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| Elektra, en proceso de desintoxicación | |
El inicio de la etapa de Rucka en Elektra, en realidad comienza con una saga de tres números, que van sobre la venganza de una mujer contra los hombres que la violaron y Elektra como la asesina que los caza y se los deja a su disposición. Una buena saga, destrozada por el horrible dibujo de Austen, tan malo como sus guiones. Sin embargo, voy a concentrarme mucho más en el resto de los números, porque son como una especie de macrosaga que no tiene desperdicio. A partir del número 10 empieza lo bueno.
La historia comienza con Elektra intentando que le den un trabajo, porque resulta que lleva tiempo sin que nadie le pida uno y empieza a perder la paciencia. Rucka juega con ello, vemos a Elektra como una yonqui que necesita su ración de violencia cuanto antes, que no puede vivir sin ella y eso empieza a afectarle. Al final, cuando ha destrozado locales y atacado gente que no tenía nada que ver con el asunto, es capturada por aquel que estaba detrás de todo esto. Aquí vemos a un villano que no es tal, la complejidad del personaje salta a la vista, y es que el guionista muestra su buen hacer haciendo que estemos leyendo una serie cuya protagonista se convierte, de repente, en la villana del cómic. ¿Cómo es eso? Bueno, aparte de que Elektra es una asesina, nos encontramos ante la mujer que tiene la culpa de la muerte de la prometida del supuesto villano, el cual se llama Locke. La idea de éste, es sencilla, hacer que ella tenga remordimientos, que sepa lo que ha hecho y sea consciente de la clase de monstruo que es. Una vez hecho esto, es abandonada en medio de un desierto y que ella decida que hacer. Sin embargo, Locke no contaba con los miembros de su coalición, que también se la tienen jurada a Elektra y quieren matarla. Van al desierto y... digamos que lo intentan, solo dos salen ilesos. Después, la asesina se dirige a casa de Locke para pedirle explicaciones, cuando las oye... sorprendentemente, no ataca, simplemente dice que quiere una oportunidad, por la vida que ha llevado. Acto seguido, Rucka nos trae una nueva secundaria que tendrá mucho que decir, se trata de una antigua miembro de la Mano y la Casta, que responde al nombre de Drake. Esta mujer derrota con facilidad a Elektra en un duelo singular, quedando Elektra con el deseo de ser entrenada por ella. Drake, se niega. A partir de aquí, Elektra hará todo lo posible por ganarse su favor, por conseguir ser admitida. Cuando lo consigue, empieza el adiestramiento, que no resulta ser como ella pensaba, sino que consiste en quehaceres cotidianos, como limpiar un parque, dar de comer a los pobres, etc. Todo para hacer entender a Elektra que la vida es mucho más, como si la tratara de apartar de su adicción al asesinato. Cuando la alumna empieza a sentir que le toma el pelo, Drake le cuenta su pasado con la Casta y la Mano, un pasado tormentoso donde, por querer ganarse el aprecio de ambos grupos, llegó a matar a su hermano y a su padre, llegando a aficionarse a ello. Es entonces cuando Elektra se da cuenta de que en todo momento se estaba mirando a un espejo. Pero... mientras tanto, la Mano ha estado buscándola, y para ello han capturado a Locke (recordemos, el que quería que Elektra se diera cuenta de lo que es y hace) como rehen, para que la asesina vuelva a sus brazos. Sin embargo, Elektra no se encuentra para la labor y junto a Drake, combaten contra ellos en su propia casa. Drake resulta mortalmente herida y pierde la vida... entonces, Elektra piensa en vengarse. Vestida como si fuera de la casta (de blanco, con la seda que le dio Drake) va a por la Mano, que la espera con el rehen en sus manos, Elektra los vence a todos, hasta que llega al miembro que tiene al rehen, para matarle debe matarle a él también. El final... hace que todo lo anterior no haya servido para nada.
Un argumento realmente genial, que debería ser uno de los más importantes de la personaje protagonista, por todo lo que ha significado para ella, al menos por el momento, porque ha vuelto a lo de siempre (por culpa del nuevo guionista) y la redención no ha tenido repercusión alguna. Pero eso no quita el valor que tiene la etapa, siendo una de las mejores historias del personaje (aunque eso no es mucho decir, que digamos). Y es que se profundiza mucho en el personaje y además se crea a una secundaria que, puede llegar a tener tanto valor como el que tuvo Stick para Daredevil, solo si algún guionista posterior se anima a retomar esta etapa.
Los problemas que ha tenido son varios. Para empezar, el argumento no daba para tantos números (13 números de nada), está excesivamente estirado y seguir la trama mes a mes se hace aburrido por lo poco que se cuenta en un solo número. Yo, precisamente, he notado lo genial que es esta saga cuando he realizado una segunda lectura seguida, se lee en tan solo una hora sin problemas pero porque, aparte de ser parca en palabras, es realmente adictiva. Otro grave problema es el dibujante, un Paguyalan que pierde muchísimo a medida que pasan los números y que no ayuda nada a meterse en la historia. Con alguien como Chen (que se une con el nuevo guionista más tarde) se habría ganado mucho más, y eso que Chen tampoco es que sea un hot artist, precisamente. Y luego está el hecho de que los sustitutos sean inadecuados, con un Carlos Megliá que hace preguntarse quién ha tenido la genial idea (nótese el sarcasmo) de meter en una sola saga dos estilos tan distintos y dispares entre sí, que no pegan ni con cola, por tan bueno que sea (dentro de lo que cabe) el dibujo del autor de Cibersix. Bennet, por otra parte, hace dos números y resultan mejores que el resto, con una narración decente, una buena coreografía y una Elektra que recuerda irremediablemente a la de Miller. Seguro que con un dibujante mejor y realmente regular (algo muy difícil hoy en día) esta etapa deslumbraría mucho más.
¿Qué decir? Una buena etapa que se ha visto eclipsada por meros detalles. Recomendada una lectura seguida para mayor disfrute y conocimiento de la mísma.
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