigue una película inteligente, muy bien escrita, dirigida y fantásticamente interpretada.


Más allá de las salas de cine, en la comodidad del hogar, varias han sido las películas que Netflix ha estrenado este año y más allá de absurdas polémicas sobre quienes parecen preferir seguir viviendo en la cueva en lugar de afrontar el futuro tal y como es y crecer con el, lo cierto es que la plataforma de streaming por excelencia ha sido la casa de varios éxitos. Empezamos con la multipremiada Roma de Alfonso Cuarón, una película preciosa a nivel de puesta en escena, profundidad de campo y narrativa que sin embargo en términos de historia resulta cuando menos discutible en interés y fluidez. En ese aspecto La balada de Buster Scruggs de los hermanos Joel y Ethan Coen resulta mucho más llamativa. Proyecto de miniserie reconvertida en episódica película que, pese a la cierta irregularidad entre los 6 capítulos que la componen, supone una buena muestra del talento de los hermanos como cuentacuentos y constructores de personajes memorables para una película en la que la muerte juega un papel fundamental, casi de hilo conductor entre los diferentes relatos.

El resto de películas de la plataforma no están al nivel de estas dos, ni siquiera la muy bien valorada Aniquilacion de Alex Garland que de nuevo acude a la ciencia ficción en una película mucho menos rica y reflexiva que la excelente Ex-Machina. A ciegas con Susanne Bier al frente tiene por su lado ecos claros de Un lugar tranquilo y personalmente me funciona muy bien como odisea supervivencialista que también tiene momentos de Delivarance con ese entorno salvaje y hostil y esa suerte de redneck que persigue a los protagonistas por el bosque. Además Sandra Bullock esta fantástica. No funciona tan bien ni de lejos The Cloverfiled Paradox del para mi totalmente desconocido Julius Onah, película rescatada por Netflix del olvido a manos de la Paramount...y que tal hubiera estado mejor allí. Para cerrar las películas de Netflix quedaría mencionar Mute de Duncan Jones un película tan potente en lo visual como inocua en su desarrollo donde un buen Alexander Skarsgård consigue sacar petroleo de un rol que debería haber dado mucho más de si.

Entrando ya en el terreno de los blockbuster tal vez el ejemplo más potente más allá de los superhéroes de lo que se puede hacer con este tipo de películas lo tenemos en Mission Impossible: Fallout donde repite Christopher McQuarrie consiguiendo una película tan trepidante y adrenalitica como Nación Secreta pero llegando incluso más lejos en términos de escala e imposibilidad de la misión. La saga ha cambiado mucho en concepto y desarrollo desde el inicial trabajo de De Palma pero sigue siendo excelente. Menos éxito tato critico como de publico tuvo la, tal excesivamente blandita, Han Solo: Una historia de Star Wars donde ni siquiera la presencia de un director tan experimentado como Ron Howard consigue levantar un proyecto que ya nació con muy mal pie tras el despido de sus directores originales pero que es innegable que realiza un producto digno y con muy buenos momentos que no hay que negar son puro Star Wars cuando funcionan.


Dejamos para el final a los auténticos reyes del cine más netamente comercial a este y al otro lado del atlántico durante más de una década: el de superhéroes. Diez películas sobre estos seres disfrazados se han estrenado este año si no me fallan las cuentas de las cuales un servidor ha visto nueve (no puede con Teen Titans Go, realmente me repelen). Empezamos por Black Panther de Ryan Coogler que, favorecida por el clima político, se ha convertido en la película del año en los USA y una de las únicas tres películas de la historia en superar los 700 millones de dolares en la taquilla americana. Sin ser una película despreciable, ni mucho menos, parece evidente que sus logros artísticos están muy lejos de sus prestaciones económicas. Una nueva película formulaica de Marvel que funciona como un tiro en términos de acción y entretenimiento pero que carece de alma. Por suerte no ocurre lo mismo con Vengadores: Infinity War donde los hermanos Anthony y Joe Russo y sus guionistas tiene la suficiente inteligencia como para centrar el arco dramático de la película en un Thanos que tiene un desarrollo fabuloso a lo largo de la misma. Esto unido a la sensación de culminación de un sueño que los fans han visto crecer lo largo de una década, otorgan a este película un halo especial. Algo de lo que sin duda carece Ant-Man y la Avispa donde Payton Reed repite formula con una película que recuerda demasiado a la primera sin llegar por ello a tener la frescura que podía tener aquella con su épica a pequeña escala. Una película a la que en definitiva le pasa más o menos lo mismo que Guardianes 2, si, es entretenida y te lo pasas bien viéndola, pero tienes una molesta sensación de deja vu en todo momento.

Siguiendo con Marvel pero fuera ya de Marvel Studios ese año también ha sido el de Deadpool 2, una película también muy deudora de la primera, pese al cambio de director (aquí David Leitch) y que resulta tan hilarante y fresca como la primera pero realizada con muchos más medios. Sin embargo la que, al menos para el que esto escribe, ha sido la película Marvel del año es Spider-Man: Un nuevo universo con el trió compuesto por los debutantes Bob Persichetti, Rodney Rothman y Peter Ramsey (El origen de los Guardianes) al frente de la dirección.. La película, todo un ejemplo a los jerifaltes de Marvel Studios sobre quien es Spiderman y que le hace funcionar, es una maravilla tanto en términos de narrativa (con un sobresaliente uso de recursos del cómic), como de asunción de legado (maravilloso ese homenaje al Spiderman de Rami) y que además consiguió que un cine repleto de niños estuvieran callados casi desde el minuto uno hasta el final, no es poco merito. Y de lo mejor pasamos a lo peor, y es que es difícil imaginar como la Venom de Ruben Fleischer podría haber sido peor...y sin embargo su aire de serie B, su total ausencia de miedo al ridículo (que no pocas veces, más que rozar, se sumerge en el) hacen que de alguna forma la película termine funcionado, lo que no deja de ser curioso.

De DC/Warner este año sólo ha caído una película, pero que película, ni más menos que el Aquaman de Jamens Wan, con diferencia la mejor película de superhéroes del año y es que al calado épico de un Thor Raganrok o Infinity War, añade el desprejuicio de un Deadpool y la falta de miedo al ridículo de Venom para construir una película de superhéroes como debería ser todas las películas de superhéroes: valientes, más grandes que la vida y con una personalidad arrolladora. No tiene tanta fuerza por desgracia Los Increíbles 2. Brad Bird retoma casi tres lustros después su gran éxito, y lo hace con un film muy lejos de lo revolucionaria que fue en su momento una primera película mucho más original, que no una secuela realizada sin alma que parece hecha casi por obligación y con el piloto automático puesto, y que es lo peor que puede ser una secuela de una gran película: convencional, muy convencional. Cerramos el post con una breve referencia a Superlópez de un Javier Ruiz Caldera que prefiere optar por un tono casi de comedia romántica y humor muy blandito dejando atrás toda la critica social tan querida al mítico personaje de Jan. Una suerte de oportunidad perdida que sin embargo, vistos los resultados de la taquilla, tal vez vuelva a tener.

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