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Cuando uno piensa en hacer una adaptación del cómic a la pantalla, hay pocos personajes tan difíciles de adaptar que “Punisher”. No porque uno no esté a la altura del personaje, sino porque es un personaje que ya ha sido adaptado infinidad de veces. El castigador no es un superhéroe, no es un detective. Es un vigilante. Y películas de vigilantes ya tenemos bastantes.
Frank Castle, un ex marine retirado cuya familia es asesinada por unos mafiosos cuando va de picnic. Hay algo más terrible, un shock más duro que pasar de la escena más bucólica a la más sórdida en unos segundos? Es el auténtico paradigma del pasado traumático. Y movido por ese trauma, Frank se convierte en Punisher, un asesino cruel y despiadado que se autoerige, juez, jurado y verdugo de los criminales.
¿Pero acaso el bueno de Charles Bronson no era igual en “Yo soy la justicia (Death Wish)”?
Con su familia muerta, su hija y su chacha violadas y asesinadas... más trauma que lleva a un buen policía a tomarse la justicia por su mano. Venganza justificada, una razón para poder matar cruelmente y seguir siendo el bueno de la película.
Y entonces, ¿qué distingue al Castigador de Bronson, Seagal o cualquier otro expendedor de refrescante justicia callejera?
Un peto con una calavera.
Es muy dificil conseguir convertir a Punisher en algo que llame tanto la atención como Iron Man, Spiderman o los X-men.
Y sin embargo, ya tenemos tres películas de Punisher y ninguna ha conseguido sacar algo en fresco de este clásico de Marvel.
La primera, la de Dolph Lungren, uno sabía que era del castigador porque había una escena en que salía He-man con una calavera y decía “the punisher”. Sin embargo no era del todo mala.
La siguiente, aprovechando el tirón de los últimos años de adaptaciones, intentó reinventar al Castigador. El resultado, olvidable (yo la he olvidado casi entera), el casting no era muy adecuado, el guión críptico, la acción insuficiente y finalmente, el burdo intento de adaptar una de las partes más divertidas del cómic, la etapa de Garth Ennis, un disparo de fogueo.
La nueva película del castigador tampoco ha sido muy afortunada. Parece que la muerte artística se esconde tras la calavera del protagonista. Y no es que la película no tuviera posibilidades. La elección del protagonista, Ray Stevnson, un conocido de los fans de la serie de la HBO “Roma” (Tito Pullo) como Punisher parece más que acertada, de todos los Castigadores, este es realmente el que más se acerca a la imagen del cómic. Grande, duro, tosco, cruel... Incluso se parece a las portadas de Tim Bradstreet de la etapa de Marvel Knights de Ennis.
El malo, Dominic West, un veterano actor que ultimamente ha destacado en otra serie de la HBO, “The Wire”, aporta todo su encanto para dar vida a Puzzle (Jigsaw), un villano de opereta rescatado de las páginas regulares del castigador.
La chica (que la hay) no es otra que Julie Benz, Darla la vampira en Buffy y Angel y más recientemente la abnegada novia del psicópata favorito de Miami, Dexter.
Finalmente, la aparición de Micro, el compañero entrañable del Castigador en su lucha contra el crimen en la figura de Wayne Knight, actor gordo por anotnomasia de muchas películas como Parque Jurásico (Dennis Nedri, el repelente informático traidor), JFK...
No es mal elenco para comenzar. Desgraciadamente, el resultado a sido más o menos el mismo que en otras ocasiones (quizá peor), la película no ha aportado ese punto especial que tiene el cómic.
Se ha intentando introducir el drama, con escaso éxito. Se ha intentado introducir más personajes de esa etapa dorada de Ennis, en este caso Soap, un detective pusilánime que era el punching ball de turno del guionista irlandes en el cómic, pero que en la pantalla queda reducido a un C3PO blandengue.
Y una trama sin fuerza, con demasiado elementos simultáneos que no permiten centrarse en lo que la gente espera de una película de Punisher. Es decir, violencia a mansalva.
Punisher War Zone comete casi el único pecado imperdonable de una película de sus características. Es lenta. No tiene suficiente acción. Hacen falta casquillos volando y no escenas sosas de peleas. Por ejemplo, cuando aparece una banda de camellos yamakasis, de estos que hacen parkur y saltan como monos uno piensa... ”ya está, estoy viendo una escena de Punisher intentando perseguirles por los tejados y con hostias y piruetas” un auténtico antagonista para una mula de carga como Frank, unos monos saltarines. Y no. Los despachan de un plumazo de la forma más tonta imaginable.
No se ha sabido exprimir el jugo que los actores y los medios permitían, se ha intentado crear drama y no ha funcionado, se ha intentado crear un antagonista “comiquero” y se ha conseguido un Joker de segunda fila en la figura de Jigsaw, que desvirtúa el intento de la directora de conseguir un Punisher más adulto.
Al final, se ha intentado hacer mucho y todo se ha quedado en una promesa vacía.
Y no podemos hacer más que lamentarnos por lo que se podría haber hecho.
Quizá Castle no valga para la gran pantalla, estoy seguro que una serie podría explotar mucho más el personaje y sus aventuras. Querer condensar todo lo bueno de los cómics lleva a no conseguir nada decente.
Una película que, debido a su estrepitoso fracaso ha esquivado las salas, ha pasado directamente al DVD. Recomendable para pasar un rato entretenido con los amigos y unas palomitas, echarse unas risas con Puzzle (realmente de lo más bizarro) y con lo surrealista de algunas escenas. Yo disfruté viendo al bueno de Pullo haciendo de Castle. Si hubiera tenido mejores líneas (o alguna), y un guión un poco más sólido, podría haber sido una película mucho mejor.
Eso si, estéticamente, la mejor adaptación del Castigador. El doblaje, de espanto.
A ver cuando se agarran los machos y adaptan un buen guión de Garth Ennis, sin pasar tijera, en el que Soap acabe sodomizado por un travelo, haya gore, sexo sucio y los personajes sean repugnantes de verdad. Asi si merece la pena adaptar a Punisher.
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