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Imaginad, siquiera por un momento, que los Guardianes de la Galaxia, en lugar de ofrecer el anillo de poder a los representantes más dignos y valientes de cada raza, pudieran fabricarlos en masa y repartirlos a cientos.
Que sus especialistas reclutadores, vistiendo sus preciosos trajes esmeralda, acudiesen a los planetas más empobrecidos de la galaxia en busca de jóvenes alienígenas sin empleo a los que embaucar para unirse a los Corps.
Imaginad que el gasto en anillos de los Guardianes representase un 43% del presupuesto global de todo el Universo en Defensa.
Que después de las Crisis en Tierras Infinitas y como venganza por el atentado contra el cuartel de los Guardianes en Oa, estos lanzasen sus tropas contra La Tierra, ya que el Psico-Pirata, un humano, ayudó al Antimonitor a concretar sus planes.
Que después de tomar el control de la tierra y poner al frente del planeta un Gobierno títere, atacasen con todas sus tropas el planeta Mongo y derrocasen al malvado emperador Ming, acusándole de preparar un nuevo ataque contra Oa. A pesar de que Rann envía inspectores para comprobar dichas alegaciones y no encuentra nada que las justifique, los Guardianes deciden atacar de todas formas y se hacen con el control del planeta utilizando la potencia de fuego incomparable de los anillos.
Imaginad que los ciudadanos de Mongo, hartos de ver cómo sus hijos son exterminados por los ataques a larga distancia de los "crueles" Green Lantern, comienzan a emboscarlos y a acabar con sus vidas en los caminos enarbolando afiladas y mortales lanzas de color amarillo. Muchos Lanterns mueren pensando que hacían un gran bien a la gente de Mongo. Las imágenes de sus ataúdes nunca aparecerán en las holo-visiones de los ciudadanos de Oa.
Incluso el Rey Halcón, Vultan, a pesar de haber sido enemigo jurado de Ming, lucha junto al príncipe Barin contra la infame ocupación y dirige a sus tropas contra el invasor.
Mientras, se descubre que los Guardianes han orquestado la invasión para conseguir grandes cantidades del mineral del que están fabricados los anillos, con el avieso fin de cerrar aún más su garra de acero sobre el cuello del Universo.
Asimismo, se descubre que el Antimonitor forma parte de la familia Harkonen, que ha estado financiando a las principales industrias del planeta Oa y a su régimen durante años. Tras el ataque a los cuarteles de los Guardianes, Guy Gardner escoltó personalmente a los principales diplomáticos Harkonen fuera del planeta, mientras otros refugiados se agolpaban en los espacio-puertos para tratar de escapar.
Entre tanto, nadie encuentra al Antimonitor, y los Guardianes aseguran que encontrarle ha dejado de ser "una prioridad".
Por otro lado, imaginad que los Guardianes no aciertan a resolver la guerra constante que sacude a Nuevo Génesis y Apokolips, que se ha cobrado la vida de miles de ciudadanos de ambos planetas. Los ejércitos de Nuevo Génesis encierran en campos de refugiados a sus enemigos y utilizan su férrea disciplina militar para acabar con la vida de los principales líderes de Apokolips.
Estos, incapaces de aceptar la situación, utilizan cajas madre para llegar a las principales urbes de Nuevo Génesis y volarse en pedazos con dispositivos anti-materia que siegan la vida de muchos ciudadanos inocentes cuyos familiares, con ansias de venganza, se alistan a miles en las implacables huestes de Orion, perpetuando el ciclo de violencia.
Pero los habitantes del planeta Oa no son tan pasivos e inocentes como cree todo el Universo. Hay quienes, aunque aman profundamente el ideal de Justicia en el que Oa basa sus principios, consideran también que la Justicia tiene un límite y que los Guardianes no sólo están practicando con ella fist-fucking, sino que ni siquiera se han molestado en utilizar vaselina. Obligados a renunciar a muchos de sus derechos, con su Gobierno arrogándose constantemente el poder de investigarles y de considerarlos culpables hasta que se demuestre lo contrario, algunos de ellos comienzan a descubrir que tienen una oportunidad para salvarse, y con ellos al mundo.
El planeta Oa es una democracia y celebra elecciones.
A pesar de que los Guardianes son considerados líderes fuertes, su política militarista ha causado estragos en la economía del planeta. Las grandes corporaciones especializadas en anillos y naves espaciales sufragan las campañas de los Guardianes. El desempleo crece, y con él aumenta la posibilidad de reclutar a nuevos jóvenes sin esperanza.
Pronto se celebrarán los comicios, y aunque la única alternativa al líder guerrero de los guardianes es un Green Lantern veterano sin demasiado carisma, muchos de los ciudadanos de Oa se disponen a votarle.
A ello ha contribuido un extraño personaje. Un Green Lantern cineasta aficionado a rodar películas de denuncia y enemigo de las grandes corporaciones y de su yugo sobre la población de Oa y del Universo. Y aunque tiene sus defectos y hay quien no aprecia su peculiar punto de vista, de su pluma y de su cámara podrían depender, finalmente, los destinos de todos los seres vivos.
Bendito seas, G’Nort...
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