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Tras leer el one – shot Max: Viuda Negra, tengo que decir que este número me ha sorprendido muy gratamente, en particular el tratamiento psicológico de Yelena Belova y la vuelta de tuerca al ya clásico enfrentamiento entre Viudas Negras que se había venido produciendo en las últimas miniseries de estos personajes.
El número está escrito por Greg Rucka y dibujado por Igor Kordey. Con respecto al dibujo, debo decir que Kordey hace un trabajo bastante superior al que pudimos ver en New X- Men, eso sí, dentro de su estilo más oscuro y, quizá, menos superheroico, lo cual le viene muy bien a esta historia. Por otro lado, Rucka consigue una muy buena caracterización de Yelena Belova, profundizando en la misma línea que Davin Grayson y él mismo habían trazado en miniseries anteriores. Ahora, por fin, podemos ver a Yelena como la nueva Viuda Negra sin tener que compararla con Natasha Romanoff, la Viuda original.
La historia resulta muy entretenida y se adentra en aspectos pocas veces tratados en un comic – book Marvel. Comienza con la llegada de dos detectives de la policía rusa, Maksim Keshikov Golitsyn y Val Dobrova, al club Fabrika, dedicado a prácticas sadomasoquistas. Allí encuentran el cadáver del Coronel Piotr Starkovsky, que había sido durante años el entrenador de Yelena Belova y era como un padre para ella. Debido a la desaparición de los archivos sobre la Viuda Negra que el coronel poseía y a la vinculación que los unía, los superiores del G. R. U. ordenan a la Viuda Negra que investigue el asesinato. Se introduce, entonces, en el Fabrika y allí descubrirá secretos sorprendentes de Starkovsky.
A medida que la Viuda Negra va adentrándose en las profundidades del Fabrika de la mano de Nikki, el ama principal del local, conoce las fantasías que su entrenador, como un padre para ella, no hay que olvidarlo, tenía sobre ella. Así, Nikki la conduce a una habitación réplica de la sala roja donde un ama, Petra, asombrosamente parecida a ella, presta sus servicios a un cliente. Starkovsky había pedido a una chica que se pareciera a Yelena y se convirtió en cliente habitual del local hasta que, aparentemente, Petra le mató. Yelena se vendrá abajo ante el conocimiento de las fantasías de su amigo y, tras superarlo violentamente, con la “ayuda” de Nikki, comienza la investigación en el local y se dirige a la habitación de Petra, donde descubre el cadáver de Golitsyn, que también había ido a investigar el asesinato, y, además, los informes desaparecidos. Justo en ese momento aparece Petra, que tras deshacerse de Nikki, se enfrenta a Yelena. Asistimos, así, a la pelea entre Viudas Negras más original de las miniseries de este personaje, ya que Belova tiene ante sí a una versión suya “creada” por la misma persona que la entrenó: se enfrenta a lo que Starkovsky le hubiera gustado que fuera. Yelena mata finalmente a Petra.
Hasta aquí encontraríamos toda esta historia lógica, la historia de una venganza, si no fuera porque en la última página descubrimos que Nikki también es agente del G. R. U. y que todo ha sido una operación para probar la valía de la nueva Viuda Negra. Rucka deja, además, un final con varias lecturas posibles: que Starkovsky de verdad fuera el “creador” de Petra y que ésta le matase porque sabía que nunca sería como Yelena y que el G. R. U. montase toda la operación restante; que, conociendo las fantasías del coronel, el G. R. U. le facilitaran conocer a Nikki y Petra; que todo sea un montaje para engañar y probar a Belova y que los detectives, Petra y Starkovsky simplemente sean víctimas del experimento. Bueno, puede que haya más lecturas, pero yo sólo he encontrado éstas.
Lo más destacado: la caracterización del personaje de la Viuda Negra, el “decoro” a la hora de dibujar las escenas en el club (no se muestra más de lo necesario), el tratamiento del tema, las portadas.
Lo menos destacado: quizá volver a tener que leer el complejo de inferioridad de Yelena con respecto a Natasha Romanoff… yo qué sé, si hasta Kordey me gusta en este cómic¡¡¡¡¡¡ Creo que estamos ante un cómic muy bueno.
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