Observó la copa, que levitaba frente a su rostro.
Un ligero movimiento de su mano, y se estrelló contra la cara del niño, que dormía profundamente en un rincón, alejado del calor de la chimenea que ardía.
- ¡¡Animal, despierta!! - atronó la voz, mientras el pequeño despertaba de golpe de su sueño.
Gimoteó quebrdamente, mirando al que era su padre, que le devolvió una mirada feroz, recordandole sus mayores temores.
- Ocho años contigo, maldita plaga... ¡¡Eres un peso muerto, un lastre!! No sé porqué naciste... nunca debí dejar que la meretriz de tu madre se acercara a mí... ¡¡No trajo más que problemas!!
Se puso en pie de un salto, arañando el butacón, y se acercó a las brasas. Dejó que el fuego lamiera su brazo, dejando al descubierto la marca.
- Aaahhh... - sonrió disfrutando del terror que esto infundía en el pequeño - te aseguro que tu vida no será un camino dulce... Es más, os dos SABEMOS que DEBES MORIR.. ésta será tu última noche... ¡¡sí!! - le miró de reojo, y susurró para sí mismo - el tema es, ¿cómo me deshago de él?...
- El que siembra, recibirá goria... Y el señor oscuro me cubrirá con ella... pequeño Snape.. - canturreó mirandole gélidamente...
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